Todos tenemos nuestras pequeñas “especulaciones estúpidasâ€. Esas fantasÃas, especulaciones, idas de olla o ideas que te pasan por la cabeza y por alguna misteriosa razón se detienen un momento y te dedicas a mirarlas desde otro ángulo.
No hace falta que tengan sentido. No hace falta que creas que en algún momento vayan a convertirse en realidad. Dejan el camino de las ideas sin perfilar y se te plantan ahà delante preguntándote:
¿Qué harÃas si…?
Hay algunas que son más comunes que otras. Las clásicas sobre que pedirÃas caso de que te ofreciesen el cumplimiento de un deseo. Que harÃas si fueses millonario. Cosas de esas.
Pero también hay otras más personales. Más únicas si lo preferÃs. Esas que no se le pasan a ningún otro por la cabeza y que cuando se las plantean a otro te miran con expresión entre rara y divertida antes de responder cualquier parida.
La verdad es que a esa clase de preguntas, generalmente no se que responder. Bueno, más bien se trata de que no me apetece responder. Los enunciados suelen ser de lo más simples y por lo general te suelen dejar sólo dos respuestas, una de ellas con trampa, en la que se pone un énfasis especial (LA respuesta según el preguntador) y otra que por lo general no nos planteamos.
Y no. No se me pone en las narices el responder a esas preguntas. Supongo que se trata de que no le pillo la gracia al juego, y para dar una respuesta que no es la que yo darÃa, para resolver una situación (aunque sea ficticia) a la que no se como se ha llegado (o que el planteante no se ha molestado en pensar), paso.
No se trata de que no sea capaz de imaginar la situación, pero el simple hecho de imaginarla no tiene nada que ver con la resolución. Si doy una respuesta, que sea a una pregunta cuyo enunciado esta completo, no solo la última frase. Si se pide mi respuesta lo que daré será eso, no una respuesta genérica y tramposa para solucionar una situación que se que no se va a dar.
Pero hay quien no se da por aludido y continúa con la broma, chiste, pregunta “metafÃsica†o lo que quiera que sea. En esas casos me suelo aferrar a la lógica más cerrada (y absurda, a juego con la pregunta, en según que casos)
A lo largo de este blog hay casos en los que he respondido a preguntas de ese tipo. Que recuerde ahora mismo han sido tres. Las dos que mencionaba al principio como mas comunes: Perfección y subjetividad y Si yo fuera ri-co. Y la eterna cuestión sobre rubias o morenas: Rubias o morenas? y Por alusiones.
Si bien en las dos primeras respondÃa a la pregunta sin más, en las otras dos respondÃa a mi manera a una única pregunta (por lo que, aún hoy, siguen diciendo que no me mojo en el asunto, pero yo ya no se como explicarlo mejor)
Si que es cierto que en las dos primeras no hay respuestas predeterminadas, pese a tratarse de situaciones que no puedan llegar a darse (o no se explica como se ha llegado a esa situación hipotética)
Pero hay una serie de preguntas que parece que preocupan a bastante gente (las que menciono ahà arriba no es que me preocupen, pese a tener una respuesta para ellas no me preocupa la respuesta que puedan tener los demás a ellas) y que encuentro especialmente risibles. Es más, son tan frecuentes es que no solo no he preparado una respuesta para ellas, sino que he preparado una serie de preguntas que le harÃa a quienquiera que las me las preguntase. Ya se que la conversación no serÃa asÃ, pero me hace gracia. ¿Qué queréis? Las cosas que me planteo yo son asà de chorras.
Una de esas preguntas que me negarÃa a responder es la muy yanky:
¿Qué harÃas si te encontrases con Adolf Hitler siendo este joven?
– Pues supongo que nada, no se que pintas tenÃa de crÃo.
– Sabes que es él. Lo tienes delante.
– ¿He viajado en el tiempo?
– SÃ.
– ¿Cómo?
– Eso no importa.
– ¿Cómo que no importa?
– Que no importa. ¿Qué harÃas?
– ¿Pero como he viajado en el tiempo?
– En una maquina del tiempo.
– ¿Y como es que me han mandado a mi en el tiempo para probarla?
– Te lo han ofrecido y ya está.
– Pero yo no habrÃa aceptado.
– ¿Por qué?
– Porque no me creo que se pueda inventar una maquina del tiempo.
– Te traen pruebas de que funciona.
– Que no me lo creo.
– Bueno… pues se te aparece dios y te manda ahÃ.
– ¿AsÃ? ¿Sin preguntar ni nada?
– SÃ.
– ¿Seguro que es dios?
– SÃ.
– ¿Y yo lo sé?
– No… sÃ… yo que sé. Da igual. Tú responde.
– Pues me cagarÃa en dios.
– Vale, y ¿después de cagarte en dios?
– Nada.
– Tienes que hacer algo.
– ¿Porque?
– Tienes ahà delante a un tÃo que se va a cargar a un montón de peña.
– Él no los mató (al menos no a todos)
– Bueno. Tienes delante al tÃo que hará que mate a un montón de peña.
– Eso no es verdad.
– ¿Cómo que no?
– El no va a hacer nada.
– ¿Cómo que no? ¿Eres de esos que creen que Hitler era un santo varón?
– No. Lo que pasa es que no va a hacer todo eso. Ya lo ha hecho.
– Pero estas en el pasado, todavÃa no lo ha hecho.
– Pero yo vengo del futuro, donde ya lo ha hecho.
– Pero puedes evitarlo.
– ¿Cómo?
– Haciendo algo.
– Que lo haga dios.
– ¿Qué?
– Él me ha mandado aquà ¿no? Pues que se busque la vida y soluciones sus problemas el mismo.
– ¿Entonces te largarÃas tan ancho?
– No.
– Vale, ¿entonces que harÃas?
– Supongo que me morirÃa de asco.
– ¿Qué?
– Vamos a ver. Estoy en Alemania en un año indeterminado del pasado. No tengo ni idea de alemán y las monedas que quizás tenga en el bolsillo (si dios no me las ha chorado) no creo que sirvan de demasiado por aquà en esta época. SerÃa un tarado del futuro que no tiene ni idea del lugar, las costumbres, el idioma ni la época en la que esta. Por muy tipo del siglo veintiuno que sea, creo que no me podrÃa salir con bien de una putada como esa que me ha hecho el huevazos de dios.
– Vale. DÃos también te ha enseñado Alemán.
– Pues ya me podrÃa haber enseñado algo más útil.
– ¡¡¡¿QUE HARIAS?!!!
– IntentarÃa volverme para España.
– ¡¡¡¿QUE HARIAS CON HITLER?!!!
– Nada.
– ¿Por qué?
– Porque eso no va a pasar.
PodrÃa haber sido peor y haber mandado a Patxi.
Sielos no!!!
Patxi como el Fiurer en lugar del Fiurer!!!
Esa situación demostrarÃa que Dios tiene un sentido del humor bastante puñetero…
¡Gracias por enlazarme!