Palabras desde otro mundo

29/06/2007

Comunicación y complejo de inferioridad

Filed under: — Javier Albizu @ 06:42

No, el título no va por mí.

Pese a lo que pueda parecer en persona, me gusta hablar. Bueno, más que hablar me gusta comunicarme con la gente, entendiendo por comunicarme el intercambio de información de interés para todos los participantes en el acto comunicativo (tranquilos, no es una de esas columnas en las que me dedico al lloriqueo porque soy un inadaptado, un minusválido social y esas cosas)

Bueno, a lo que iba.
Me gusta comunicarme y creo estar capacitado para ello (al menos trato de estarlo) y ¿sabéis que? Me gusta nuestro idioma. Vale que es el que domino con mayor fluidez y me veo más capacitado para retorcer y mutilar para que se adapte a lo que pretendo transmitir pero, en serio, me gusta (pese a la enconada enemistad que tengo contra ese ente abstracto pero personalizado que es la RAE o, quizás, mi enemistad con ellos se deba a eso mismo)
Siempre he considerado el lenguaje (o los lenguajes) como algo vivo, algo que debe evolucionar por si mismo. Si bien reconozco que las reglas son necesarias, también considero que deben de ser flexibles y genéricas (No, no pretendo justificar mis faltas de ortografía)
El lenguaje es algo que tiene que servir para comunicar y unir, no para separar y discriminar. El problema es que somos humanos, somos distintos y somos una panda de capullos (Entre los capullos también me incluyo, pero sobre todo incluyo a los que no están de acuerdo conmigo, humano que es uno ¿he dicho que también somos contradictorios?)
Por supuesto, todo el mundo tiene todo el derecho del ídem para tener su propia opinión, y para estar equivocado (faltaría más) Pero como este es mi blog, pues os tenéis que aguantar, y tragaros mi opinión (chinchaos y escribid el vuestro)
Tal y como yo lo veo, la comunicación vendría a ser una fuerza dirigida, con un objetivo claro y definido. Algo ajeno a modas, manipulaciones partidistas e influencias innecesarias (no, esta columna tampoco va de política)
No estoy diciendo que la conversación intrascendente deba ser eliminada de nuestras vidas, lo que estoy diciendo es:
Me revienta la gente que se dedica a utilizar palabras cuyo significado desconoce (caso de poseer alguno), ya sea porque le parecen “guays” o “molonas” o simplemente, porque se las ha inventado, o se las ha escuchado decir a algún tipo en la tele.
Ya digo que el lenguaje tiene que ser algo vivo, algo que no se quede estancado, que evolucione hasta el punto de poder eliminar todas las barreras que nos separan a los unos de los otros. Es necesaria la creación de nuevos términos, pero términos globales, no grupales o individuales. Términos que acaben creando un idioma, un lenguaje, una manera de comunicación mundial. Humana (No, no me vale el garrotazo)

Pero claro, somos como somos (y como solo conozco el caso de aquí, pues hablaré de él, pero mucho me temo que se trata de algo más o menos global) Lo de fuera siempre es mejor. Son todos más guapos, más ricos, más inteligentes y viven mejor. Lo de fuera mola y lo de aquí apesta. Vale, hay casos en los que sí que es así. Pero no es porque lo de fuera sea bueno porque es de fuera. Es bueno porque es mejor que lo de aquí. Punto.
La gente se queda con lo que le venden, pero no se preocupa en buscar lo que no se le quiere mostrar (No, esta tampoco es una columna para justificar el porque no me gusta viajar)
La cosa es que la gente se mueve a impulsos. Impulsos generados por otra gente impulsada a su vez por sus propios motivos o por los de otros. Así que “esa” (o alguna, o la que sea) gente dice “El ingles es una lengua más musical, más lírica, más digna” y como “la gente” es asín, se dedica a adoptar e introducir en su vocabulario palabros que solo tienen sentido para ellos. Y se dedicar a culturizar a su entorno.
Porque claro, ellos son unos “yentelmanes” y tiene que educar a la plebe necesitada de su sapiencia, que esos no tiene ni puñetera idea de lo que es hablar con propiedad y de lo que es molar. Y claro, hay gente que realmente son plebe necesitaba de sapiencia, y no se les ocurre idea mejor que escuchar al “yentelman” que si habla será porque sabe, que dice cosas que habla como “los señores de ahí afuera”

Y ya está liada.