Palabras desde otro mundo

12/12/2005

Conciencia y consciencia

Filed under: — Javier Albizu @ 11:43

Estaba yo escribiendo mi nuevo relato (El Místico), cuando ha llegado el momento de definir su, llamémoslo, “filosofía de vida”. Es cierto que en gran medida le he atribuido a ese personaje gran parte de mi manera de ver y entender el mundo, e iba a dedicarme a explicar en parte del relato en que consiste ese “camino” que sigue. Pero visto lo visto, iba a acabar desvariando un rato sobre algo que tampoco añade demasiado a la historia, me he decidido a desbarrar sobre ese tema aquí.

Bien vs mal.

Estas dos palabras se han convertido con el paso del tiempo, y su uso de manera harto maniquea (no se yo si hay otra manera de usarlas) en dos palabras a las que les tengo bastante paquete. Son demasiado absolutas, demasiado artificiosas, y demasiado falsas.
Entendedme. Una cosa es hacer una cosa bien, y otra cosa es hacer “el bien” (aplíquese esta misma comparación a su opuesto). Es a esta segunda acepción a la que no aguanto. Estoy cansado de la “eterna” batalla entre “bien” y “mal”. Tanto en la literatura, como en el cine, como en cualquier otro ámbito (si, también el religioso). Será que no creo en absolutos dentro de (casi) ningún campo (el “casi”lo pongo por si acaso. Ahora mismo no se me ocurre nada que acepte como absoluto).
Cuando he de utilizar alguna expresión similar, prefiero usar la expresión “hacer lo correcto”. Lo se. También esta expresión se puede tomar por maniquea, pero a mis oídos suena mas aceptable y menos trillada. Por supuesto, todo depende de quien la use y como lo use.

Ahora bien. ¿Qué es correcto, y que no lo es?
Ya me habéis pillado (y si, vuelvo a mi eterno discurso sobre la subjetividad).
Yo tiendo a decir, que no hay que hacer aquello que no quieres que te hagan. Pero esto no implica que este camino sea el “correcto”. Hay veces en las que tienes que hacer cosas que no quieres, o que te duelen porque es lo que (consideras que) debe hacerse. No para obtener algo a cambio, sino porque es lo “correcto” desde un punto de vista “moral” (y siempre personal).
Aquí es donde cambio un poco de tercio, y vuelvo a la filosofía de Marcus Dorell (El Místico) protagonista de mi siguiente relato.

No se si hay algún pensamiento filosófico similar (aunque supongo que si, ha pasado demasiado tiempo, y demasiadas personas sobre este planeta como para que a nadie se le haya ocurrido antes que a mi), pero yo he decidido llamarlo “El camino del hombre consciente”.

¿En que consiste?

Muy sencillo. En ser consciente no solo de lo que haces, sino también de la razón “autentica” por la que llevas a cabo cada una de tus acciones. El no buscar justificaciones, ni ocultar tus motivaciones ni siquiera (o sobre todo) ante ti mismo. El ser capaz de aceptarse a uno mismo tal y como es.
Porque se puede hacer “lo correcto” por múltiples y diversas razones. Se puede hacer lo correcto por la razón correcta. Se puede hacer lo correcto por razones erróneas, o se puede hacer lo correcto por razones que no son ni correctas ni erróneas. Pero todo se hace por alguna razón (aunque esta razón sea tan básica como “porque me apetece hacerlo”).

Así que dentro de esta “corriente de pensamiento” podríamos hacer tres divisiones:
Estarían los sacrificados (que serían los menos, caso de existir alguno). Que harían siempre lo correcto por la razón correcta. Soy reticente a creer que pueda hacer gente así, y lo explicaré en los siguientes párrafos.

Estarían los Epicúricos (también se podrían llamar moderados, pero me gusta mas el palabro que he usado) que tratarían de hacer lo correcto, a veces porque les guía el sentido del deber, pero otras veces porque, en el fondo, esperan una recompensa (ya sea esta de cualquier tipo).
Esta sería la vertiente a la que pertenecería el personaje (y en la que también me gustaría estar incluido). Porque la principal directiva del “ camino del hombre consciente” no es hacer lo correcto, sino el admitir la razón real por la que haces lo que haces. Aunque eso sea una manera de reconocer algo que no te gusta de ti mismo.
El no buscar justificaciones, sino dar razones sinceras (aunque te hagan parecer egoísta ante tus propios ojos o los de los demás). Porque no creo que se puedan “controlar” los motivos reales por lo los que haces las cosas (de ahí mi reticencia a creer en la existencia del primer grupo). Puedes tratar de embellecerlos, puedes “alterar” mentalmente el orden de las prioridades que te han llevado a hacer algo. Pero en el fondo sabes cual es el orden “real”.
Podemos tratar de creer que hacemos algo por la razón mas altruista, y a veces acertaremos, pero otras muchas no. Ya decía al principio que se puede hacer lo correcto por gran diversidad de motivos. ¿Deja lo correcto de ser correcto si no se ha hecho por una razón “noble”?.
Yo (y los Epicúricos) creo que no. No podrás controlar el “porque real” que guía tus acciones, no puedes controlar tus deseos internos. Pero si que puedes controlar como los exteriorizas. Todos (creo yo) deseamos una recompensa que nos compense por hacer las cosas. Pero si creemos que es recompensa no sería justa (o correcta), esta en nuestra mano el no pedirla, o el rechazarla caso de que se nos ofrezca.
Que aceptemos una parte de nosotros mismos que no nos gusta, no implica que dejemos que nos “domine”, sino que sabemos que esta ahí, y que tenemos que “dominarla”. Si nos engañamos a nosotros mismo negando su existencia, es cuando estaremos actuando erróneamente.

Finalmente estarían los Hedonistas. Aquellos que se aceptan tal y como son, y que lo hacen hasta tal grado que deciden no luchar contra aquello de ellos mismos que no les gusta. La única diferencia entre ellos, y un hedonista (o egoísta) “común” es que ellos no buscarían justificaciones para sus actos, y lo reconocerían como lo que son.

Así que “ma o meno” eso es todo. La eterna lucha de “saber vs sentir”. Conciencia de saber lo que esta (maldición, voy a utilizar las palabras) “bien” y lo que esta “mal”, y la consciencia sobre tus motivaciones.

¿Quién ganará?