Palabras desde otro mundo

16/05/2006

Contando historias

Filed under: — Javier Albizu @ 19:48

¿Que es lo importante de una historia?
¿Que sea divertida?
¿Que sea “bonita”?
¿Que sea espectacular?

Pues no. Lo importante no es la historia. Lo importante es cómo te la cuentan. Que el guionista, director, narrador o cuentacuentos tenga claro que es lo que quiere contar, y sea capaz de transmitir esa “visión”.
Por supuesto, esto es lo que yo considero más importante en una historia. Otras personas verán otros elementos como prioritarios. Hay quien ve una película, y se queda con la música. Quien se queda con la fotografía o el diseño de producción. Quien se queda con los efectos especiales. Hay quien lee un cómic y se queda con el dibujo o los colores empleados. Con la atención al detalle. Hay quien lee un libro y se queda con las descripciones. Con la labor de documentación. Con el “mensaje oculto”

Por mi parte, yo suelo buscar la coherencia. Pero no en lo referente a una historia lógica, sino a una coherencia interna de la historia consigo misma, con el entorno, los personajes y las acciones que me están contando. Pero esto no es lo único ni lo principal.
Porque más allá de la historia en sí esta el “alma” que le pone quien la cuenta.
A fin de cuentas, los puntos de partida de las historias tienden a ser lugares comunes. Las historias no nacen en si mismas, sino que son un reflejo o una manera de arropar a los personajes que los protagonizan. Y esos personajes se tienen que mover por emociones o motivaciones que pueda compartir la audiencia.
Poco hay más allá de los clásicos “chico conoce chica”, “chico busca venganza”, “chico se busca a sí mismo”, “chico se aburre y se va a dar un paseo” y situaciones similares (nótese que donde pongo “chico” se podría sustituir sin problema alguno por “chica”)
Ya digo que la gracia esta en cómo se cuenta esa historia tan trillada, cómo se adorna, cómo se retuerce, se deforma y se mezcla con el resto de los lugares comunes hasta llegar a algo que nos parezca nuevo, o que no nos importe que nos cuenten de nuevo.

La historia es tan buena como quien lo cuenta… bueno, tampoco es exactamente eso (me ha costado llegar, pero por fin esta aquí) Porque claro está, esto es una cuestión de similitud de sensibilidades (¡subjetividad al poder!)
Es una cuestión de que “conectes” o no con lo que pretende decirte quien te cuenta la historia. De que vuestras maneras de entender la narración sean similares.

Ya lo he dicho varias veces. Dos personas ven una misma película, pero nunca la verán de la misma manera. Puede gustarles, pero casi siempre, cada uno de ellos expondrá razones distintas para ello (aunque en algunas puedan coincidir)
De ésta misma manera, si yo leo:

Mike caminaba tembloroso por el puerto. Aquella noche hacía frío, un frío tan intenso como no recordaba haber sentido nunca. Quizás en balazo que tenía en su estomago tenía que ver algo con aquella sensación.

Yo me preguntaría: ¿Quien es Mike?, ¿Quién le ha pegado un tiro, y porqué?
Un iluminador pensaría: Es de noche. ¿Dónde coloco los focos? ¿Hay niebla en el puerto?
Un actor trataría de imaginarse la posición de sus manos. Una de ellas estaría en el estomago tapando el balazo. ¿Y la otra? ¿Qué expresión hay en su rostro? ¿Es un tipo duro, o un pobre diablo?
Un diseñador trataría de imaginar su ropa. ¿Lleva gabardina? ¿En que época esta ambientada esta historia?
Un dibujante se haría su viñeta mental. El puerto. Mike, quizás apoyado en unas socorridas cajas de madera. Frente a él los almacenes, detrás suya, a un par de pasos, la caída al mar.

Estos son ejemplos muy toscos, pero supongo que valen para que os hagáis una idea de lo que estoy hablando. Las mismas razones por las que a mi me puede gustar una historias, pueden ser las que hacer que a otro no le guste.
Es como el juego de una historia contada por diferentes directores.
Si la cuenta John Woo, habrá una escena con palomas en una iglesia.
Si la cuenta Oliver Stone, habrá algún tipo traumatizado por la guerra o alguna conspiración.
Si la cuenta Michael Bay habrá muchas explosiones.
Si la cuenta Kevin Smith, habrá abundantes conversaciones sobre sexo y temas friáis.
Si la cuenta el Syamalan será muy lenta y al final habrá una sorpresa.
Si la cuenta David Lynch no te enterarás de nada.
Si la cuenta Terry Gilliam habrá montones de freaks por todos lados.

Una historia es tan buena o mala como quien la cuenta… y la “sintonía” que tenga con quien la escucha.
Hace tiempo me preguntaba por aquí, si no tendría sólo una historia que contar, y me dedicaba a realizar pequeñas modificaciones sobre ella para volver a contarla una y otra vez.
Así que la pregunta que toca hoy es si cada persona tiene su manera de contar historias, y adapta lo que quiere contar a ese estilo.

Al final, como de costumbre, supongo que será un poco de las dos (y de más elementos aún por descubrir)