Palabras desde otro mundo

29/07/2005

¿Minusválido social?

Filed under: — Javier Albizu @ 17:59

Oooooooooooooooooh. Venga, tío. ¿Ya estas otra vez con esto?
Pues no. ¿Es que no sabéis leer?. ¿No habéis visto los interrogantes?
No. Esta columna a traición no versa sobre “lo mismo” (al menos no en la misma manera o tono que de costumbre).

Durante los últimos años he tratado de “encajar” en puzzle, cuando yo soy una pieza de un cubo de Rubik. He tratado de hacer mío un mundo que no lo es y, como no, he fracasado.
Llevo mucho tiempo dedicándome a “verlas venir”. A limitarme a esperar a que me llamen, a esperar a que suceda “algo” y reaccionar a ello. He llegado a un punto en el que no tengo ni idea de que es lo que quiero, y me limito a hacer cosas que no me importa hacer.
He acabado los Sanfermines muy cansado. No es que lo haya pasado mal, es mas, las de este año habrán sido las fiestas que mas he aprovechado. Pero también me ha tocado trabajar, y eso al final pasa factura. En este caso la factura ha sido un bajón bastante importante. Porque he llegado a un momento en el que me quiero tomar unas vacaciones…pero no se que hacer con ellas.
Tengo muy claro que si me quedo en Pamplona no voy a cogerme vacaciones, y ahí esta el problema.
¿Qué hacer?
Lo cierto es que (para mi) no hay muchas opciones. No me gusta viajar y, de hacerlo es para visitar a gente a la que no veo de normal. Si me voy a cualquier lado, solo, se que no aguantaría mas de un par de días, y esos días tampoco serían nada que mereciese la pena el viaje. Así que de nuevo:
¿Qué hacer?

El asunto es que este “problema” se ha extrapolado a mi vida diaria, y esta a su vez ha generado otra pregunta.
¿Qué es lo que me gusta?
Mas concretamente ¿Qué me gusta hacer solo?
Y la respuesta a esa pregunta me ha resultado preocupante, por lo escueto (y espero que incompleto) de su contenido.
Cuando estoy solo me gusta leer, aunque mis épocas “lectoras” son bastante fluctuantes (salvo con los tebeos, pero esos se acaban enseguida, y ya me habré re leído todos un montón de veces). Me gusta ver capítulos de series, pero también de eso acabo saturado.
En tiempo si que fui al cine solo mas de una vez, pero ahora no es algo que me atraiga. La piscina también es algo que siempre me ha gustado, pero a esta siempre he ido acompañado (por eso he ido tan poco).
Así que básicamente, cuando me encuentro conmigo mismo como única compañía, me aburro bastante.
Así que la respuesta a la primera pregunta (de este párrafo) sería: Estar con mis amigos.
Peeeeeero, hay un pero. Por supuesto no podría ser de otra manera. Y es aquí cuando retomo la analogía del puzzle y el cubo de Rubik. Porque hay muchas veces que estoy con mis amigos, pero no me lo paso bien.

No quiero decir que nunca me lo haya pasado bien saliendo con ellos, sino que han sido ocasiones muy contadas, y en las que ha habido elementos comunes. Momentos en los que “su mundo” y el mío han coincidido. Llámalo alineación de astros, confluencia cósmica, casualidad, o buena suerte. Y esos momentos han sido buenos. Que digo buenos, han sido cojonudos. Inmejorables diría yo.

Top ten momentos a guardar del sábado noche:

1.- Josemi, Hugo, María, Sesma y yo en Yamaguchi.
Había estado en la piscina con Sesma a la tarde. Después de dejarle, me llamo María. Ella y Josemi estaban en la Morea. Cuando estaba yendo para allí, me llamó Sesma, y después de gruñir un poco, se vino el también. Esperamos a que Hugo saliera de Super Odio, y cenamos en la sidrería de la Morea. Después de eso, fuimos a la gasolinera de discosa. Ellos compraron litronas, y yo compré dos botellas de litro de batido de vainilla (aún no era consciente de mis problemas con el colesterol y esas cosas).
A María casi no la conocía, y a Hugo lo había visto dos veces antes.
Recuerdo que durante la cena me sorprendí pensando: Joder, que bien me lo estoy pasando.

2.- Josemi, Laura, María y yo sentados en la acera delante del Kayak.
La noche comenzó cenando en la terraza del kebab frente al planetario. Le siguió un rato sentados en los bancos del planetario, y cuando se fue Sesma Laura sugirió ir al Kayak. Allí estuvimos hasta eso de las tres de la mañana. Sentados en la calle y hablando (ellos también bebiendo). Al final decidimos ir a fiestas de Barañain. Bueno, ese fui nuestro error (ese, y el no conducir yo) porque después del control de alcoholemia, como que se nos paso el buen rollo a todos. Pero hasta aquel momento había sido una noche perfecta.

3 y 4.- Laura y yo en la calle, fuera de un bar cuyo nombre ni se ni me importa.
No recuerdo como comenzaron aquellas dos noches, pero creo que fueron después de alguna cena de la peña. Esta gente entro en el bar cuyo nombre ignoro y, tras dos minutos, yo me largué. Pero para mi sorpresa, Laura salió tras de mi, y tras un fallido intento de convencerme para que volver dentro, se sentó conmigo en el suelo, y ahí estuvimos hablando (hasta que salió el resto de la gente).

Y aquí se acaba el top ten mas corto de la historia. Seguro que ha habido algún momento en el que no he estado del todo a disgusto en el interior de un bar. Pero estos los tengo grabados.
Pero junto a estos momentos, podría englobar otros tantos cientos de momentos. Momentos vividos en “mi mundo” tanto el antiguo como el nuevo. Cada conversación en el portal bajo casa de mis padres con Patxi, Josemi, Quike, Pedro, Fernando, Eduardo, Jimmy, Alfredo o Iñigo. Momentos en los que aquel era el lugar y la gente con la que quería estar y no había lugar mejor en el universo para mi. Las sesiones de video en casa de mis padres. Viendo películas malas, y riéndonos hasta las tantas de la mañana. Cuando los pizzeros de distintas compañías se agolpaban en el portal, o Iñigo interceptaba los bollos que lanzaba a los comensales. Las partidas en el club, o los domingos en la tienda. Visitar a Monty o Fiber, a Pablo y María en Barcelona (aunque tengan animal y crío).
Ver una película en casa con Sesma, Iñigo o Marta. Los noches de los viernes cuando Teresa preparaba la oposición. Que Hugo me llame al mediodía para tomar un café, o un jueves a la noche para tomarnos algo en una terraza de Yamaguchi, y hablar hasta la una de la mañana. Mi mundo es un paseo de una hora por Madrid a las tres de la mañana con Fernando y Alfredo, y continuar esa conversación en casa. Mi mundo es charlar con Sarai cuando esta cerrando y no hay nadie mas. Visitar a Laura en el hostal. Estar hablando con Patxi en la calle hasta las cinco de la mañana, aun teniendo que trabajar al día siguiente. Quedar con Hugo y Laura, y tirarnos a comer un bocadillo en la media luna. Comprarme un traje para la boda de Quike acompañado por María e Idoia. Charlar con Nuria en casa de Fernando, mientras el habla con Juan. Salir de Madrid un domingo a la una de la mañana.

Este es mi mundo. El mundo en el que me siento cómodo y mas “yo” soy. Porque yo soy yo cuando se me vende en cantidades concentradas. Yo soy so cuando estoy con poca gente. Cuando esa gente me hace sentir especial porque, en ese momento, ese es el lugar donde quieren estar, y conmigo con quien quieren estar. Cuando siento que mi presencia o ausencia marca una diferencia. Es en esos momentos en los que se me llega a conocer (y espero que apreciar). Cuando se entra en mi mundo.
Cuando estoy en “el mundo de la noche” no suelo estar cómodo. Mi cuerpo puede estar ahí, pero casi siempre mi cabeza quiere irse a otro lado.
¿Por qué no hablas? Me dicen.
Porque estoy ahí, pero no estoy con la gente. Con la multitud me diluyo y me convierto en algo con sabor a nada. Supongo que será mi vena egoísta, el no “sentirme especial”. El que les de igual estar conmigo, o estar con el resto. Aunque tampoco soy psicólogo, ni psiquiatra, así que también puedo estar equivocado en mis deducciones.
¿Porque no bailas? Me preguntan también.
Pueeeees….Porque no me gusta. Para que voy a engañaros. No es que haya probado a bailar nunca. Pero si no lo he hecho, es porque no he sentido el mas mínimo impulso de hacerlo.

¿A que ha venido todo esto?

Pues que he estado tanto tiempo sintiéndome como una mierda, que había olvidado como me sentía antes. No se, quizás me metí en un mundo en el que no encajo buscando la aprobación femenina, y ahora que la he conseguido, me doy cuenta de todo lo que deje atrás, o de todo lo que he cedido por esta búsqueda. Que no he sabido valorarme debidamente y me he convertido en alguien que se dedica a esperar las llamadas, en lugar de ser el quien las haga. Que me he limitado a aceptar lo que me daban, aunque no fuese lo que mas me apetecía, en lugar de buscar lo que realmente quería.

Y ahora he comenzado esa búsqueda.
¿Soy socialmente minusválido?
No.
Venid, conoced mi mundo, y lo descubriréis.
¿Quien sabe?
Igual hasta os gusta.