Macroverso XXV
DÃa: El último.
Hora: H más uno.
Lugar: Mundo “realâ€
– ¿Se puede saber que has hecho? – Javi salió del estado pseudo catatónico en el que se encontraba.
– ¿No es obvio? Lo he matado.
– Serás… – se abalanzó sobre Deux Ex, pero él ya no estaba allÃ.
– ¿Ya está? ¿Se acabó?
– Eso me temo – Tipo Listo también recobró la lucidez.
– Y ahora… ¿qué?
– Ahora… esto – más allá de la ventana se veÃa desaparecer los edificios y el mismo aire – la nada – no quedaba luz ni oscuridad, entropÃa u orden. Nada que pudiese ser percibido.
– No, venga, no me jodas. Este tÃo podÃa ser el autor de nuestro mundo. La cagamos y desaparecemos, pero no tiene por que pagarlo todo el mundo. No es dios.
– Mucho me temo que el mundo en el que estamos hace mucho que dejó de existir. Sólo era un mundo real… entre comillas.
– Que no, hombre. Que no hemos podido causar el apocalipsis.
– Si esa es tu preocupación, olvÃdala. No es el juicio final. Nadie va a decidir nuestro destino, porque pronto no quedará ningún lugar al que ir.
– No sabes cuanto me tranquiliza eso.
– Pero sigo sin verle el sentido – ahora era Ella quien hablaba – ¿Por qué iba a destruirlo todo con su muerte? Él no era asÃ.
– Él no lo está destruyendo nada. La realidad, simplemente, no puede mantenerse sin su ayuda.
– Entonces… nos hemos cargado a Dios. AsÃ, con mayúsculas.
– Es una manera de verlo, pero no creo que la comparación le hubiese halagado.
– No tenemos nada mejor que hacer antes de que se acabe el mundo. Asà que te puedes ahorrar las vaguedades y explicarlo de una vez.
– De acuerdo – Tipo Listo tomó aliento – Javi, el Javi que está muerto en el suelo, era quien mantenÃa el universo en funcionamiento.
Pero no siempre fue asÃ. Al nacer sólo fue una mota más en el tiempo y el espacio.
– No te pongas poético. Al grano.
– No sé si nació asÃ, o si su capacidad para hacer realidad sus ideas le vino más adelante. El hecho es que era capaz de hacer cualquier cosa, sólo que no lo sabÃa.
Cada noche creaba universos nuevos que duraban tanto como su sueño y se desvanecÃan al amanecer.
– ¿Que hemos dicho de ponerse lÃricos?
– Perdona, supongo que es algo heredado.
Con el tiempo comenzó a crear universos complejos y duraderos. Por lo general, todos ellos partÃan de una idea sencilla que desarrollaba con más o menos suerte, y el problema surgió allÃ. Porque surgieron las dudas, las inseguridades y, para que ocultarlo ya, la pereza.
HabÃa ocasiones en las que no daba con la “tecla†necesaria para que sus mundos fuesen consistentes y coherentes. Ideas que no eran los suficientemente buenas como para sustentar esos universos pero que, en lugar de ser desechadas o pulidas, se parcheaban de mala manera. En lugar de comprender como funcionaban aquellos mundos, de aceptar que habÃa cosas que no debÃan o necesitaban ser explicadas, recurrÃa a justificaciones que sabÃa que no eran validas, pero que trataba de ocultar bajo capas de palabrerÃa y jerga inútil o, con un simple “por que molaâ€. Pero, por mucho que tratase de ocultárselo a los demás, el sabÃa que estaban allÃ.
– TÃo, se acerca el fin del mundo. Un poco de prisa.
– Que sÃ, que sÃ, que ya va.
Cada vez usaba más las excusas, el “Deux Ex Machina†y cada vez se enfadaba más con sà mismo por no ser capaz de “crear†sin utilizarlo. Por hacer que los personajes actuaran contra natura con el único objetivo de alcanzar “el momento†que habÃa dado origen a aquellos mundos.
Asà llegamos al momento en el que la cosa se descontroló El momento en el que comenzó a soñar con “este†mundo. En como podrÃa ser como serÃa versión “perfecta†del mundo real. El simple hecho de saber que él no serÃa capaz de crearlo (ya que él era imperfecto) no le impidió fantasear, y con cada nueva fantasÃa el mundo cambiaba de acuerdo a sus designios, aunque el no era consciente de ello.
Cada dÃa despertaba en un mundo distinto. En una versión un poco diferente del mismo mundo…
– No me jodas que esto era lo mejor que podÃa hacer – Javi miró el apartamento con un deje de… desaprobación.
– Oh, no. Él podÃa hacer cualquier cosa, pero se negaba a sà mismo una posición mejor. No querÃa hacer que los demás se comportasen de una manera diferente a como realmente eran. No le parecÃa “justo†el aprovecharse de su “posición privilegiadaâ€. Ni siquiera a nivel subconsciente se permitÃa esa clase de lujos.
– Me abuuurrooooo.
– Pero llegó lo que tenÃa que llegar. Javi se enamoró, y ella le dijo que no. Asà que el mundo se fue a la mierda. Después de aquello sus sueños cambiaron. Ya no soñaba con mundos perfectos, sino que se dedicó a pensar en la nada. En la muerte. En el final de las cosas. Sus ensoñaciones se llenaron de cataclismos y estrellas que se apagaban. Noche tras noche destruÃa el universo y cada mañana seguÃa ahÃ, pero sólo porque no sabÃa que lo habÃa destruido. Su ignorancia era lo único que mantenÃa el curso de la existencia.
Ahora ya no está, y la realidad que él habrÃa recreado le sigue en su último viaje. Se dice que el amor es una fuerza creadora (que lo es) pero también puede ser la causa de todo lo contrario.
– Asà que la culpa de todo esto es que este tÃo era un llorón.
– Hombre, es una visión un tanto simplista.
– No, no. Si yo te creo.
– Cállate – Ella le pegó una colleja.
– Asà llegamos al punto en el que perdió el control… sobre aquello que ni siquiera sabÃa que era capaz. Primero vosotros tomasteis consciencia sobre vuestra propia naturaleza, y él os alentó a ello plasmando vuestras conversaciones.
Pero aquello tampoco pasaba de ser una anécdota. Sólo erais una gracia. Una herramienta para aclarar sus pensamiento. Cuando Deux Ex tomó consciencia de sà mismo y cuanto le odiaba, fue cuando todo comenzó a precipitarse.
Yo traté de avisar a Javi en sus sueños. Pero el paraje onÃrico es un lugar muy inestable, por no decir una porquerÃa para los intentos comunicativos.
Deux Ex, en un principio tenÃa miedo, y trató de utilizar a Javi contra si mismo. Por eso fue al microverso para tratar de “reclutarteâ€. Tú no dejas de ser una proyección de Javi en aquel lugar, por lo que estabas más cercano que nadie a su misma naturaleza.
– Cuanto honor.
– Sà alguien podÃa superar la barrera que separaba los mundos sin un apoyo expreso del “autorâ€, ese eras tú.
– Pues fui el último en llegar aquÃ, asà que ya me dirás.
– A ver, para cuando Deux Ex fue capaz de asumir su papel, vosotros ya llevabais una temporada larga dando vueltas por allÃ. Además, adaptarse a según que cosas cuenta un tiempo.
Cuando lo vi ponerse en movimiento, también comencé a mover mis piezas, y envié a Tipo Duro hasta este mundo. Pero aquello le enseñó el camino a Deux Ex.
– Vaya Tipo listo de los cojones.
-No es tan sencillo. La esencia de Deux Ex consiste en que él es capaz de lograr cualquier cosa. Da igual lo inverosÃmil que sea. Es la justificación suprema. Asà que, en mi defensa, diré que lo hice lo mejor que pude.
Por desgracia, cuando Deux Ex llegó al mundo real, metió a Tipo Duro en una situación de la que salió, digamos… “quemadoâ€
– Eso, tú rÃete.
– Y, además, para echar más sal en la herida, le salvó. Para terminar la faena, también me arrancó a mi del plano de las abstracciones para que pudiese ver más de cerca su “obra magnaâ€.
– Vaya cuadrilla de pringados con los que me han juntado.
– ¿Quieres dejar de hacerte el gallito? – la mirada de Ella se le clavó con dureza.
– Lo siento, es un mecanismo de defensa. Sigue.
– Entonces, a mà ¿quien me trajo?
– Mucho me temo que fue Javi. Acababa de tener una experiencia digamos… traumática.
Tras años de mucho sufrir, llorar en silencio y todas esas cosas que se suelen hacer tras un desencanto amoroso, habÃa encontrado una especie de “momento de pazâ€.
Ya está superado, se dijo, ahora puedo hacer vida normal. Pero no podÃa estar seguro de aquello sin ponerse a prueba. Asà que, inconscientemente, creó una situación que validase su afirmación. Una “prueba de estrés†para demostrarse que no se mentÃa a sà mismo.
El problema fue que su yo consciente no estaba preparado para una prueba de aquel calibre. Al final la superó, sÃ, pero no sin recibir (ni causar) daños. Una cosa era que lo hubiese “superado†y otra que quisiera estar solo. Ahà es donde entras tú.
Finalmente, yo logré traerte hasta aquÃ, Javi. Mi esperanza era justo la contraria que la de Deux Ex, que tú, al ser más cercano al autor, pudieses hacerle ver la verdad (y peligrosidad del asunto)
Lamentablemente, él nos encontró a nosotros antes, y nos convirtió en meros secundarios de “el planâ€
Y aquà estamos, esperando el fin de todo. Vaya, que oportuno, comienzo a desvanecerme.
– Bueno, supongo que esto es el fin – Javi miró a Ella. Deux Ex le habÃa hecho recordar todas las ocasiones frustradas de ser feliz en sus vidas anteriores y paralelas.
– Al menos me queda el consuelo de que, esta vez, no eres tú quien me quita la vida – la dureza habÃa desaparecido de su mirada – Me alegro de que el final me llegue junto a ti.
– Yo no me alegro, pero… – no podÃa apartar la mirada de aquellos ojos que se desvanecÃan ante él. La acercó para besarla, pero no llegó a tiempo. TÃpico.
Recordó una conversación que habÃa tenido con Javi. Cuando le acusó de que, mientras él un tuviera pareja, sus personajes jamás serÃan felices. Al final iba a resultar que tenÃa razón.
Miró el cuerpo en el suelo.
– Pobre desgraciado. Con un poder ilimitado y no has podido evitar que la historia de tu vida acabe como el culo.