Palabras desde otro mundo

22/06/2010

PCVerso VIII (De estrenos y viejos conocidos)

Filed under: — Javier Albizu @ 23:42

Había conseguido hacer funcionar a mi nuevo súper-monstruito, pero aquello no cambiaba nada. Lo seguía utilizándolo para lo mismo; como procesador de textos… pero tampoco es que escribiese demasiado.
Por suerte, en aquellos tiempos descubriría el Shareware, dando un vuelco considerable a las funciones para las que usaba la máquina (y la informática en general) También comenzarían a popularizarse las revistas de share y freeware. Publicaciones que (obviamente, tras comprarlas) te regalaban… algo por lo que no había que pagar. Claro, en una época en la que internet tal y como la conocemos se encontraba en un estado casi de gestación, y los oscuros y arcanos misterios de las BBS sólo se encontraban a disposición de unos pocos elegidos, era harto complicados de recopilar o conseguir aquel material por tu cuenta, así que hasta agradecías pagar por ello.

Mi curiosidad informática crecía, y resurgía mi nunca desaparecido gusto por el gore electrónico. Hasta entonces sólo había tenido cacharros con los que jugar de una manera, pero aquellos trastos despertaron en mí algo más. Igual era porque me encontraba vendidísimo para hacer cualquier cosa básica. Antes, era encender la máquina y ¡ZAS! ¡MAGIA! Se encendía y funcionaba, punto. Ahora no. Ahora se podía jorobar la disquetera, el disco duro (que no, no eran lo que yo había creído hasta entonces) u otro montón de palabrería técnica que me sonaba a algo a medio camino entre el albano-kosovar y el soajili cerrado. Y lo peor era que aquello me molaba. Me sentía contento cada vez que pinchaba una tarjeta y conseguía que funcionase. Cada vez que copiaba una linea del autoexec y sabía (más o menos) lo que me decía y para que servía. Aquello prometía.
Así que me compré una torre enorme para trasplantar a mi pequeñin y poder enredar en sus tripas a gusto. La cosa no parecía complicada: Marcar cables, soltarlos, quitar la placa de una caja y conectarla en la otra. Chupado incluso para un bárbaro como yo. Con lo que no contaba era con que las conexiones de los buses en aquellos tiempo no eran lo que se dice “precisas”. Tras el trasplante, el condenado no sólo no quiso encenderse sino que metía un pitido que no presagiaba nada bueno. Mi escasa autoconfianza y raquítico ego se hundieron hasta simas nunca antes horadadas; me había cargado un cacharro que no iba a ser fácil (ni, sobre todo, barato) de reemplazar. Tendría que haber prestado más atención en el curso de destrucción y reconstrucción de horrores tecnológicos.

Por suerte no me lo había cargado, y el amigo Z logró hacer que aquello volviese a mover bits por su interior. Eso sí, tardaría unos añitos en atreverme a revolver entre las tripas de un ordenador (más allá de para instalarle una tarjeta de sonido).

Tras el susto, el pavor y todo lo demás, decidí que tocaba estudiar medio en serio sobre aquello, pero no tenía ni idea de donde. Tampoco estaba tan emocionado como para ponerme a estudiar otro ftp, así que empecé a buscarme la vida por mi cuenta. A falta de internet (y wikipedia) que echarme a la boca, me apunte a un curso Ceac de Basic, que no tenía nada que ver con lo que yo quería, pero era lo que había (y el comercial se empeñaba en que era imprescindible antes de meterme en cosas más serias)
Ese curso aún sigue por mi casa (se vino conmigo en la mudanza) y… estoy convencido de que algún día lo haré (hey, es casi todo programación para ordenadores de ocho bits, y eso mola bastante más que Visual Studios, Javas, Punto nets o Pythons)

Mientras me (ejem) mentalizaba para empezar a estudiar “en serio”, en una de las revistas de shareware encontraría las herramientas que han guiado mis pasos informáticos hacia la senda que aún transita: La emulación. Mucho cachi procesador, triangulitos que se mueven a la vez y teras de información, pero con lo que mejor me lo paso es con la informática viejuna.

Por un lado tenía un emulador de algo moderno… el entorno gráfico del OS2Warp de IBM. Lo más curioso del asunto era que Windows iba mejor y tenía más posibilidades con ese emulador que sin él (lo no hacía sino engrandecer las leyendas sobre la generosidad de los señores de Microsoft para con la competencia)
Por el lado encontraría los primeros emuladores de ordenadores de ocho bits (Commodore y Spectrum) lamentablemente, aún no había a disposición del gran público en general una librería de juegos con los que poder darle uso (aparte de que aquellas versiones sólo funcionaban diez minutos si no comprabas la versión completa)
Era ver la pantallita azul del Commodore y ponérseme un sonrisa tonta en la cara (y la cara de tonto me dura hasta hoy)

Así, con esta expresión de lerdo y la lagrimita a punto de caer, me despido por hoy… Creo que voy a echar una partidita al Traz antes de ir a dormir.

16/06/2010

Talislanta I

Filed under: — Javier Albizu @ 17:53

vTalislanta.
¿Que se puede decir de Talislanta (en la lengua de Cervantes) que no se haya dicho ya?
Pues… mucho me temo que casi todo.
Y es una lástima, porque es un gran juego con montones de material muy bueno e ideas muy interesantes.
No es tan rompedor como pudieran ser en su momento Tékumel o Glorantha. Más allá de su “obsesión” con que no haya elfos (su eslogan de toda la vida) tenemos un amplio abanico de razas con las que podemos jugar (algunas similares estéticamente a los anteriormente citados elfos o el resto de razas de la fantasía convencional, pero siempre tratando de hacerlas culturalmente únicas) entre las que no se ha tratado de crear un “equilibrio jugable”. Las hay muy bestias, y son bestias. Punto. No hay desventajas por que sí, para que no se abuse. El mundo es como es, salvaje y despiadado. Brutal, podríamos decir. Las criaturas que lo pueblan no son lo que se dice amables o amistosas. Son bonitas, sí, pero bonito como puede ser el diseño del álien o el depredador cinematográficos.
Talislanta es Burroughs se toma unas copas con Zelazni, Vance, Lovecraft y Moorkcock mientras se leen unos tebeos de la DC clásica (el mismo Stephan Michael Sechi, menciona estos referentes junto a otros tantos que no he leído entre los que se encuentran gente como Erodoto o Borges. A ver cuando corrijo estos defectos de formación)

Al contrario que Gygax o Stafford, Sechi no tenía aquel mundo dando vueltas por su cabeza antes de que el rol fuese rol (estaba muy ocupado tocando con su banda), sino que su afición a esto comenzaría tras una partida al D&D clásico en la que le metió su hermano pequeño. Después de eso, ya sabéis. Montó con unos amigos su propia editorial (Bard Games, con una inversión inicial de seiscientos dolares por cabeza) publicaría su primer juego (La trilogía de Atlantis)
Tras unos problemas con sus compañeros, vendería su parte de la impresa a uno de ellos, guardaría el dinero en el banco, y durante los tres meses siguientes se dedicaría a escribir los tres primeros libros de Talislanta. Más adelante, su ex-compañero decidiría que ya no le apetecía dirigir más la empresa, y le vendió de nuevo su parte.
Así la primera edición del juego acabaría viendo la luz en enero del ochenta y siete. Empezando con The Talislantan Handbook, un libreto de ochenta y ocho páginas entre las que podíamos encontrar desde lo típico: El reglamento, hechizos, habilidades, equipo, glosario de términos, etc hasta cosas no tan habituales: Datos de clima, calendario de fechas señaladas en el mundo, escritura (bueno, en realidad unas runas con su equivalencia con nuestro alfabeto) y, lo que me atrajo desde un principio del libreto: Las ilustraciones de las distintas razas.
En la parte central del libro te encuentras con cuatro páginas cada una con doce ilustraciones de distintos arquetipos con su correspondiente nombre a la espera de que tu dedo dijese: Mi personaje va a ser uno de estos.
En mi caso (y ya con la segunda edición, en el que las páginas con dibujines de arquetipos habían subido hasta siete) mi primera elección sería un Guerreto místico mandalano (Mandalan mystic Warrior) Os preguntaréis ¿a que se debió aquella elección? ¿Al exotismo del nombre? ¿Al misticismo que destila? Pues no, lo elegí porque el bicho del dibujo parecía un ninja, y yo me encontraba en esa edad en la que todo lo que sonase, pareciese o recordase a un ninja, molaba (¿a quién pretendo engañar? Aún sigo en esa fase)
Luego resulto que estos tipos eran pacifistas y tal, pero bueno, aunque sólo llegué a jugar una partida con él y recibió palos por todos lados, aprendí a quererlo tal y como era.
Bueno, cerramos la batallita y continuamos con lo que estábamos.
En febrero del mismo año saldría The chronicles of Talislanta, ciento veinte páginas en las que Tamerlin (el tipo con un nombre no demasiado original, pero se lo perdonaremos) nos hablaba sobre el mundo y sus habitantes.
Después de este vendrían A naturalist’s guide of Talislanta en septiembre y Talislanta sorcerer’s guide en junio del año siguiente (para los que no sepan de lenguas, bestiario – ¿botanicario? Y hechizos, encantamientos, objetos mágicos, bichos extra dimensionales, profesiones nuevas y demás)
También trataría de sacar un cómic ambientado en su mundo, pero la editorial que quería sacarlo se iría a pique tres meses antes de que los tebeos llegasen a ver la luz.

Portada de la segunda edición.Un mes después, saldría a la venta el primer volumen de The cyclopedia Talislanta, que era… lo que su mismo nombre indica, el primer suplemento de la segunda hornada, tras el que el amigo Stephan se tomaría un descansito tras el palizón.
El año siguiente y con fuerzas renovadas, se lanzaría a sacar la segunda edición del juego: Talislanta handbook and campaign guide, donde pulía alguna regla y hacía un resumen del material publicado los suplementos de la primera edición y se puso las manos de escribir para sacar los siguientes tomos de la Cyclopedia Talislanta:
The Cyclopedia Talislanta II: The Seven Kingdoms
The Cyclopedia Talislanta III: The Wilderlands of Zaran
The Cyclopedia Talislanta IV: The Western Lands
The Cyclopedia Talislanta V: The Eastern Lands

The Cyclopedia Talislanta VI: The Desert Kingdoms

E incluso se atrevió a sacar una linea de miniaturas junto con Lance & Laser (los mismos que sacaron el dos mil dos figuritas de Glorantha)

Al año siguiente sacaría el último libro publicado por Bard Games: Talislanta Worldbook, una reedición – ampliación – revisión del viejo Chronicles y la primera Cyclopedia.

Habría que esperar dos años para una nueva edición del juego, esta vez publicada bajo licencia por Wizard of the coast (antes de caer ante el lado oscuro del Magic)
The Talislanta Guidebook sería el primer libro. Más de trescientas páginas en las que se volvía a resumir lo anteriormente publicado, pero avanzando veinte años en la línea temporal del mundo.
Wizards tambien publicaría otros tres suplementos: Talislanta Geographica, Thystram’s collectanea y The archaen codex (mapa, bestiario y tocho de magia) y cuatro aventuras: Saristra, Sub-men rising, Quantrigue y The scent of the beast. Como premio también sacarían una colección de relatos cortos: Tales of Talislanta.

Se dice, se comenta, se rumorea, que llegaron a un acuerdo con Steve Jackson Games para que se publicase un GURPS Talislanta. Buscando por ahí he encontrado que hasta le sacaron el ISBN (y hay tiendas que lo ofrecen, siempre fuera de stock) pero, lamentablemente, lo cierto es que no llegó a publicarse (aunque circulan leyendas sobre copias de playtesting pululando por la nube)
Pero para mi eterna condena, Magic consumió toda la maquinaria editorial de Wizard, provocando su abandono de la causa rolera.
También sacaría el señor Sechi por su cuenta tres compilaciones musicales: Music from Talislanta I y II, y Wizard Hunter CD. Música instrumental que había compuesto para dar ambiente en las partidas. Todito compuesto e interpretado por él (que para algo es también músico)

Portada de Talislanta WorldbookHabría que esperar otros cinco años, para celebrar el décimo aniversario de la primera edición, para empezar a escuchar rumores de una nueva publicación de Talislanta. Diez años, y aún no hay elfos, rezaba la promo. Pharos Press se hizo con la licencia, pero al final no sacaría nada más allá de un PDF con la promo (y la frasecita) antes de que diferencias creativas llevasen a paseo el proyecto. Desde Talislanta.com están tratando de hacerse con alguna de las pruebas de impresión de esa edición para escanearlas y compartirlas, así que si alguno de vosotros sabe algo de ellas, ya estáis tardando en mandárselas.

Pero no acaba aquí nuestra historia. En dos mil uno, Shooting Iron se haría con los derechos para sacar la edición definitiva. Un tochal de quinientas dos páginas con todo lo necesario para arbitrar en este mundo… lo único que no metieron fue una aventura introductoria (pero es que tenían que parar de meter páginas en algún momento)
Pese al cariño que le tengo a la segunda edición (que fue la primera… y única a la que he jugado) debo coincidir con su autor en que esta mola más (aunque puede llegar a ser un poco incómoda, es impresionante como pocos libros)

Servidos y fipados con esa edición, hubo que esperar hasta dos mil cinco para una nueva edición, esta vez adaptada al sistema D20 (¡horror!, vale, que sí, que el sistema original también se basaba en ese dado, pero no era plan) por parte de Morrigan Press. Esta gente también sacaría otros siete suplementos:
Talislanta Menagerie (Bestiario, y van…) Codex Magicus (esto… cielos, más magia) Midnight Realm, People & Places: Djaffa y The Northern Reaches (suplementos regionales) The Weight of Water (una campaña larga) para terminar con una par de curiosidades: Un suplemento de veinticinco páginas, Riding The Sky: A Guide to Windships y Talislanta Cardstock Minis trece páginas con imágenes recortables de los diversos arquetipos del juego. Ambos serían publicados exclusivamente en PDF. Todos estos suplementos serían compatibles tanto con el sistema clásico como con el D20.

También reeditarían ese mismo año (para la quinta edición que estaban preparando) una versión actualizada de The Chronicles of Talislanta
y Hotan’s History Of The World
la guía (ejem) “definitiva” de la historia del mundo.
Y para abrir boca antes de lanzarse a la quinta edición, lanzarían The Darkness. Mientras estaban escribiendo el suplemento Midnight Realm, se emocionaron tanto ante las posibilidades de la región, que terminaron creando una “escisión” del suplemento para darle entidad propia como juego independiente basado en su Omni system.

Finalmente, en dos mil siete, saldría la quinta edición (esta vez olvidándose del D20… del sistema, no del dado) para el que sólo han salido tres libretos: A Player’s Guide to Talislanta, A Gamemaster’s Guide to Talislanta y The Menagerie.

Yyyyyyyyy, creo que eso es todo amigos, al menos por el momento (que tampoco es poco) pero os acomodéis todavía, que el amigo Stephan anda a la búsqueda de ese tebeo que no llegó a publicarse, de sacar algún libro de ilustraciones con los dibujos de Patricia Breeding Black (que yo me compraría sin dudar) y tentando por ahí a la gente para ver si alguien se anima a sacar un MMORPG ambientado en su pequeñín.
Mientras tanto os podéis pasar por Talislanta.com, donde se puede descargar todo el material que han conseguido escanear, ya que su autor ha liberado ese material.

¿A que estáis esperando?

09/06/2010

Macroverso XV

Filed under: — Javier Albizu @ 23:31

Día: Estooo…
Hora: ¿Qué queréis que os diga? Más o menos entre esta y la otra.
Lugar: No. Ahí, no. En otro lado tampoco.

– ¿Hola?

– Sé que estás ahí.

– ¿Vas a seguir jugando a esto durante mucho rato?
– Perdona, que no sabía como empezar.
– Pues como de costumbre, con el culo.
– Gracias, eres un amor.
– Déjate de gaitas, que te estas luciendo con la entradilla (en tu mejor tradición)
– Algún día de estos tengo que ponerme a analizar por qué me hago estas cosas.
РBla, bla, bla, a̼n no has empezado.
– Que sí, que sí, que me des un minuto para acabar de centrar un poco el asunto.
– Puedes darle todas las vueltas que quieras, pero el tema esta claro: Tu protagonista ha decidido pasar de ti.
– Hombre, yo no lo diría así. El enfoque es un tanto simplista.
– Pues yo lo veo cristalino. Sea como sea, toca improvisar.
– ¿De verdad crees eso?
– Creo lo que tú quieres que crea. Ya sabes… tú escribes, y yo… esto… eso, lo que sea.
– Venga, a ver si hacemos que esto avance un poco. Vamos a empezar con una recapitulación.
– ¿Como esos capítulos que son un copia – pega de los anteriores? ¿Que vas a hacer, poner aquí parrafitos de las anteriores entradas para ir ganando tiempo?
– Que no. Lo que pasa es que esto lo comencé hace ya un tiempecito y…
– Si no se acuerdan, que lo lean, que para eso está por ahí colgado. Nos hemos levantado vagos, ¿Eh?
– A ver, es que es un poco complicado de explicar…
– Que no. Que te cebaste mucho puteando a tu álter ego y no te ha quedado más remedio que hacer que reaccione de una manera coherente y pase de ti.
– ¿Eso es lo que crees?
– ¡Y dale!. Que no vuelvas por ahí, que vamos a acabar en un bucle infinito.
– Vale Entonces igual lo mejor es soltarlo directamente en plan monologo.
– No esperes que te diga que sí a nada. Tú mejor que nadie sabes cual es mi papel en esta historia.
– Por supuesto que lo sé. De no ser así ya te habría dado pasaporte hace tiempo.
– ¿Debo sentirme halagado?
– Tampoco es para tanto. Esto no deja de ser una historia sencillita, pero bueno, no dejas de ser el prota de esta parte.
– Hala, venga, toma huida hacia adelante… Que no cuela. Que esto va sólo de Javis.
– ¿Y que te cre..? Joder, cuesta no tomar el caminito de marras. Vamos a decirlo despacito y vocalizando bien para que ni siquiera a ti te cueste entenderlo: Tú también eres otro Javi.
– A ver, me has llamado Sarcástico y Mike, pero de Javi nada de nada. El prota siempre ha sido “el otro”.
– Eso es lo que podía parecer, pero tú siempre has tenido más dialogo que él. Tú eras el que daba “vidilla” a esta parte de la historia y no el sosito de Javi. Sin tu parte, el microverso habría sido un muermazo. En definitiva: Sin ti, escribir esto habría sido un coñazo.
– Eres único echándote flores.
– ¡Que este Javi no soy yo! (y el otro tampoco)
– No. Si yo te creo.
– Da igual. El tema es que ha llegado el momento en el que te toca saltar a primera línea.
– No me jodas. A mi lo que me mola el papel de listillo. Ya sabes, lo de saber más que los demás, vacilarles y saber que siempre llevas las de ganas en una discusión. Lo de pringado a putear como que no me motiva demasiado.
– Uno: No puedes elegir y Dos: Tampoco creas que vas a cambiar mucho. Para personajes a traumatizar tengo muchos dispersos por ahí.
– Promesas, promesas. A ver en que fregado me metes.
– Nada, nada. Una un poco de lobotomía selectiva, un poco de ingeniería de personalidad y todo solucionado.
– Y que los demás que miren hacia otro lado y finjan que no soy quien soy.
– Podría ponerme puntilloso y justificarlo, pero tampoco es que haya que disimular mucho. Al fin y al cabo nunca has existido en el universo al que te mando.
– Y con todo esto te ahorras también el encontrar un método “realista” con el que Javi pudiese llegar hasta allí.

Javi comenzó a caminar hacia el portal. Todo lo que había pasado en los últimos días no dejaba de parecerle ciertamente increíble, pero aquello ya no importaba. Las dudas, fauna de la que se había visto rodeado, el tipo misterioso de sus sueños y las voces en su cabeza habían cumplido su misión. Tenía miedo pero, tragando saliva dio los últimos pasos. Al otro lado del umbral había un mundo distinto y desconocido, pero era donde estaba Ella.
– Que sí, cansino, que ya lo saben. ¿Puedo cruzar de una vez?
Se sintió extraño al cruzar, como si su cuerpo cambiase… pero manteniéndose igual en la esencia.
– ¡Pero si nunca nos has descrito a ninguno! ¿Para que dices nada de cambiar de aspecto si sigues sin intención de decir que pinta tenemos?
Se quedó sobrecogido, sin habla.
– …
– He dicho que te quedaste sin habla.
Recordaba haber estado ahí antes en sueños, pero contemplarlo con sus propios ojos lo convertía en una experiencia nueva y sobrecogedora. Tras unos minutos de reflexión y adaptación (y espantar a los tipos que se le quedaban mirando) se dirigió hacia las personificaciones de los arquetipos que le debían ayudar en su búsqueda. Aquellos dos no tenían muy buena pinta.
Tipo duro parecía una momia y se le veía destrozado, pero aún así impresionaba (o igual por que se mantenía en pie pese a eso)
Por su parte, tipo listo estaba también destrozado. Abrir el portal en un mundo en el que aquello era imposible (bueno, si lo había logrado, imposible, lo que se dice imposible tampoco debía ser, pero sí muy chungo) le había arrebatado hasta la última brizna de su esencia y estaba arrugado y escuálido. Como si se fuese a partir por la mitad en cuanto empezase a soplar un poco de viento.

– Hurra por el séptimo de caballería – pensó para sus adentros – Menos mal que te ibas a cortar un poco con el nivel de puteo.

No tenía ni idea de como lograría volver a casa, pero no importaba. Tenía la sensación de que ya no había vuelta hacia atrás posible pero, para su sorpresa, lo más extraño era que no le importaba demasiado.

04/06/2010

PCVerso VII (Ventana sobre ventana)

Filed under: — Javier Albizu @ 00:19

Pues sí, tras la larga espera, por fin estaban entre nosotros: Ventanitas de colores. No era la primera vez que Microsoft intentaba colarlas, pero las anteriores versiones no es que fueran malas, sino que eran más inestables que un demonio mal invocado en el Warhammer.
Pero bueno, como se suele decir, a la tercera parecía que era la vencida (más o menos, porque la primera versión que corrió como la pólvora, al menos por mi entorno, fue la tres punto uno)
Las malas lenguas hablaban de “copia”, “plagio” y “robo” (no, de taquiones no hablaba aún nadie, el advenimiento de ROB se había producido, pero aún no se había terminado de asimilar toda su Genialidad en toda su magnificencia) pero sólo hablaba la envidia. Que las teclas rápidas fuesen las mismas que las del MacOS no era casualidad, nada tenían que ver el azar o la mala praxis. El señor Gates, en su magnanimidad se había apiadado de los pobres usuarios de Mac y les había permitido hacer las cosas de la misma manera, así no perdían tiempo aprendiendo el nuevo sistema (más adelante les daría una “Tecla Windows” en homenaje a la “Tecla Manzanita” para hacerles aún más sencilla la adaptación)
Aquel Windows primigenio cabía en ¡cuatro disketes! (más los tres que eran necesarios para instalar el MsDOS, que sin él no podíamos hacer nada) y podía hacer cosas increíbles. Podías instalar de manera gráfica y sencilla cualquier dispositivo, ya fuese un CD o una tarjeta de sonido (claro está, sí antes las habías configurado en los archivos de configuración de DOS)
Seguías sin poder cargar las cosas adecuadamente en memoria ¿Quién necesita más de seiscientos cuarenta Ks de RAM de base? Podías arrancar los juegos haciendo doble click desde tu administrador de archivos (otra cosa es que funcionasen)
Pero bueno, no todo eran innovaciones imprescindibles y alucinantes. También había pequeñas concesiones, inútiles para los usuarios de PC de toda la vida, pero utilizadas por los caprichosos usuarios de Mac como el porta papeles para copiar texto entre aplicaciones o (paparruchas) programas creados para el entorno gráfico. Eso no eran cosas para hombres, sino para vagos que lo querían todo mascadito. Para nenazas (… como yo) Los hombres de verdad usaban linea de comandos y, los superhombres Unix. Linux empezaba por aquellos tiempos, pero yo aún estaba lejos de que ni siquiera me sonase el nombre.

Así pasaría del Word Perfect al Word (a secas, que no sería “perfect” pero era mucho más cómodo) del Musicator para Dos al Pro 4 (un diskete), Encore (dos) y Finale (tres disketes. Entonces si que tenían que currárselo para hacer los programas) al Cubase y el Logic aún les quedaba tiempo para aparecer para PC). Aparte de eso programas también usaba… también usaba… vaya, parece que no usaba ningún otro programa (y no os creáis que a los que he mencionado les daba mucho uso). Por lo demás, tampoco es que jugase demasiado al PC. La MegaDrive aún seguía por casa, pero estaba en la habitación de uno de mis hermanos y había caído un poco en desuso, así que mi única vía de escape jugón era la Game Gear (y el rol tradicional, que casi había copado mi tiempo de recreo y esparcimiento)

Mientras hacía la PSS y, gracias al una versión primitiva del spam que consistía en mandar faxes de publicidad de cualquier cosa a todo cristo, llegaría hasta la tienda publicidad de una gente de Madrid que vendía ordenadores a unos precios de los más razonables. Así que me animé a hacerme con uno (y logré convencer a mis dos hermanos para que me echasen una mano para pagarlo).
Así me haría con mi primer ordenador (pagado con mi dinero): Un fantabuloso 486 DX2 66 con un monitor SVGA de catorce pulgadas y ocho megas de Ram y doscientos diez de disco duro.

La cosa prometía, aunque empezó con un pequeño problemilla: Sólo venía con un diskete y este diskete traía sólo el command.com (de algún lado tenían que rascar ese precio) En aquel momento me sentí de nuevo como aquel lejano día con el primer Commodore, esperando a que… no sé, que hiciese algo, lo que fuese.
Pero bueno, esta vez ya tenía un poco más de callo y logré hacerme con una copia de los disketes de instalación del MsDOS 6.20 y del Windows 3.1 (ya que con el ordenador que había comprado la tienda no venían los discos para reinstalar el sistema) y liándome la manta a la cabeza me curre la instalación completa desde cero (previa brasa a los colegas “ilustrados” sobre cosas como un fdisk y demás)

Aún me quedaban algunos miedos electrónicos por superar, pero aquel fue un gran paso para mi. Pero eso os lo iré contando otro día.