Daegon III
Retomamos el tema de Daegon (no por nada especial, sino porque me apetece. No se, quizás tenga algo que ver que este sábado voy a arbitrar).
Lo habÃamos dejado en el momento en el que decidà tomármelo un poco en serio.
Pues bien. Daegon como tal, no era nada, ni siquiera tenÃa nombre. MentirÃa si dijese que lo surgió de mi cabeza en aquel momento, es lo que ha llegado a ser con el paso del tiempo, pero si que fue el punto de partida definitivo.
A aquel mundo le faltaba algo. Le faltaba personalidad. Ni siquiera yo sabÃa como era, ni como querÃa que fuese. Asà que me pregunté: ¿Qué es lo que me gusta de los mundos en los que he jugado, y me gustan?. Traté de analizar que era lo que los hacÃa diferentes a resto de mundos fantástico-clónicos que, de no ser por los nombres, no sabrÃa diferenciar.
De Warhammer, me gustaba su decadencia, su “suciedad medieval†y su fatalismo (esa sensación que tenia a leer sobre él, que me hacÃa pensar en un mundo condenado). También me encantaban las intrigas polÃticas que solÃa meter Roberto en sus campañas.
De Shadow World, en encantaba su cronologÃa (que a parte de contarme eventos históricos, me daba indicios de una trama que se iba desarrollando a lo largo de los milenios, y de los personajes que participaban en ella). Me encantaba su diversidad de culturas humanas, y la escasa (o nula) divinidad de sus deidades. Me encantaban su infinidad planos y sus demonios.
De Jorune me encantaba su originalidad, desde su planteamiento base, hasta las razas alienÃgenas. Me encantaba su “argotâ€, las palabras para definir desde nuevos tÃtulos nobiliares, a los elementos únicos de aquel planeta. Me encantaban sus restos de tecnologÃa. Me encantaban los Skyrealms y los Shanta, el Isho y las Dishas. Y sobre todo, me encantaban las ilustraciones de Miles Teves, que me hacÃan “creer†que aquel mundo “existÃaâ€.
De Glorantha me encantaban sus dioses y su metafÃsica. Que explicara el funcionamientos de los mecanismos astrales. Sus idas de olla filosóficas.
Asà que me propuse hacer algo que aunara todas estos elementos, pero que fuera diferente a ellos. Ahora solo me faltaba saber por donde empezar. Y tras mucho pensar, decidà empezar por el principio. El origen de todo.
Pensé en todo lo que habÃa sacado en las campañas, y en darle un sentido a cada una de las razas, una razón para su existencia, unos padres y unos ancestros. Los primeros de cada raza. Cambie de idea con respecto a lo de los dioses, y decidà que cada panteón fueran deidades independientes. Pensé en una gran trama que se extendiera desde el principio, hasta el fin de los tiempos. Pensé en como serÃan la vida y la muerte en aquel multiverso. Donde iban las almas al morir, que eran los sueños (¿soñaban los dioses?). Pensé sobre el destino, en su significado y su funcionamiento. Entonces lo escribà (pero no todo, y no todo tal y como era). Me puse una pequeña “cláusula de escapeâ€. Aquello no lo habÃa escrito yo. Todos los textos que escribÃa, eran textos que existÃan en aquel mundo. Textos escritos desde el punto de vista de alguien que existÃa allÃ. Vamos textos parciales e inexactos, escritos por gente que no conocÃa toda la verdad. Eso me darÃa luego la posibilidad de que los jugadores descubrieran la verdad en las partidas, o de cambiar alguna cosa de la que me pudiese arrepentir.
Los dioses ya estaban (aunque les costó salir a los puñeteros), ahora me faltaba el mundo en si. ¿De donde narices habÃan salido los paÃses?. ¿Qué edad tenÃa aquel mundo?, ¿y aquel universo?. ¿En que momento de la historia del mundo estaban situados los momentos que describÃa en la historia de los dioses?.
En las partidas habÃa sacado tecnologÃa (poca, pero la habÃa), y aquello era algo que querÃa mantener, asà que el mundo tenÃa que ser muy viejo. Aquella no era la primera “edad mediaâ€. ¿HabÃa llegado el hombre a las estrellas?. Si. ¿Por qué no quedaba casi nada de la tecnologÃa de antaño?. ¿Se habÃan creado colonias en el espacio?. Si. ¿Qué habÃa sido de aquellas colonias?. ¿Por qué no han regresado al planeta?. Eso yo lo se, pero vosotros no (aún).
Me remonté muy atrás en el tiempo, y comencé a escribir de nuevo. En aquel momento creé la orden de los cronistas, y decidà que era lo que sabÃan y lo que no. Que era lo que hacÃan publico, y que les convenÃa ocultar.
Cogà una proyección del globo terrestre, y redibujé el mapa (que en escala era mucho mas grande que el primero que habÃa dibujado), y me puse a hacer fronteras mas o menos al azar. En los huecos que me quedaron, situé los paÃses del antiguo mapa en el nuevo, y me invente mas nombres para rellenar los huecos sobrantes. Las islas mantenÃan su tamaño, pero ahora eran mucho mas pequeñas en proporción al continente, y las distribuà mas o menos de la misma manera que estaban antes. Cambié la situación de Mashlan por la de Kanyen, para que su situación fuese similar a la de Japon en la tierra.
Una vez hecho esto, me di cuenta que la proyección sobre la que habÃa dibujado el mapa, solo representaba la mitad del globo. No me pareció mal. HabÃa un continente “desconocidoâ€. Que narices, habÃa habido un continente, pero este habÃa desaparecido. ¿Por qué? “La†campaña comenzaba a surgir. Aquel continente iba a volver pronto.
Escribà la historia del continente. Les di un papel y un sentido a los ailanu que habÃa sacado en mis anteriores partidas, cree y destruà imperios a los largo de los milenios. Las fronteras de los que existÃan en la actualidad cambiaban a lo largo del tiempo desde el momento de su fundación. Deje tramas, mas tramas, y mas subtramas abiertas a lo largo del tiempo, creé a héroes que nacÃan y morÃan en un párrafo, pero cuyas historias completas yo ya conocÃa.
Cada paÃs tenÃa su personalidad en mi mente. Unos mas definidos, otros ideas genéricas por pulir en el momento necesario. Los enanos y los trolls, tenÃan visión nocturna porque vivÃan bajo tierra, pero los elfos siempre habÃan vivido en la superficie, su visión nocturna no tenia sentido, asà que se la quité. Según iba escribiendo la historia, me di cuenta de que era muy exagerado que todos los trolls se hubieran metido bajo tierra, asà que no todos tenÃan visión nocturna. Los no humanos también tenÃan etnias distintas, con caracterÃsticas fÃsicas distintas, asà como sus culturas y sus religiones. Aquello no tenia que ser algo exclusivo de los humanos.
Cuando acabe de escribir la historia, cogà algunos de los cabos sueltos que habÃa dejado, y decidà resolverlos en la siguiente campaña. Planifique los siguientes cuatro años de partidas (calculando a partida al mes), y me puse a ello.