Palabras desde otro mundo

25/05/2007

La estética sobre la ética

Filed under: — Javier Albizu @ 06:19

Somos víctimas y esclavos de nuestros sentidos.
A cada momento somos asaltados por cientos o miles de ataques sensoriales que tratan de hacerse con el control de nuestra atención. Que tratan de “seducirnos” a través de nuestros sentidos.
Y la cosa no estaría mal, o no sería tan mala, de no ser por un pequeño detalle.
¿Sabéis cual?
Acercaos un poco, que os voy a contar un pequeño secreto.
Nuestros sentidos nos mienten.
¿Y sabéis que es lo peor de todo esto?
Que os he mentido. Que no es ningún secreto, y que hay gente que se aprovecha de ello para tratar de aprovecharse de nosotros.
Y os he vuelto a mentir, porque eso no es lo peor de todo.
Lo peor de todo es que nosotros también lo sabemos, pero encanta que nos mientan (siempre que sea una mentira agradable, una mentira que queramos creer).
Citando a House: “Todos mienten”
La de la estética trata de ser una bella tiranía. Una tiranía adornada (como toda buena tiranía que se precie) con dulces mentiras que aderezan un fastuoso banquete de sabrosos manjares, deliciosos aromas y estremecedor tacto.
Nuestros sentidos son el rival a batir. El enemigo siempre al acecho en nuestra propia casa. La debilidad de la que tratan de aprovecharse los “otros”.
¿Que es lo que nos gusta? ¿Que implica que algo nos parezca bonito o atractivo? ¿Que nos garantiza la belleza? Nada. Nada duradero. Nada mesurable.

Sólo nos garantiza un recuerdo. Una imagen difusa y cambiante. No nos aporta nada que podamos palpar, nada que podamos poseer en el terreno material. Pero aún así lo queremos. Cuando más vaga, cuanto más improbable, cuanto más “apetecible” es la mentira, más queremos creerla. Los sentidos son el alimento del deseo.
Y ¿que es el deseo?
El deseo es el veneno de la mente. La extinción de la lógica.
¿Son entonces la mente y la lógica “el camino” a seguir?
¿Debemos deshacernos del deseo? ¿Debemos resistirnos a lo que nuestros sentidos nos dicen que necesitamos? ¿Debemos seguir ciegamente los designios de la lógica?
No.
Porque la lógica ni siquiera existe. La lógica es aún más voluble que los sentidos. La lógica esta condicionada por nuestros sentidos y nuestros deseos. “La” lógica no existe. Existen “nuestra” lógica y la lógica de “los demás”.
Y es en éste punto cuando la cosa se pone interesante y cambian en nivel y las reglas.

¡Lucha de percepciones, lucha de lógicas, lucha de egos!
¡Mí lógica es más fuerte que la tuya!
¡Nadie antes había sido capaz de resistir mi golpe secreto de lógica!
¡LÓGICA APLASTA!

Revestimos nuestra lógica de aquello que nos muestran nuestros sentidos. Defendemos lo que es “bueno” (para nosotros), lo que es de “sentido común” (…), a fin de cuentas, lo que queremos.
La sociedad dice: “Tienes que ir a más” “No debes conformarte con lo que tienes” “Si no te lo quedas tú, se lo quedará otro” “Si no les pisas, te pisarán”
La sociedad asalta nuestros sentidos con repetidos ejemplos de que eso es lo que hay. No tienes escapatoria, la resistencia es fútil. Y nuestros sentidos, y nosotros nos lo queremos creer. Es lo que tenemos delante de nuestras narices.
Pero más allá de nuestras narices también suceden muchas cosas. Cosas que nuestros sentidos no son capaces de percibir. Cosas que van más allá de la mera estética o incluso la contradicen.
¿Que hacemos entonces?
¿Que hacemos cuando lo que vemos no nos es suficiente? ¿Cuando debemos ir más allá, pese a que no nos compense? ¿Cuando las reglas no son claras, o no nos favorecen?

Pues haremos no es lógico. Haremos lo que no nos resulta agradable.
Haremos lo que debemos.