Palabras desde otro mundo

13/06/2007

Mola ser gai

Filed under: — Javier Albizu @ 06:56

¿Quien me lo iba a decir a mí?
Toda la vida creyendo tener las cosas claras, y van unos tipos y te saltan con esto a la tercera de cambio, así sin venir a cuento.
Tú claro, de buenas a primeras como que no acabas de entenderlo. Será cosa de ser primerizo en estas lides. Así que te pones a investigar, y va, y resulta que tienen razón. Que la cosa tiene hasta su razón de ser y todo. Es lo que tiene esto de vivir en una zona en la que algunos dicen que se hablan dos lenguas, y tú eres de los que no habla una de ellas.
Así que, sí, soy gai. Con “i” latina. Vamos, que los señores de la escuela de idiomas de Pamplona consideran que soy “apto”, y mira si soy “apto”, que me lo dicen en bilingüe (aunque yo no entienda una de esas lenguas) Que he aprobado el examen de tercero de ingles, y que me darán un papelito en el que dirán algo que yo sé desde hace mucho tiempo para que se lo pueda enseñar a unos señores que no me crean cuando se lo diga, y no quieran tomarse la molestia de comprobarlo a la antigua usanza.
Resulta que van y me dicen a estas alturas de mi vida que soy (o me consideran) gai.
¿Quien me lo iba a decir a mí?

Estas cosas que tiene la vida moderna del siglo equis equis palito (aunque creo que en el anterior también debían hacerlo de la misma manera.
Ahora me queda la duda sobre si estos señores también me considerarían gai de quinto nivel caso de haberme presentado directamente al examen de nivel superior, pero bueno, tampoco es algo que me traumatice. El año que viene, si se me cruza el cable por ese lado, igual le doy un tiento. Total, creo que la matricula por libre son cosa de treinta euros, y ¡¡¡ESPARTA!!! puede permitirse esa inversión en pragmatismo educativo.

Porque, al contrario que con mis estudios informáticos, si que me apunté a la escuela de idiomas para conseguir el papelito. No es que crea que soy el acabose en lo concerniente a la lengua de Sexpir, pero con lo que sé me da para lo que necesito, y tengo una base lo suficientemente sólida como para ir progresando por mi cuenta.

Además, parece que ya he conseguido los punto suficientes en este juego que es la vida como para que me de vida extra, o alguna habilidad o poder “chupi”.
No, no puedo volar, lanzar rayos, o hacer que las balas me reboten (por ahora), pero ésta experiencia me ha servido para y descubriendo cosas sobre mí mismo, y la persona en la que me voy convirtiendo (tranquilos, pese a lo “profundo” que pueda sonar esto último, no voy a seguir en ese tono)
A lo que me refiero con el párrafo anterior es a algo de lo más simple (que ya iba intuyendo uno, tampoco os creáis) y de lo que más de uno de los habituales también se había dado cuenta y así me lo había hecho saber: He cambiado (¡OH SORPRESA!) y no sólo eso ¡He cambiado a mejor! (¡ALBRICIAS Y ZAPATETAS!)
Tampoco es que haya sido un cambio drástico y fulgurante. Mis habilidades no es que hayan subido exponencialmente, ni mis puntos de vida han alcanzado niveles estratosféricos, pero esta mejoría mía si que ha debido dejarse sentir en mis habilidades de interacción social

Nota mental: debo tachar este requisito de mi lista para cuando me haga con el dominio multiversal.

Vamos, que noto que la gente me trata de otra manera. No ya mis amigos, sino gente a la que no conozco de nada. También puede ser que me traten de igual modo (aunque claro, si no conocía a esa gente, eso implica que no había tenido ningún trato anterior con ellos. Ergo, cualquier trato con ellos, por definición, es distinto… a no ser que… mejor lo dejo) y haya cambiado mi percepción al respecto, pero yo apuntaría más hacia la primera hipótesis.
Así que, si asumimos esa hipótesis como cierta, asumiremos también que eso se debe a que mi actitud genérica (en según que momentos, tampoco os hagáis tantas ilusiones) hacia “el mundo” ha debido de cambiar ¡Y nadie me ha avisado! ¡Traidores! ¿Y vosotros os llamáis amigos?
Es más, no sólo ha cambiado mi actitud hacia lo social, sino que también lo ha hecho en lo personal. Vamos, que en algún momento he debido de relajarme. Porque, de lo contrario, no me habría importado tan poco el resultado del examen de la escuela de idiomas.
No os voy a engañar. Mientras esperaba para entrar a la sala a examinarme, si que estaba nervioso (aunque de una manera moderada) pero el antes y el después han sido de lo más relajados.
Puede que tenga que ver con que, esta vez, no eran agentes externos los que me “obligaban” a examinarme, sino que se debía a una decisión propia.
Puede que tenga que ver con que, pese a saber que a mis padres también les disgustaría el que yo hubiese suspendido, no creo que considerase el haberles “defraudado” caso de que ese hubiese sido el resultado.
Me habría defraudado a mí mismo, pero eso es algo a lo que estoy más habituado. Aunque, claro, no he suspendido. Así que nunca sabré cual habría sido mi reacción ante tal desenlace de la situación (pero seguro que llegaré a obtener esa respuesta en posteriores exámenes)

Algunos diréis: Pues ya podrías haberte “relajado” antes. Ya podrías haber tomado este camino hace unos años.
Y es posible que sea cierto. Que quizás hubiese podido tomar este camino hace tiempo, pero también es posible que no, que entonces no fuese capaz, al igual que por ahora no soy capaz de hacer montones de cosas que podrían mejorar mi vida aún más.
Lo que tampoco voy a hacer es confiarme. Sé que este estado es algo temporal, y que en cuanto me descuide la cosa puede volver a torcerse. Como en todo, se trata de encontrar el punto de equilibrio entre la relajación y la preparación.

Pero bueno.
Hoy he descubierto que soy “Gai”
Y eso mola.