Palabras desde otro mundo

18/07/2006

Ego (no te absolvo)

Filed under: — Javier Albizu @ 11:46

Yo, yo, yo y yo.
La vida es una constante lucha entre “yo” y “aquel que no es yo”
¿El gobierno crea una ley? La han hecho para joderme (Sí, a “yo”).
¿Alguien tiene un accidente? Menos mal que no le ha pasado a “yo”. Menos mal que no es nadie a quien “yo” conozca.
¿A alguien le pasa algo bueno? ¿Porque no le ha pasado a “yo”?
¿Qué alguien hace algo que te apetece hacer? ¿Porque no han contado con “yo”?

Somos el centro de nuestros pequeños universos (Obviamente. De no estar “yo” por aquí, no existiría “yo”. Y todo aquello que rodea a “yo”, al no existir a “yo” para ser rodeado, sería claramente diferente)

Aunque dependiendo de desde donde (o desde cuando, o como) se observe “yo” a sí mismo, la visión (percepción y/o/u concepción) de “yo” sobre “yo” puede llegar a cambiar.
A veces, “yo” puede llegar a mirar más allá de “yo” y ver a “tú” como si de “yo” mismo se tratase. Otras veces se tratará de mirar a “tú” como si de “ellos” se tratase y engañarse a “yo” mismo. Y en otros momentos (y de manera puntual) la misma esencia de varios “yo” mutará para alcanzar un nuevo estadio evolutivo en el que “yo” parece dejar de existir para ser parte de algo más a lo que se tiende a llamar “nosotros”. En estoy momentos, “yo” se convierte en un prisma perceptivo multifacetado que percibe el entorno de “nosotros” desde un nuevo estadio perceptivo.
En esos momentos, incluso se puede llegar a percibir la existencia como entes completos y complejos de otros “yo” (¡BLASFEMIA!), algún “tú” y según que “vosotros”. Es más, incluso se les puede llegar a considerar si no iguales, si semejantes (más allá de esto, también existen “ellos” y su punto de vista pero, ¿a quien le importa “ellos”? desde luego, a “yo” no. A “nosotros” en ocasiones si, pero no a “yo” al menos rara vez le llegan a importar)

Pero “yo”, para continuar siendo tal, debe alimentarse y esto no es algo fácil ni bonito. “Yo” quien también puede ser conocido como: La masa fagocitadora”.
Porque “yo” no deja de ser una masa informe y devoradora. Un ente raramente capaz de generar su propio sustento, razón por la cual, “yo” tiene que (y tiende a) ser alimentado por “tú” (a veces por “vosotros” y muy, pero que muy esporádicamente, por “ellos”. Tiempos desesperados, medidas desesperadas)
Pero “yo” no esta solo. “Yo” no es uno único y grande. “Yo” tiene varios incómodos compañeros de viaje como: La fría lógica.
Ésta trata de imponer mesura a la voracidad irracional de “yo”. De racionar el alimento generosamente otorgada por “tú”. De impedir que “yo”, en su voracidad demande más de lo que “tú” puede (o quiere, o es capaz de) darle. De evitar que “yo” se devore y dañe a si mismo (y muchas veces también a “tú”)
Otro incomodo compañero de viaje es: La memoria. Porque “yo” no entiende de pasados (la reflexión rara vez resulta un ejercicio satisfactorio para “yo”). La memoria de “yo” es escasa y su voracidad difícilmente mesurable o contenible.
“Yo” trata de vivir sólo en el presente (el pasado ya pasó, ya no está ahí. Si no se alimentó de aquello en su momento, buscarlo ahora no le proporcionará el mismo placer) y necesita ser alimentado día a día (El alimento del pasado ya ha sido procesado. Alimentarse de algo ya procesado rara ves produce la misma satisfacción, y hay ocasiones en las que solo provoca más hambre)

“Yo” es la suma de todo. El punto central y cenital del universo. Centro y epicentro de todo lo que sucede en su cosmos; Baremo aleatorio y circunstancial utilizado por “yo” para calibrar la magnitud de todo evento.
“Yo” es todo y su circunstancia. Todo y su consecuencia. “Tú” sólo es un factor a tener en consideración cuando así es considerado necesario por “yo”. “Tú” no tiene circunstancia. Carece de motivo o razón. “Tú” sólo es acción para una reacción de “yo”. A “tú” no le es permitida la reacción. Rara vez se le otorga una posibilidad, una razón de ser, ajena o, simplemente, más allá de la reacción de “yo”.

“Yo” es por instantes satisfecho, por momentos un desgraciado. “Yo” es Ego-ista y Ego-ismo. “Yo” lucha por el dominio absoluto de “mí”. De “él”.
“Yo” es un pecador irredento y orgulloso, y por eso, no lo absuelvo.

Es muy fácil dejar el control a “yo”. Puede ser a un tiempo desagradable y embriagador. Hay momentos en los que preferiría ser “tú”. Hay momentos en los que “Mí” preferiría dejar de luchar. Abandonar la refriega y tirar la toalla.
Pero entonces sólo sería “otro”.