Palabras desde otro mundo

13/06/2006

Semana Uno

Filed under: — Javier Albizu @ 23:59

Nuestro héroe se encuentra sentado delante del ordenador. Hoy ha sido un día como cualquier otro (cualquier día asquerosamente caluroso en el verano)
Nuestro héroe está cansado y con ganas de pegarse una ducha, pero él es un hombre de palabra, y tiene que escribir antes de permitirse un descanso. Es una tarea desagradable, pero alguien tiene que hacerla (más que nada, porque si no la hace él, nadie la hará en su lugar)
Ya lo decía un guionista de comics: Un gran blog conlleva una gran responsabilidad.
El suyo no es que sea un gran blog, pero es lo que tiene. Quien sabe, quizás en unos años las palabras que ahora junta de manera tan chapucera lleguen a valer algo.
Quizás… quizás.
– ¡No! ¡Detente!
– ¿Quién anda ahí?
РSoy t̼.
РT̼ no puedes ser yo. Yo soy yo.
– Bueno, soy una parte de ti.
– ¿Lo cualo? ¿Qué eres? ¿Un dedo o una neurona que me hablan?
– No te hablo, so membrillo. ¿No te das cuenta de que no me escuchas? Te estoy escribiendo desde tu subconsciente.
– ¿Y se puede saber que narices quieres? Tengo que subir una columna.
– Veeeeeengoooooo a avisaaaaaaaarteeeeee. Cuidaaaaaaadoooooooo, Cuidaaaaaaadoooooooo.
– ¿Cuidado con que?
– Has estado a punto de proferir unas palabras de esperanza.
– Yo no he hecho tal cosa.
– ¿Cómo que no? Yo lo he visto.
– A ver, listo. ¿Donde?
– Eso de que tus palabras pueden llegar a valer algo algún día.
– Ah. Pero eso no iba en serio.
– Sí, sí. Seguro. Ahora lanza balones fuera.
– ¿Analogías deportivas? ¿Seguro que eres mi subconsciente? (maldición, ¿me estará afectando el mundial?)
– Que siiiiii, que siiiii, que soy tu subconsciente.
– De acuerdo. Dime algo de mí que solo yo sepa.
– ¿De verdad quieres que diga “eso” en alto?
– Vale, vale. De acuerdo. Eres yo. ¿Qué narices quieres?
– Ya te lo he dicho. Ándate con cuidadito, que de aquí a dos meses, cuando bien no sepas nada, bien te manden una amable carta mandándote a paseo los señores de planeta, esos ramalazos de esperanza se pueden volver en tu contra.
– Que no iba en serio, pesao.
– Eso dices ahora. Pero antes te he visto pensando en las cosas buenas que tienen tus relatos. En la posibilidad de que te lo publiquen.
– Macho. Que quieres que haga. Es una posibilidad a tener en cuenta.
РNo debes tener en cuenta seg̼n que cosas
– También he tenido en cuenta lo que haría caso de tocarme la lotería, y eso que no juego. No por ello creo que me vaya a tocar.
– Sí, pero estas cosas empiezan, y luego ya no sabes cuando parar.
– Además, seguro que de aquí a dos meses ya ni me acuerdo de que mande nada, y que alguno de estos me lo tiene que recordar para que lo mande a otras editoriales.
– ¿Ves? ¿ves? Primero un amago de confianza en ti mismo, luego un atisbo de confianza en tus amigos. Nos vas a llevar a la ruina. ¡EL APOCALIPSIS SE ACERCA!
– Hay que ver lo pelmita que pones a veces.
– Sí, sí. Tu reite ahora, ya veras cuando todo salga mal.
– Veamos ¿Qué pasara cuando todo salga mal?
– Pues… pues… que habrá salido mal.
– Ooooh, claro. Y mi mundo se hundirá.
– Lo vas pillando.
– Y… y yo… tendré que seguir yendo a trabajar todos los días, y tendré que seguir quedando con la misma gente. Y mi vida será exactamente igual que ahora.
– ¿Lo ves? ¿Lo ves? ¡EL APOCALIPSIS SE ACERCA!
– En cambio, si me llega una respuesta afirmativa…
– ¡No lo pienses! ¡Ni se te ocurra!
– Lo siento, ya se me ha ocurrido.
– ¡No sigas por ese camino!
– Veamos.
– ¡No lo hagas! ¡Ten piedad de este pobre subconsciente!
– Si aceptan publicar mis relatos… Todo seguirá exactamente igual que ahora.
– ¡No sig…! Espera. Pues tienes razón.
– Anda, vete a descansar un rato.

Nuestro héroe recibió la semana pasada la contestación a sus preguntas. La conspiración había sido descubierta, los culpables ajusticiados por sus puños vengadores. La página de Planeta tenía mal puesta la dirección para los envíos. ¿Realmente quiere nuestro héroe trabajar para semejantes chapuceros?
No lo sabe, pero mientras su mente barruntaba sobre tan complicado asunto, él dio de nuevo el fatídico paso, y mando de nuevo sus textos (en esta ocasión a la dirección nueva, y espera que correcta)
Una semana.
Ya falta menos… para lo que sea.