Palabras desde otro mundo

16/08/2005

Vida rural

Filed under: — Javier Albizu @ 12:07

Con un poco de retraso llega la columna de esta semana.
En un principio este no iba a ser el tema a tratar. Pero tras pasar por los kilómetros quinientos veinte y quinientos cuarenta de la carretera nacional trescientos treinta y dos, que trascurren Oña y Soncillos (kilómetros estos cuya definición mas ajustada podría ser “infierno sobre la tierra” o “trampa mortal”) surgió ante mi este tema sobre el que disertar.

Supongo que cosas como esta solo se le pasaran por la cabeza a un “chico de ciudad”, pero lo cierto es que a lo largo de aquellos kilómetros de curvas imposibles (bueno, con un alto grado de complicación) atravesé varios pueblos (aunque considero “grupos de casas” una descripción mas acertada) perdidos en el las alturas, y me preguntaba:

¿Cómo debe ser la vida aquí?

Vamos a ver. Yo he “vivido” (durante varios veranos) en dos pueblos: Araia y Ecai (Alsasua la considero una ciudad pequeña). Araia no tenía un supermercado, pero tenía la coperativa, y creo recordar que había algún que otro bar (aunque lo cierto es que no había pisado ninguno de ellos hasta la semana pasada, y lo hice porque mi prima Inma trabaja allí), tenía su tienda de chucherías (esa si que la visitaba, para comprar algún que otro comic, y petardos para las fiestas), dos frontones, un campo de fútbol (aunque me parece que era para los chavales), unas piscinas (aunque estaban fuera del pueblo) y un cine. Hasta había una especie de biblioteca (en el ayuntamiento) donde me dieron clases particulares algún que otro verano… Ahora que lo pienso, también podría englobar Araia como ciudad pequeña. Bueno, creo que no tiene medico propio, porque cada vez que tiene que ir alguno de mis familiares al medico, se van a Vitoria.
Por otro lado, tenemos Ecai. Siete casas, una iglesia, y la “sociedad”. Había un teléfono para todo el pueblo y de vez en cuando aparecía un tipo con una furgoneta vendiendo de todo (supongo que aquella visita tendría una periodicidad concreta, pero en su momento no me lo plantee), y eso era todo.
Pero Ecai, dentro de lo malo, esta cerca (un cuarto de hora) de Pamplona, y mas cerca aún tiene a Irurtzun, donde dispondrán de servicios algo mas amplios. La autovía pasa por al lado y en un momento se sitúan en la civilización.

Pero para acceder a los pueblos que atravesé, tienes que recorrer una carretera en la que si pasas de treinta por hora te matas. Para recorrer esos veinte kilómetros tardas casi una hora (con suerte, si no te toca un tractor o un camión delante). Como se trate de algo urgente te puedes dar por jodido.
Vale que los chavales que viven allí estarán hasta cierto punto acostumbrados, pero también tendrán tele. Sus padres les habrán llevado a alguna ciudad cuando tengan que hacer la compra. Supongo que durante el curso, algún autobús se los llevaba a algún casco urbano donde estarán todo el día, o toda la semana. Vamos, que durante gran parte del año estarán viviendo en un entorno completamente “alienígena” para ellos (ya sea su pueblo, o donde estudian). Lugares en los que tendrán acceso a internet, tendrán al alcance de la mano los caprichos que se les puedan ocurrir (aunque no tengan posibilidad económica de hacerse con ellos).
¿Cuantos de esos chavales se quedaran a vivir en los pueblos? Ni siquiera son pueblos aptos para ser residencia de fin de semana. Igual es que soy demasiado cómodo, pero me parece que jugarse la vida para ir a comprar el pan no es plan (vale, no te la juegas la vida, puedes ir a veinte por hora. Pero ya puestos, para eso te quedas a comer el la ciudad que sea que has ido). Supongo que ahora mismo si que dispondrán de teléfono en cada casa (o al menos tendrán móviles si les llega la cobertura) pero como tengan una urgencia medica (una urgente de verdad) ¿a que distancia esta el hospital o el medico mas cercano? ¿a dos horas?. A esa distancia si llevan ellos al paciente. Pero como tengan que venir el medico, o haga falta una ambulancia…
Ya estoy oyendo la voz al otro lado del teléfono:
– No se preocupe señora (o señor), ahora le llega la ambulancia. ¿Desde donde dice que llama?
РDesde valdepe̱as de arriba.
– Me decía usted que cree en dios, ¿no?

Recuerdo que cuando me operaron de apendicitis, tuvimos que ir desde Alsasua a Pamplona, eso ahora son poco mas de veinte minutos, pero me suena que entonces aun no estaba la autovía, así que seria algo mas del doble. Y en Alsasua si que hay medico y ambulatorio, y debió ser él quien les dijese que aquel dolor de estomago mío era mas chungo que una indigestión.
¿Qué habría sido de mi en un pueblo como estos?

No, si cuando me da por ponerme optimista no hay quien me gane.