La campaña I (En el principio)
Como ya os he comentado, lo que voy a contar en esta serie de entradas no deja de ser una excusa para dar coherencia y “sentido†(como un Geoff Johns cualquiera) a la posibilidad de que los mundos de los que he ido hablando formen parte de un “universo cohesionadoâ€. Para ello, obviamente tendremos que forzar un poco nuestra credulidad, jugar otro tanto con las fechas que se nos muestran en sus distintas cronologÃas y… bueno, y quedaros con lo que os gusta modificándolo como mejor os parezca.
Una vez planteado el entorno, os resumiré a grandes rasgos lo que iba(n) a ser la(s) campaña(s) a desarrollar en él.
Para empezar, vayamos muy hacia atrás. Más concretamente hasta el comienzo de todo.
Supongamos que, antes de este universo hubo otro (al igual que antes de ese habrÃa otro y asà hasta donde queramos retrotraernos. Eso sÃ, antes del primero de ellos no hubo ninguno sino… otra cosa, pero eso es algo a explicar en otro momento)
Imaginemos que ese (aquel) universo se encontraba en remisión, comprimiéndose más y más sobre sà mismo con el transcurrir de cada instante.
Finalmente, cuando su extensión se hallaba compactada en un espacio no mayor que la micromillonésima fracción de un protón, la misma realidad se plegarÃa sobre aquel punto dando el pistoletazo de salida a la mirÃada de dimensiones que conforman el actual universo.
Sólo una pequeña porción del antiguo paradigma sobrevivirÃa. Un último/primer hálito vital que recorrerÃa todos los niveles y recovecos de aquella recién nacida realidad en un viaje sin fin. Allà por donde pasaba, su estela traÃa el cambio y la maravilla.
Su largo periplo comenzarÃa por un joven planeta Tierra. Durante su primera llegada fecundarÃa la chispa vital de una nueva especie, desde donde se esparcirÃa hasta todas las dimensiones que tenÃan un nexo de unión con aquel mundo. A lo largo de sus posteriores advenimientos despertarÃa, mutarÃa y destruirÃa diversas formas de energÃa. Radiaciones que se sumarÃan y anularÃan, se solaparÃan o complementarÃan. Aquellos que las estudiarÃan y tratarÃan de dominar les darÃan cientos de nombres a lo largo de los siglos, unos llamarÃan, gravedad y otros electro-magnetÃsmo, otros tratarÃan de dominar la magia o el azar. Mucho más adelante, aquel mundo se convertirÃa de manera temporal el eje de una guerra por el dominio de la llamada “energÃa de la posibilidadâ€.
Este sólo serÃa uno de los miles de mudos que visitarÃa y cambiarÃa. A su paso por el planeta Jorune surgirÃa el Isho, en Kulthea, donde serÃa conocido como “El cometa Sa’Kainâ€, la Aesencia, en la lejana dimensión que alberga Glorantha, despertarÃa de su letargo al Caos Primordial.
Pero no todos los receptores de su visita permanecerÃan ajenos a su presencia, poder o potencial. Al llegar hasta el lejano y maduro sistema Maynard, su trayectoria serÃa detectada por cientÃficos del imperio Lamorri. Estos lograrÃan atrapar parte de su estela, con cuya energÃa lograrÃan alimentar por toda la eternidad (hasta que este universo llegue a su fin) las puertas de saltos, los artefactos que les permitirÃan comenzar la conquista del universo.
Al mismo tiempo que sucedÃa esto, en Kulthea, al otro extremo del universo, florecÃa otro poderoso imperio, el de los K’ta’viiri. Este imperio también se esparcirÃa por mundos cercanos y lejanos. LlegarÃa hasta la Tierra, donde reclutarÃa y evolucionarÃa a parte de sus habitantes para que formasen parte de sus ejércitos.
Allà establecerÃa base por toda su geografÃa desde donde asaltarÃan otras dimensiones. Muchas de ellas caerÃan bajo su poder, pero otras se mostrarÃan incomprensibles e incontrolables incluso para ellos. La gran nave que enviarÃan hasta Talislanta se estrellarÃa en aquel mundo y de sus restos “nacerÃan†los Archaenos. Glorantha se mostrarÃa demasiado anárquico como para llegar hasta él, pero dos de los señores K’ta’viiri serÃan invocados/creados por los Aprendices de dioses en su intento por crear el mito unificado.
Uno de ellos se convertirÃa en Gbaji, y el otro en una de las encarnaciones de La Diosa Roja. Ambos perderÃan la noción de sà mismos y jamás tratarÃan de regresar a su hogar.
El regreso del cometa Sa’Kain por la tierra cerrarÃa temporalmente el acceso a las dimensiones que habÃan conquistado, haciendo que la tierra perdiese su interés para los K’ta’viiri, y dejando a sus hermanos encerrados en sus lejanos dominios.
Con el tiempo los dos imperios estelares se encontrarÃan provocando una guerra como jamás ha conocido este universo.
Pero eso lo dejo para la siguiente entrada.