Asaltando Atenas (Versión ligera)
Aludiendo a la cultura helénica una vez más, tras triunfar sobre el modo de vida de ¡¡¡ESPARTA!!! (aunque sin muerte, sangre… CGI ni cuerpos sudorosos y aceitados) ahora dirijo mi mirada hacia otra de las conquista de otra de las polis de la Grecia clásica.
Quizás os preguntéis sobre que toca el desvarÃo de hoy.
El ya clásico ¿Qué se ha metido este hoy?
A lo que os responderé: Nada, sigo siendo un… eeee… tÃo de taitantos muy sanote.
Simplemente, os diré: Lo he vuelto a hacer.
¿El qué?
Me he vuelto a meter en otro embolado de los mÃos.
¿Que me deje de metáforas y os diga de que se trata esta vez?
Vale: Me he apuntado a hacer un bachillerato (tecnológico) a distancia (aunque aquÃ, en Pamplona)
¿Tanta paja para esto?
SÃ, para esto y un poco más.
Para comenzar, lo haré siguiendo la manera habitual. Dando un rodeo.
Porque aquà hay un culpable claro y destacado.
Pues la culpa, como de costumbre (aunque sólo en un principio) la tiene Daegon. Porque claro, la cosa luego continuarÃa por unos derroteros, no por lógicos, menos inesperados (y, si no dejáis de leer aquÃ, os vais a tener que tragar toda la historia, avisados quedáis)
A principios de año, cuando retomé el largo tiempo postergado juego de rol de Daegon, me planteé hacerlo por varios frentes.
Uno (o primero) obviamente, la reescritura de todo el material de trasfondo que ya tenÃa escrito.
Dos (o… bueno, confÃo en que lo deduciréis vosotros solitos) el tema de la web.
Y tres (o…eso) el tema gráfico.
Las cuestiones primera y segunda, entran (más o menos) dentro de mis (enormemente limitadas) capacidades. La tercera (muy a mi pesar) se sale un poco (vale, bastante) de mi campo de acción habitual.
No es que no quiera dibujar, es que soy un muñón y nunca le he dedicado a esa faceta mÃa el tiempo necesario como para sacar unos resultados satisfactorios.
Asà que empecé a (re)escribir. Primero despacito, para luego plantearme el seguir un ritmo concreto. A la vez, también me puse a practicar con el lápiz apoyándome en un libro muy interesante llamado «Aprende a dibujar con el lado derecho del cerebro» (lo cual, aunque a simple vista, pinte un tanto doloroso, no lo es en absoluto)
Coincidió que, junto a un periódico (ya ni me acuerdo cual) comenzó a salir un curso de dibujo y pintura. Asà que, confiado yo, compré unos cuantos de sus fascÃculos «Cuando acabe con el libro, empiezo con el curso» – me decÃa. Pero no acabé con el libro, ni continué practicando el dibujo (una vez más)
Asà irÃan pasando los meses y saliendo las páginas de texto de manera regular. Y, de la misma manera, iba «acercándose» la necesidad de darle un aspecto «visual» a mi mundo.
Decidido a lanzarme a lo loco, contacté con varios ilustradores (no demasiado) decidido a delegar (previo pago) en otra persona el aspecto gráfico de mi pequeñin. Asà que también comencé a mandar correos a varios artistas que encontré por la red y que me gustaron. Tres de ellos ni siquiera me respondieron. El cuarto me dio un precio bastante razonable, pero andaba con mucho jaleo, asà que, mucho me temo que tardará bastante tiempo antes de que pueda ponerse con algo que le va a reportar escasos beneficios en comparación a su trabajo habitual.
Ante esta perspectiva, volvà a la opción de ponerme manos a la obra con el dibujo. Pero esta vez en serio. Nada de seguir mi tónica habitual de «aprendo lo que me hace falta para este momento en concreto». Se acabaron las medias tintas. Como me conozco, me iba a «forzar» a estudiar; Me iba a apuntar a un bachiller artÃstico, ya fuese nocturno o a distancia.
Pero claro, para tocarme un poco la moral, en Pamplona no existe ninguna de esas dos posibilidades.
Mirando por internet, vi que tanto en Badajoz, como en Madrid y PaÃs Vasco (por Barna me suena que también, pero como la página estaba sólo en catalán no le dediqué demasiado esfuerzo) sà que existÃa esa opción.
Investigando un poco, y en una nueva muestra de el odio que me profesa el mundo de la educación (a mà y sólo a mÃ) por muy «a distancia» que sean en teorÃa esos cursos, tienes que ir a hacer los exámenes de manera presencial a los lugares en los que se imparten.
¿Que implica eso?
Veintisiete exámenes anuales (con suerte, y si no hay suspensos) en dÃas sueltos, con sus correspondientes viajes a los centros de estudio. Vamos, dejarme una pasta en viajes y/o/u alojamiento, a lo que añadirÃamos el invertir todas mis vacaciones en hacer los exámenes.
Vale, en el caso del PaÃs Vasco, igual podÃa permitÃrmelo dependiendo de las horas de los exámenes, pero habÃa un pequeño problema: Una de las asignaturas es euskera, donde mi conocimiento se reduce a cosas como Kontuz Goku o Madarikatua.
Conclusión: Igualmente inviable.
¿Vale, y como llegamos desde aquà hasta el Bachillerato tecnológico?¿No son conceptos un tanto… antagónicos?
PodrÃa decirse que sÃ. Pero siempre he sido una persona llena de contradicciones.
Pero la respuesta a esta pregunta es muy sencilla.
Mientras miraba las posibles opciones formativas que tenÃa a mi disposición, vi que entre ellas se encontraban algunas de mis bestias pardas. O lo que es lo mismo: Matemáticas y fÃsica (entre muchas otras)
Asà que me dije; “Ya que estás lanzado a forzarte con algo que necesitas, quÃtate esta espina de una puñetera vezâ€
Yyyyy… continuará en la versión “Sesudaâ€.