Larga vida al Frikcionario
Decir que el Frikcionario estaba vivo serÃa, aparte de un eufemismo, una estupidez y una mentira de las que es harto difÃcil que cuele (¡Como un huevo Kinder, tres en uno!)
¿Que, qué es (ha sido, fue y/o/u será) el Frikcionario?
Pues fue mi intentona (fallida) de hacer un blog tematico sobre mis aficiones.
El frikcionario nació hace ya tres años pero, como si se hubiese quedado atrapado en alguno de esos caos cronales chungos de Morrison (Jim no, Grant) nunca llegó a crecer o prosperar.
Éste blog que leéis ahora ha tenido muchas razones de ser a lo largo del tiempo. Primero fue una tonterÃa para dar un poco de movimiento a la página de un amigo. Luego una manera de forzarme a escribir y tener una cierta regularidad (y sin comer cosas con fibra) Después de esto, vino el momento “catártico†en el que me dedicaba a decir a mis amigos las cosas que no suelo expresar de manera verbal.
Fue entonces cuando decidà crear el Frikcionario, ya que, hablar por aquà de mi vertiente lúdica me pareció que era como “traicionar†el espÃritu que tenÃa el blog (al menos en aquel momento)
Coincidió que en aquella época encontré y comencé a leer con asiduidad varios blogs sobre comics como: Un Tebeo con otro nombre, El blog de ADLO, el desaparecido Heroe.com o El Blog de Jotace) (No, Viruete no. A ese ya lo conocia de mucho antes gracias a la 2D10 y, además, tampoco es «de cómics») y me entró la envidia del colegueo que se veÃa entre ellos y en los comentarios.
Aceptémoslo. Me encanta Pamplona, pero en lo relativo a mis aficiones no hay, lo que se dice, una oferta diversa.
La gente más afÃn a mi vertiente retro (ya sea en lo relativo a la informática, los tebeos, las series o los juegos de rol) ha ido emigrando a otras ciudades y los que se han quedado aquà no comparten esa faceta mÃa.
Asà que decidà dejar este blog para “los de aquÆ(que, al fin y al cabo, los únicos que lo leÃan pertenecÃan a ese grupo), y crear uno nuevo para los que pudiesen surgir “por allÃâ€
Y la cosa comenzó bien. Al principio hubo un poco de regularidad (durante casi un par de meses). Mientras me limitaba a dar opiniones sobre esas pequeñas joyas que me encantaron (y encantan) y parece que nadie más parecÃa haberse enterado de su existencia, la cosa se mantuvo con una moderada estabilidad.
Si iba tan bien la cosa ¿Qué falló?
Puesss… estooo… mmmmm ¡Un mapache tecnofago gigante de la quincuagesimotercera dimensión se comió mi ordenador!
¿Cuela?
¿No?
Vale. Ya lo suponÃa.
¿Pues que creéis que iba a fallar?
Pues yo, almas de cántaro. Yo.
Vale, reformularemos la pregunta ¿Porque falló la cosa?
El problema vino cuando quise hacer un poco más que sólo eso. Algo más que limitarme a dar mi opinión y comencé a buscar documentación.
Pero claro, la interné es asÃn y basta que quieras buscar información de algo o alguien para que no encuentres nada, o para que lo poco que encuentres sea contradictorio lo uno con lo otro. Asà que me dedicaba a perder el tiempo buscando información, pero sin saber si esta era correcta. Asà que buscaba más.
Tampoco querÃa dedicarme a copiar o reciclar información de la wikipedia, o a tratar temas de la misma manera que los habÃan tratado en otro lugar. Aparte de todo esto, tampoco me terminaba de sentir cómodo hablando de cosas que no conocÃa en primera persona, sino que tenia que dedicarme a escribir sobre lo que alguien habÃa oÃdo, creÃdo o leÃdo sobre el asunto que estuviese escribiendo.
Por otro lado, habÃa temas sobre los que no escribÃa aquÃ, porque eran más adecuados para el Frikcionario, pero tampoco escribÃa ahà sobre ellos, porque tampoco sabÃa si era el lugar mas adecuado. Por esto llegue a plantearme la posibilidad de crear un tercer blog, pero sabÃa que, con toda seguridad, también acabarÃa igual de abandonado, asà que me dedicaba a no escribir también sobre esos temas.
Asà que el Frikcionario iba languideciendo lentamente mientras decidÃa sobre que narices escribir o hacer en él.
Y el tiempo pasaba y todo cambiaba: Mi vida, mi trabajo el blog (bueno, mis aficiones no). Vamos (casi todo) yo en mi conjunto.
Bien, pues ésta es la razón por la que estamos aquà hoy (estemos quienes estemos)
Definitivamente, declaro como oficialmente muerto al Frikcionario. Larga vida al difunto (Lo sé, no tiene sentido, pero es lo que se suele decir en estas ocasiones, ¿no?)
¿Habéis derramado la lagrimita?
Supongo que no, pero bueno, por preguntar tampoco se pierde nada.
Pero el Frikcionario no ha muerto de verdad.
Ahora es cuando vosotros decÃs (venga, pofavó, decilo):
¡¿COMO?! ¡¿Y PARA ESO NOS CAUSAS TANTO DOLOR Y SUFRIMIENTO?!
¡ERES UNA CRIATURA CRUEL QUE DISFRUTA JUGANDO CON LOS SENTIMIENTOS DE LOS DEMAS. QUE SE RECREA Y REGODEA DESTRUYENDO NUESTRAS ILUSIONES!
¿No decÃs nada?
Bueno, al menos tenÃa que intentarlo.
Lo que os iba diciendo.
El Frikcionario como blog ha muerto. Tenerlo ahà comiendo polvo virtual me parece un tanto chorra, asà que he optado por ponerlo como una categorÃa más de éste.
Hace una semana importe las entradas que habÃa escrito en él (pero nadie se ha dado cuenta, malditos desagradecidos) pero no podré los comentarios, ya que no se hicieron en este blog, y morirán con él (pero los textos son mÃos y me los quedo)
En breve (no se si será una semana o un siglo) comenzaré también a hablar sobre algún temilla más (Linux, algún truquillo de vindous, cacharros que he ido encontrado por ahà y cosas por el estilo) e iré creando más categorÃas para aglutinarlas.
Por que, como os iba comentando antes, las razones por las que va avanzando este blog van cambiando conmigo, al igual que van surgiendo y desapareciendo sus lectores. Al fin y al cabo, todo esto forma parte del “mundo†que soy yo y desde el que os hablo (y si me quiero ahorrar una pasta en psiquiatras para que traten mi esquizofrenia, mejor dejo de fraccionarme en la red)
Y dentro de nada, a ver si le cambio el aspecto al garito éste, que ya me vale.