Palabras desde otro mundo

20/06/2006

¿Y si…?

Filed under: — Javier Albizu @ 23:30

Todos tenemos nuestras pequeñas “especulaciones estúpidas”. Esas fantasías, especulaciones, idas de olla o ideas que te pasan por la cabeza y por alguna misteriosa razón se detienen un momento y te dedicas a mirarlas desde otro ángulo.
No hace falta que tengan sentido. No hace falta que creas que en algún momento vayan a convertirse en realidad. Dejan el camino de las ideas sin perfilar y se te plantan ahí delante preguntándote:
¿Qué harías si…?

Hay algunas que son más comunes que otras. Las clásicas sobre que pedirías caso de que te ofreciesen el cumplimiento de un deseo. Que harías si fueses millonario. Cosas de esas.
Pero también hay otras más personales. Más únicas si lo preferís. Esas que no se le pasan a ningún otro por la cabeza y que cuando se las plantean a otro te miran con expresión entre rara y divertida antes de responder cualquier parida.
La verdad es que a esa clase de preguntas, generalmente no se que responder. Bueno, más bien se trata de que no me apetece responder. Los enunciados suelen ser de lo más simples y por lo general te suelen dejar sólo dos respuestas, una de ellas con trampa, en la que se pone un énfasis especial (LA respuesta según el preguntador) y otra que por lo general no nos planteamos.

Y no. No se me pone en las narices el responder a esas preguntas. Supongo que se trata de que no le pillo la gracia al juego, y para dar una respuesta que no es la que yo daría, para resolver una situación (aunque sea ficticia) a la que no se como se ha llegado (o que el planteante no se ha molestado en pensar), paso.
No se trata de que no sea capaz de imaginar la situación, pero el simple hecho de imaginarla no tiene nada que ver con la resolución. Si doy una respuesta, que sea a una pregunta cuyo enunciado esta completo, no solo la última frase. Si se pide mi respuesta lo que daré será eso, no una respuesta genérica y tramposa para solucionar una situación que se que no se va a dar.
Pero hay quien no se da por aludido y continúa con la broma, chiste, pregunta “metafísica” o lo que quiera que sea. En esas casos me suelo aferrar a la lógica más cerrada (y absurda, a juego con la pregunta, en según que casos)

A lo largo de este blog hay casos en los que he respondido a preguntas de ese tipo. Que recuerde ahora mismo han sido tres. Las dos que mencionaba al principio como mas comunes: Perfección y subjetividad y Si yo fuera ri-co. Y la eterna cuestión sobre rubias o morenas: Rubias o morenas? y Por alusiones.
Si bien en las dos primeras respondía a la pregunta sin más, en las otras dos respondía a mi manera a una única pregunta (por lo que, aún hoy, siguen diciendo que no me mojo en el asunto, pero yo ya no se como explicarlo mejor)
Si que es cierto que en las dos primeras no hay respuestas predeterminadas, pese a tratarse de situaciones que no puedan llegar a darse (o no se explica como se ha llegado a esa situación hipotética)

Pero hay una serie de preguntas que parece que preocupan a bastante gente (las que menciono ahí arriba no es que me preocupen, pese a tener una respuesta para ellas no me preocupa la respuesta que puedan tener los demás a ellas) y que encuentro especialmente risibles. Es más, son tan frecuentes es que no solo no he preparado una respuesta para ellas, sino que he preparado una serie de preguntas que le haría a quienquiera que las me las preguntase. Ya se que la conversación no sería así, pero me hace gracia. ¿Qué queréis? Las cosas que me planteo yo son así de chorras.
Una de esas preguntas que me negaría a responder es la muy yanky:
¿Qué harías si te encontrases con Adolf Hitler siendo este joven?
– Pues supongo que nada, no se que pintas tenía de crío.
РSabes que es ̩l. Lo tienes delante.
– ¿He viajado en el tiempo?
– Sí.
– ¿Cómo?
– Eso no importa.
– ¿Cómo que no importa?
– Que no importa. ¿Qué harías?
– ¿Pero como he viajado en el tiempo?
– En una maquina del tiempo.
– ¿Y como es que me han mandado a mi en el tiempo para probarla?
– Te lo han ofrecido y ya está.
– Pero yo no habría aceptado.
– ¿Por qué?
– Porque no me creo que se pueda inventar una maquina del tiempo.
– Te traen pruebas de que funciona.
– Que no me lo creo.
– Bueno… pues se te aparece dios y te manda ahí.
– ¿Así? ¿Sin preguntar ni nada?
– Sí.
– ¿Seguro que es dios?
– Sí.
– ¿Y yo lo sé?
– No… sí… yo que sé. Da igual. Tú responde.
– Pues me cagaría en dios.
– Vale, y ¿después de cagarte en dios?
– Nada.
– Tienes que hacer algo.
– ¿Porque?
– Tienes ahí delante a un tío que se va a cargar a un montón de peña.
– Él no los mató (al menos no a todos)
– Bueno. Tienes delante al tío que hará que mate a un montón de peña.
– Eso no es verdad.
– ¿Cómo que no?
– El no va a hacer nada.
– ¿Cómo que no? ¿Eres de esos que creen que Hitler era un santo varón?
– No. Lo que pasa es que no va a hacer todo eso. Ya lo ha hecho.
– Pero estas en el pasado, todavía no lo ha hecho.
– Pero yo vengo del futuro, donde ya lo ha hecho.
– Pero puedes evitarlo.
– ¿Cómo?
– Haciendo algo.
– Que lo haga dios.
– ¿Qué?
– Él me ha mandado aquí ¿no? Pues que se busque la vida y soluciones sus problemas el mismo.
– ¿Entonces te largarías tan ancho?
– No.
– Vale, ¿entonces que harías?
– Supongo que me moriría de asco.
– ¿Qué?
– Vamos a ver. Estoy en Alemania en un año indeterminado del pasado. No tengo ni idea de alemán y las monedas que quizás tenga en el bolsillo (si dios no me las ha chorado) no creo que sirvan de demasiado por aquí en esta época. Sería un tarado del futuro que no tiene ni idea del lugar, las costumbres, el idioma ni la época en la que esta. Por muy tipo del siglo veintiuno que sea, creo que no me podría salir con bien de una putada como esa que me ha hecho el huevazos de dios.
– Vale. Díos también te ha enseñado Alemán.
– Pues ya me podría haber enseñado algo más útil.
– ¡¡¡¿QUE HARIAS?!!!
– Intentaría volverme para España.
– ¡¡¡¿QUE HARIAS CON HITLER?!!!
– Nada.
– ¿Por qué?
– Porque eso no va a pasar.