Vale, lo habÃamos dejado con el contexto más o menos explicado, asà que, con esto (espero que) claro, ahora toca meternos un poco más en profundidad.
Primero lo primero. No. No tengo voces contestonas en mi cabeza.
Opciones aceptadas, descartada y dudadas.
La historia, su división y las cosas que querÃa contar en ella estaban claras. Como iba a hacer que todo encajase ya era otro asunto.
Una de las ideas que desterré, era que cada uno de los “capÃtulos†ambientados en el mundo “real†sucediese en un mundo “real†distinto. Distintos Javis creados a partir de “reconstrucciones†del universo. Lo que le habrÃa gustado ser al original, y aquello en lo que habrÃa temido convertirse.
La idea me gustaba, pero iba a ser muy confusa, asà que opté por descartarla.
También tenÃa más detalles de la vida que estaba contando. De su relación con su hermana, de como se habÃa enfrentado Javi, siendo muy joven, a uno sus ex-novios (ex-novio de su hermana. No. No era maligno) mayor que él, después de que cortasen, y como habÃan acabado siendo amigos. Del restaurante que habÃa montado ella en Valencia (Pizza, Surf y Paella)
TenÃa muchas conversaciones pensadas para esos tres personajes y también me gustaba la relación que se habÃa creado entre ellos. Pero al final aquello se separaba un poco de lo que querÃa contar e iba a resultar más una distracción que una ayuda.
Por supuesto, también está El Final.
Bueno, no el final, final. Me explico.
Que el Javi “real†morÃa lo tenÃa claro (será mi vena trágico-masquista) Que el universo se acababa con él, también. Otra cosa era la razón por la que lo hacÃa y como afectaba aquello al resto de los personajes.
La primera opción que barajé fue la de hacer una tercera capa más de realidad. Algo más cercano a la realidad: Javi no era el “autor†sino su representación en aquella realidad. Al morir su “avatar autoral†en aquel mundo, el universo que contenÃa ya perdÃa su sentido y era consumido por un vórtice entrópico (me encanta esta palabra)
Claro, esto implicaba una serie de variables que también tenÃan que ser valoradas. Sarcástico habÃa hablado con “el autor†en los relatos del Microverso y Tipo Listo se suponÃa que lo sabÃa todo, asà que tenÃa que justificar que ninguno de los dos supiese que no era el de verdad al encontrárselo cara a cara.
SÃ, podÃa echarle la culpa a Deux Ex, pero me parecÃa forzar demasiado la coherencia interna del asunto (sÃ, más aún) y no me terminaba de cuadrar.
Por otro lado, querÃa recalcar que aquel mundo “real†sólo lo era entre “comillas†(algo que habÃa tratado de dejar claro desde la primera entrada) y aquello me lo ponÃa más fácil. Una escena con Javi-Sarcástico girándose a cámara (autor-lector) y diciéndole que ya sabÃa que aquel no era el mundo real de verdad. Pero cuando más pensaba en ello menos me cuadraba y me parecÃa muy tramposo.
Al final la ganadora y definitiva fue la que más convencido me dejó.
Intrahistorias, metalenguajes y demás morralla pseudotrascendental e intelectualoide.
Que yo aquà he venido a hablar de mi libro.
Dentro de toda la anarquÃa que rodea el relato, habÃa varias cosas de las que querÃa hablar (aunque no atacándolas de una manera frontal y tratando de no ser dogmático e integrarlo de una manera natural y fluida en la estructura de la historia)
Por un lado esta “mÆvisión de la creación de historias. La coherencia interna que deben tener y el acercamiento y manera en la que me gusta que sean afrontadas.
Por mucho que nos (me) cueste aceptarlo, los personajes no tienen vida propia. PodrÃamos decir que todos tienen un poquito de Deux Ex. Tanto ellos como todo lo demás están ahà en función de la historia que se quiere contar.
Aún aceptando esta premisa (y lo esto es lo que me parece más importante) eso no hace lÃcito el “todo vale para que pase lo que quiero que paseâ€. Una cosa es que traces un reglamento interno para tu historia y otra muy distinta que mientas y tomes por tonto al lector.
Soy capaz de leer libros (y ver pelÃculas) usando una porción Ãnfima de mi cerebro, siempre que sean (o las considere) coherentes en su estructura, pretensión y resultado. Si noto (o creo notar) la improvisación o argucias argumentales contradictorias, caen en picado en mi valoración. Pero bueno, esto ya entra en el terreno de las filias, fobias, manÃas y subjetividades de cada uno.
Por otro lado estaba mi manera de entender las relaciones eemmmm ¿intersexuales? Vamos, chicho-chica.
SÃ, vale, nunca he tenido relaciones estooo…. “de esas†o “de pareja†pero como, obviamente, la ignorancia formal rara vez impide a la gente realizar sus propias elucubraciones, filosofar o, simplemente, tener una opinión y hablar de lo que pienso sobre el asunto (esta vez) haré como que soy parte de la masa.
Porque esto es algo que nos rodea a todos los niveles. Nos lo meten por los ojos, por los oÃdos y supongo que por algún sentido más también. Cada minuto de cada hora de cada dÃa de nuestras vidas. Como para no pensar en ello.
QuerÃa hablar sobre las diferenciaciones que percibo yo entre el deseo de luchar contra la soledad, la atracción, el instinto (impulso “irracionalâ€) y el “AMOR†(que lo pongo entre comillas porque, obviamente, esto también es algo completamente subjetivo) Supongo que mis apreciaciones pecarán de mojigatas, pero bueno, son mÃas y me las ventilo como me parece más adecuado.
He tratado de ser (ejem) “realista†en cuanto a la manera de abordarlo. Intentado evitar lo que comúnmente nos venden los medios (ya sean pelÃculas, series o ficción en general) como la norma, pero que nunca he presenciado.
Como he comentado alguna vez, en mi infinito vaivén mental, acostumbro a “preparar†conversaciones de diversa Ãndole. El problema de esas conversaciones “preparadasâ€, caso de llegar a comenzar alguna vez en el mundo real, es que nunca se desarrollan de la manera prevista y, más allá de la primera frase, tienden a derivar hacia algo que diametralmente distinto. Asà que, tratando de ser “realistaâ€, la conversación entre Javi y Sandra es anárquica, sin demasiado sentido y, tristemente, interrumpida de manera brusca antes de que se pudiesen exponer todos los argumentos. Que se le va a hacer.
PodrÃa haber tratado de exponer sus argumentos adicionales “mental†o “monológicamente†pero no me acababa de encajar en la estructura de ninguno de los capÃtulos posteriores, asà que el pobre Javi se quedó sin poder explicarle a la chica entre balbuceos algo asà como un “vale, podemos empezar a quedar, pero que por lo pronto tendrá que ser como amigos (aunque me da que al final será que no)â€.
Y, más o menos, creo que eso era todo.
En la zona templada o “media†del noventa y siete, encontramos la evolución de las máquinas. Una evolución que no sólo se producirÃa en el ámbito fÃsico (que también) sino que, al mismo tiempo, se nos vendrÃa encima en el terreno binario con una nueva versión del sistema operativo.
No. No salió ningún versión del sistema de Microsoft llamado ventanas noventa y siete, lo que sà que habÃa salido el año anterior era la versión “OSR2†del noventa y cinco.
¿OS qué? Oem Service Release “número†Dos (nombre código “Detroit†que los señores programadores son muy suyos para eso de las nomenclaturas).
¿Que traÃa para darle semejante nombre?
Pues, a simple vista, no gran cosa (otra cosa era lo que traÃa en su interior. Algo muy malo (aunque bueno al mismo tiempo)
Pero me estoy adelantando.
Se decidió renovar todo el parque de ordenadores de la tienda, pasando. AsÃ, tras el paso que habÃamos hecho del Bull con su Unix y sus terminales tontos, al Fujitsu, con más terminales tontos y su THEOS (acrónimo de THE Operative System, modestos que eran sus creadores) a un flamante un servidor HP (PII) que corrÃa bajo ventanitas NT y un programa de gestión llamado Avance que funcionaba… bajo DOS.
Tocó cambiar todo el cableado de red (No-Más-Conectores-Centronics) por cableado UTP con sus RJ45. Claro, también tocarÃa poner ordenadores al otro lado de aquellos cables, por lo que se pillaron varios PCs (Pentium doscientos, en teorÃa, aunque más adelante descubrirÃa que nos habÃan tangado y habÃa un poco de todo, tanto en placa como en procesadores, dentro de aquellas cajas idénticas)
Aprovechando aquella situación, también aprovecharÃa para cambiar mi ordenador de cada. De mi querido Pentium ciento veinte, al un PII (en una preciosa y enorme caja que aún hoy alberga el ordenador “serio†que tengo por casa)
Como no podÃa ser menos, ahà también me tangaron. Pedà una buena tarjeta de vÃdeo (iluso de mÃ, pensando que la usarÃa para jugar o hacer animaciones en Tres Dé) y me pusieron una Matrox Millenium con cuatro megas de ram (que también danza por mi casa pinchada en uno de los ordenadores viejunos). Aquello no habrÃa estado mal, de no ser porque era una tarjeta PCI y la placa que me vendieron venÃa con AGP.
Visto todo aquello, todas las remesas de ordenadores que han ido pasando por mis manos desde entonces, han sido montados por piezas. Que suelo tirar a lo barato, pero al menos sé lo que estoy comprando (y cuando debo pagar por ello)
Ahora volviendo al tema del sistema operativo (y a la coletilla que acompaña esta entrada) una de las sorpresas que traÃa la versión OSR2 del ventanitas noventa y cinco era que cambiaba los dieciséis gordos que particionaban sus discos duros, por treinta y dos (que, irónicamente, permitÃan hacer divisiones más pequeñitas)
¿Que quiere decir todo esto?
Vamos con una pequeña lección de historia de la cercana de la informática:
Gordo16 (traducción muy libre de F.A.T. «File Alocation Table» 16) era el sistema de formateo de discos que habÃa usado desde el ochenta y cuatro por Microsoft con su MS-DOS versión tres. Entre otras lindezas y limitaciones, permitÃa un tamaño máximo de partición de dos gigas (lo cual no estaba nada mal para una época en la que el tamaño normal de los discos duros era de veinte megas)
Claro, el tamaño de los discos habÃa crecido un poco desde entonces. No tanto como para que esa imitación fuese insuficiente, pero ya rondaban por ahà discos que doblaban ese tamaño (por ejemplo el de nuestro servidor que era de cuatro gigas)
Asà que Microsoft se sacó de la manga Gordo32 para la versión “barata†de su sistema operativo, en lugar de usar NTFS (NT File System) que usaba en su versión “profesional (y que aún sigue usando en la actualidad)
¿Que qué tiene esto de malo?
Nada… salvo que no puedes usar OSR2 en un disco formateado (o que crea estar formateado) en Gordo16 y algo parecido sucede de manera inversa.
¿Que seguÃs sin ver el problema?
Venga, me voy a explayar un poco más.
La primera versión que tenÃa de ventanitas noventa y cinco, era una actualización. Ergo, necesitaba tener instalado antes MS-DOS 6.22 y ventanitas 3.11 antes de poder ponerte con él.
Todos estos sistemas funcionaban bajo Gordo16 y ninguno de ellos era capaz de “ver†un disco duro formateado en Gordo32 (vamos, que para ellos no existÃa).
OSR2 sólo funcionaba bajo Gordo32, por lo que formateaba el disco duro usando este estándar al instalarse. Esto no estarÃa mal… de no ser porque, si detectaba que habÃa una versión anterior del sistema antes de ser instalado, en el arranque te dejaba la opción de “Arrancar con el sistema anteriorâ€
¿Que seguÃs sin ver la parte mala?
Esperad, que aún no he terminado.
Al arrancar con la versión anterior, se hacÃa un lÃo con la tabla de particiones (recordar que el DOS 6.22 necesitaba Gordo16 para funcionar) y en el siguiente reinicio aquello no tiraba por ningún lado.
OSR2 creÃa que aquello estaba en Gordo16, asà que no arrancaba. Al DOS le pasaba al contrario… con idéntico resultado. Los discos de arranque y recuperación que tenÃas estaban hechos con MS-DOS, ergo te decÃan que no tenÃas disco duro.
Pero… pero… pero…
Lo vais pillando, ¿no?
Pues imaginaros el caos que fue aquello hasta que logré llegar a aquella conclusión. Reinstalar el sistema a diario en todos y cada uno de los equipos en los que hacÃa aquello (y lo de arrancar con la versión anterior del sistema era bastante habitual por problemas de compatibilidad de programas)
Ahora el chascarrillo me hace gracia, entonces la cosa era una agonÃa constante (por “suerte†“sólo†eran cuatro ordenadores)
Bueno, que se me está hinchando la vena.
En la siguiente entrada de mi biografÃa computeril: La razón por la que el noventa y siete tendrÃa que estar enmarcado como uno (sino como ÉL) año clave en la historia de la informática.
CorrÃa el año noventa y seis cuando vi las primeras imágenes de aquel juego y debo admitir que la cosa prometÃa bastante.
Un universo futurista con reminiscencias (un poco forzadas, todo sea dicho) medievales. Casas nobiliares, órdenes religioso-mÃsticas, viajes espaciales con experiencias iluminadoras de regalo, antiguos portales de salto alienÃgenas con ribetes góticos-barrocos, razas extraterrestres no insectoides (por fin) algunas de las cuales tienen una clara vinculación con la humanidad… y krakens espaciales.
Aquella especia de mezcla entre Dune e Hyperion tenÃa su gracia y las ilustraciones abocetadas de John Bridges le otorgaban una personalidad propia.
SÃ, la cosa prometÃa y piqué. Empecé a comprar como un loco, pese al repelus y la “cosica†que me daba su denominado “passion play†(al fin y al cabo no iba a usar su sistema de juego) Empecé a comprar pese al tufillo WODero que dejaba entrever su estructura interna.
Me decÃa “hay un plan†“saben a donde quieren llevar esto†“los soles se están apagando†me decÃa muchas cosas, pero no. Me equivocaba. Tras catorce suplementos y un juego de ordenador (al que no dediqué más de diez minutos. Lo sabÃa antes de comprármelo, pero la vena completista se me habÃa hinchado ya), dejé de comprarlo (nunca he estado muy ágil en esto de controlar mi impulso consumista)
Uno no será muy listo, pero llega un momento en el que tu número de “eventos terriblemente misteriosos e inexplicables (inexplicados)†llega a su lÃmite. Eso cuando no sucede lo contrario, que te lo explican y ves que todo era un gran macguffin, o han decidido ser “originales†y dar un “sorprendente giro de tuerca†a lo que te esperabas contradiciendo (que no complementando o puliendo) lo explicado con anterioridad.
SÃ, habÃa un plan: Sacar todos los suplementos que pudiesen sin contar nada. VacÃo (y no sideral) en cuantos más suplementos mejor. Una huida hacia adelante aprovechando los detalles interesantes que habÃan planteado, pero no desarrollándolos nunca (se nota de donde venÃan sus autores)
No me interpretéis mal, como este juego hay miles, y están en su perfecto derecho de hacer lo que les venga en gana, pero no era lo que esperaba o buscaba (mea culpa, a mucha gente le encanta Perdidos, a mi no).
Tiene (bastantes) ideas interesantes, está medianamente bien escrito y de vez en cuando deja salteados por sus páginas detalles aprovechables, pero no tenÃan ni idea de que dirección querÃan llevar desde un origen.
También puede ser que yo esté equivocado. Que no supiese ver su “plan maestroâ€. Que no fuese capaz de conectar con su “personalidadâ€. Sea como fuese, la cosa es que la relación no cuajó.
Me quedé con algunas de sus ilustraciones, con sus (terriblemente misteriosas) puertas de salto (Jumpgates, que no Stargates, no confundirse con las propiedades intelectuales) que nadie sabe manejar a ciencia cierta, ni se sabe todos los lugares que comunican (¿de qué me sonará esto a m�) me quedé con la idea de Shatra, me quedé con mi visión personal de los Vau, los Ur-Obun y los Ur-Ukar y terminé de dar forma a mi campaña.
Asà que no esperéis por aquà artÃculos en plan a los que he hecho últimamente sobre Fading Suns. Aparte de que ya se listan los suplementos y ediciones que ha ido teniendo en la wikipedia y el (vago) trasfondo de ese universo, no hay mucho más que tenga que decir sobre él.
Eso sÃ, espero que hayáis disfrutado de las ilustraciones (que para este ha sido fácil encontrar unas cuantas decentes).
A partir de la siguiente entrada de estos “Mundos improbables†me dedicaré a detallar el universo en el que mi campaña de ciencia ficción de GURPS y como unà todos los mundos de los que he estado hablando hasta ahora.
Habrá momentos en los que tendréis que forzar un poco vuestro umbral de “vale, haré como que me lo creo†pero espero que os merezca la pena aguantar la charleta (y que le queráis dar uso para las vuestras propias)
Aquellos que dicen saber de esto dicen que, una vez llega el texto al público, queda en manos de éste la interpretación de lo que se quiere decir. Que, tras llegar al lector, las palabras dejan de ser suyas y cada uno debe darles su propio significado.
Yo, como soy un bárbaro iletrado, prefiero dejar las cosas bien claritas.
Nota para despistados: Como supongo que habrá quedado claro, estos relatos iban sobre mÃ.
Comenzando por todos los principios.
El germen de todo esto tiene su origen en tres ideas que me rondaban desde hace mucho tiempo. La más antigua de ellas, era una en la que “alguien†del mundo real tenÃa el poder (inconsciente) de hacer reales a los personajes que imaginaba. Al final estaba a punto de destruirlo todo porque, aparte de sus personajes, los mundos (planetas) en los que vivÃan estos también comenzaban a materializarse y solaparse con la tierra.
Al final, y como en toda obra mÃa, el protagonista morÃa (bueno, era asesinado) para que el mundo pudiese vivir. Eso sÃ, sus personajes “principales†permanecÃan en el mundo real.
El mayor problema que tenÃa con esta idea era el como hacer que el protagonista permaneciese ajeno a todo lo que iba provocando sin forzar demasiado la lógica interna de la historia. Por otro lado tenÃa que hacer que alguien, de una manera razonable, llegase a la conclusión de que era él quien lo estaba detrás de los desastres.
El tercer problema era como hacer que reaccionasen los personajes de ficción en el mundo real sin recurrir a los tópicos y lugares comunes que utiliza todo el mundo.
Nunca llegué a una explicación/razonamiento que me gustase.
Un tiempo más adelante, en mi momento de mayor negrura y estupidez irracional, ideé un método para tratar de aclarar mis ideas, analizar mis emociones y tratar de guiar mis pasos por un camino del que no me arrepintiese.
¿En qué consistÃa este método?
Me imaginaba sentado en el centro de una sala rodeado de mà mismo. En aquel momento, trataba de “traducir†mis emociones y convertirlas en palabras. Después de aquello, trataba de ver que parte de mi mismo era quien decÃa aquellas palabras y si era una parte de la que me sentÃa orgulloso, me avergonzaba y/o/u consideraba que debÃa ser escuchada.
Para ayudarme en aquella tarea solÃa escribir lo que yo llamaba mis “monólogos multibanda†tratando de no ser auto-complaciente ni engañarme con los roles a quienes asignaba cada “fraseâ€.
Para terminar, un tiempo después (con toda seguridad derivado de mi agitada vida interior) surgirÃa el germen para otro relato. Una historia detectivesco-humorÃstica en la que el protagonista (obviamente, un detective) era la única persona que no sabÃa que era un personaje de ficción. Aparte de eso, el personaje era esquizofrénico, con la peculiaridad de que sus otras personalidades no podÃan tomar control de su cuerpo, pero sà que sabÃan que eran personajes de ficción (cosa que no dejaban de recordarle).
Tropezando con nudos gordianos.
Mira tú por donde, tras varios fracasos creando listas de correo para hablar de “mi libro†no se me ocurrió mejor idea que empezar un blog (para hablar de otras cosas). Tras unos inicios titubeantes, una continuación más titubeante aún y una progresión más o menos regular, tras darle muchas vueltas a los asuntos uno y tres, opté por tirar por la ruta de en medio y empezar escribir allà algo seriado: Una serie de relatos sobre alguien muy parecido a mÃ, que no sabe que es un personaje de ficción, en el que trataba de auto-parodiarme (¿quién ha dicho que no tengo ego? Ah, es verdad, era yo) intentando ser ocurrente, divertido (¿por qué no?) reflexivo, no ser demasiado auto-indulgente y blablabla.
El único problema (en aquella ocasión) fue que no habÃa una historia “real†que contar por detrás. Sólo era un divertimento que, al final, acabarÃa convirtiéndose en un recurso fácil para salir de los momentos de bloqueo teclÃstico, pero que no llevaba a ningún lado.
AsÃ, aburrido y un poco desencantado por no ser capaz de sacar partido a una idea que me gustaba, acabé dejándola aparcada durante un par de años, sólo para retomarla brevemente y volver a meterlo de nuevo en el congelador de las ideas desaprovechadas.
Entre tanto aprovecharÃa para dedicarle algo de tiempo a otros relatos (casualidades de la vida, una linea argumental que que ahora retomaré)
Desenlazando las hebras del destino.
Y mi mundo cambió. Paré el blog en una nueva época de negrura y crisis en las angustia vitales infinitas y volvà a retomarlo cuando la cosa descampó un poco.
Sin ser llamada ni buscada, la inspiración acabarÃa por llegar. No tuvieron nada que ver el azar, ni los hados, la balanza cósmica o el posicionamiento de los astros y sà que serÃa determinante, como no podÃa ser de otra manera, la inconsciente, involuntaria e inadvertida inspiración que llegarÃa en la forma y persona de una chica que acabarÃa convirtiéndose en el personaje de Sandra, las musas es lo que tienen (aunque ellas, en gran parte de las ocasiones no lleguen a saberlo nunca)
AsÃ, con una idea ya clara en mente, comenzarÃa a desarrollar la historia retomándola donde habÃa abandonado el Microverso y sumándole los elementos que más me gustaban de la historia del creador/destructor de mundos.
¿Por qué tardé tanto tiempo en ver lo bien que encajaban las dos ideas?
¿Qué queréis que os diga? Nunca he sido demasiado listo.
Muy bien, las piezas (ideas) encajaban, ahora tocaba convertir aquello en “un todoâ€. Dividir la historia en partes y desarrollar a los personajes para… pues eso, para que fuesen personajes y no sólo las marionetas que movÃa para contar la historia.
Dar una progresión a los hechos para presentarlos sin que os golpeasen en la cara con letreros de “momento divertidoâ€, “ahora estoy diciéndote que este tÃo tiene poderesâ€, “este es el malo†y cosas de esas.
Vale, al final no fueron más que eso, marionetas, pero de manera intencionada y no como una muestra de mi incapacidad para crear personajes interesantes (espero que os hayan resultado interesantes a pesar de ser mis pequeños tÃteres y les hayáis cogido aunque sea un poco de cariño)
Una vez planteada y desmenuzada la historia, me hice mi “resumen†de los momentos claves de cada micro-relato (más que nada para no dejarme nada vital sin contar) Todo esto teniendo en cuenta la duración que querÃa darle. No querÃa meter relleno porque sÃ.
Asà me quedó esto:
I Prologo
II Microverso: Ella no está.
III Mundo “realâ€: La llamada.
IV Limbo conceptual: Tipo duro
V Microverso: Deux Ex I
VI Mundo “realâ€: Sandra llega.
VII Limbo conceptual: Tipo listo
VIII Microverso: Antagonista
IX Mundo “realâ€: La conversación (A la mañana siguiente)
X Limbo conceptual: Ella
XI Microverso: Deux Ex II (El gran salto)
XII Mundo “realâ€: Despertando en el mundo “Realâ€
XIII Microverso: Giro sorpresa.
XIV Mundo “realâ€: Comiendo en casa de los padres.
XV Microverso: Cruzando el umbral (Adiós al microverso)
XVI Mundo “realâ€: Primer contacto.
XVII Mundo “realâ€: Buscando al “culpableâ€
XVIII Mundo “realâ€: Bajando a casa, el reencuentro con Ella.
XIX Mundo “realâ€: Reuniendo fuerzas.
XX Mundo “realâ€: Me entere por las noticias
XXI Mundo “realâ€: Coalición de crisis
XXII Mundo “realâ€: ¿Un poco de azúcar?
XXIII Mundo “realâ€: Objetivo localizado.
XXIV Mundo “realâ€: El acabose.
XXV Epilogo
Y como ya me he alargado mucho por hoy (y aún quedan unas cuantas cosas por contar) dejo el resto para la semana que viene.
Las cifras bailas y los números se vuelven confusos en mi mente. Es lo que tiene esto de la (falta de) memoria cronológica (y de dejar la documentación en profundidad para última hora, pero es lo que hay)
El noventa y seis fue un año movido y, podrÃamos decir que, serÃa un momento (largo, pero momento al fin y al cabo) definitorio en la implantación y consolidación de la innovación tecnológica (llamémoslo Interneeeee) en mi entorno más inmediato.
Como colofón y, alejándonos un poco del tema informático, podrÃamos poner como punto final del año el lanzamiento de un pequeño grupo de irreductibles del Cyberpunk (¡¡¡Muerte al Shadowrun!!!) de I/O; el fanzine dedicado al juego grandioso juego de Talsorian en el que colaboré (y que serÃa presentado en ciertas jornadas roleras de Barcelona que pasarÃan a la historia como las de la GENte CONgelada como “Fanzine rolero de Cyberpunk en lujoso blanco y negro†por el señor Z)
Pero si aquel año habÃa sido intenso, el siguiente le iba a dar varias vueltas de campana y superarÃa con creces. La carrera tecnológica se expandÃa en todas las direcciones y dimensionas posibles. El pasado se hacÃa futuro, el presente ayer, el mañana hace unos años. Tiempo y espacio convergÃan para traer hasta nosotros los mejor de todos los cualquier realidad. Pero la pinza se me va, y quedan muchas cosas por contar. Asà que vamos por partes.
Empezaremos con la zona “mala†del año (sÃ, entre comillas)
Quizás os preguntéis que evento merece tal apelativo.
Yo… volvà a negar a mi señor ante la cruz… y eso me hizo muy feliz.
Tras “el acelerónâ€, el impulso tecnológico no cesarÃa. Cada dÃa salÃan más aparatos y todos ellos estaban (o parecÃan estar) al alcance de mi mano.
Claro, todo aquel Ãmpetu no iba dirigido en una única dirección y, mientras parte de él iba a decantarse por lo que parecÃa el asentamiento definitivo de internet en mi vida, el otro parecÃa despertar lejanos fantasmas del pasado.
Entre tanta seriedad, ttrascendencia y nuevos hábitos, uno de los viejos regresó de manera fulgurante a mi vida. Como no podÃa ser de otra manera, la piedra en la que “tropecé†(bueno, que busqué para tropezar de nuevo con ella) fue mi vertiente electrónico-lúdica.
La tentación (irónicamente) no llegarÃa en aquella ocasión a través de la pantalla del ordenador, sino por medios tan convencionales como la televisión y la visita asidua de(l) centro (del) Ma(i)l.
Al igual que en mi anterior momento de flaqueza, serÃa encandilado por los cantos de sirena de la última aberración tecnológica que habÃa tomado al asalto el mercado. Tras mucho resistir, acabarÃa comprándome un cacharro desarrollado por un fabricante de teles y cadenas de hi-fi: “La pleyâ€
SÃ, en un nuevo e imperdonable acto de inmunda e impÃa blasfemia, habÃa ayudado a otro de “los enemigos†a vencer en la batalla que se producÃa entre bambalinas. Mi imperdonable herejÃa habÃa ayudarÃa a poner un clavo más en la tumba de la yaciente Sega. Me habÃa saltado la pobre e incomprendida Saturn (como habÃa hecho ya antes con el MegaCD y el 32X). No hay excusa para tan atroz traición y por ello merezco todo el dolor que pueda infligirme Segata Sanshiro.
Pero, ¿qué queréis que os diga? El Soul Blade era mucho Soul Blade y el anuncia de la tele del Final Fantasy VII prometÃa incontables horas de aventura y emociones (una promesa que luego no cumplirÃa)
CaÃ, enamorado de la moda juvenil (triangular y poligonal) de Sony. Me compre (obviamente) la consola, los dos juegos antes citados y… poco más. Recuerdo el Psychic Force (como no podÃa ser de otra manera, con triángulos como puños, pero muy divertido) y ya está. Supongo que me comprarÃa algún juego más pero ninguno ha dejado huella en mi memoria emocional. Para mi memoria fÃsica, aún conservo el arcade stick de Namco (la consola la venderÃa, pero el mando serÃa heredado por mi hermano y terminarÃa por volver a mà hace unos pocos años)
¿HabrÃa sido la cosa distinta de haber seguido “El camino de Sega†(y las consolas Pro-2Dâ€?
Pues no lo sé, pero lo dudo.
En mis visitas a(l) centro (del) Ma(i)l jugué alguna que otra partida a un juego que recuerdo que me recordó mucho a Record of Lodoss War (que he buscado, sin éxito, desde que me compré una) pero lo poco que he podido ver de su catálogo ha sido más bien decepcionante. A ver si pongo un dÃa de estos el Panzer Dragoon o la trilogÃa de la Jungla de cristal y desmiento esa impresión.
Por lo demás, en la siguiente entrada hablaremos de la zona “media†o “caldeada†de aquel año.
HabÃamos dejado una Kulthea que lo pasaba mal. Destrozada por otra guerra catastrófica y con el regreso de Ondoval, un antiguo aliado que, con toda la buena intención que le otorgaba su locura, tratarÃa de “ayudar†a su mundo creando una nueva organización; el Jerak Ahrenreth el “Culto del CÃrculo secretoâ€. Entre el grupo de “los ocho†se encontrarÃa Scherk bajo la apariencia de uno de los señores de la Aesencia.
¿Cual serÃa el objetivo de este grupo de amigotes?
Destruir los Ojos de Utha y permitir el libre flujo de la Aesencia por el mundo. Por suerte (aún) no disponen del poder necesario para llevar a cabo esa misión.
Como para compensar este desequilibrio de fuerzas, Andraax “despierta†de su locura tras más de un milenio vagando por el mundo. Su memoria aún permanece fragmentada, pero sabe que algo va muy mal.
Mientras tanto, el el mundo “normal†los reinos y naciones continuaban con sus surgimientos y caÃdas. Asà resurgirÃa el imperio de Emer gracias a la llegada de un hombre llamado Aldaron. No se sabe si viene de otro continente o de otro mundo, lo que sà que se sabe es que envejece mucho más lentamente que el resto de los hombres. Quinientos años después, y con su imperio ya establecido, partirÃa de la bahÃa de Izar para no volver a ser visto de nuevo.
Su hija Vania heredarÃa el trono que lograrÃa controlar hasta los últimos años de su vida, cuando la corrupción comenzarÃa a ganar terreno. Poco después el imperio fuese destruido desde el interior por la infiltración de Ondoval y sus huestes.
Al mismo tiempo, los Señores de Orhan se involucrarÃan más en los asuntos de Kulthea.
Pero, como toda buena banda de malos, el Jerak Ahrenreth dedicaba tanto tiempo en dominar el mundo como el despellejarse entre ellos. Si a esto le sumamos que, tras conseguir el “Libro de las Puertasâ€, Ondoval se dio un paseo por el tiempo en busca de los artefactos necesarios para alcanzar sus objetivos, durante un tiempo lo único que realmente puso en peligro el “Culto del cÃrculo secreto†fue la integridad de sus propios integrantes que se renovaba por defunción con cierta frecuencia.
Tras unos cuantos milenios enfrascado en su búsqueda, Ondoval regresarÃa al presente con la “Shadowstone†un artefacto que habÃa pertenecido a Kadaena, con la que tratarÃa de destruir el “Ojo del Norteâ€. Aunque fracasarÃa en su intento, las energÃas liberadas con su ataque provocarÃa un durÃsimo invierno por todo el hemisferio norte.
Al saber del poder del que disponÃa su rival Andraax partirÃa en busca de la Soulsword, en único artefacto capaz de detener al portador de la Shadowstone.
Mientras tanto, los Loremasters y los Navigators comenzarÃan a investigar la causa del recrudecimiento antinatural de los últimos inviernos, y los antiguos “aliados†de Ondoval dejarÃan de lado sus diferencias para tratar de detenerle.
Y asà es como nos encontramos el mundo en el presente.
Bueno, más o menos ya hemos recorrido (muy por encima) la historia “oculta†del mundo. SÃ, está llena de lugares comunes (¿cual no?) pero están mezclados con la suficiente gracia, descaro y grandilocuencia como para crear algo interesante y capaz de despertar (mÃ) nuestra curiosidad sobre el ¿Y ahora, qué?
Pero el mundo no está compuesto sólo de combates cósmicos, luchas eternas y tipos inmortales. Vale, esto es lo que más me gusta de él, pero también podemos bajar a un nivel más mundano y encontrarnos tramas de otro tipo. Intrigas polÃticas o ruinas perdidas. Descubrimiento y exploración de nuevas tierras.
Tenemos una variedad bastante amplia de etnias humanas y élficas (aunque tratando de alejarse de las tradiciones dungeoneras o tolkienianas). Tenemos también enanos, faunos, krylites, saurkur y lugroki (entre otros muchos). Tenemos órdenes mÃsticas como los los Ahn sye Nokora (La orden de la Espada llameante) o los Ahn sye Takla (La orden de los Cuatro Vientos) y organizaciones no tan amistosas como los cinco Dragonlords. Monjes guerreros Changramay y viajeros astrales confundidos con dioses. Portales a otros mundos y montones de demonios provenientes de otros planos.
Ahà lo tenéis. Todo lo necesario para crear unas cuantas historias de prácticamente cualquier tipo. Hala, venga, ya estáis tardando en ir a por ellos.
Si la anterior entrada la dejamos con el descubrimiento y adquisición de un nuevos programas para realizar, de manera correcta, una tarea que, como muchas otras, ya tenÃa solventada de manera “alegalâ€.
La comunicación remota era un aspecto de mi nueva vida conectada que tenÃa bastante descuidada. SÃ, me habÃa conectado a algún canal rolero de IRC para ver que era aquello de lo que se hablaba en las listas de correo, pero aquello no era para mÃ. Aquello era el equivalente virtual de una cena multitudinaria en la que todos hablaban con todos pero, en el fondo, nadie hablaba con nadie. Si a todo esto le sumábamos las ansias de notoriedad de las nuevas “celebridades†que aspiraban al trono del famoseo electrónico, la mayor parte del tiempo daba un poco de “cosica†el pasarse por ahÃ.
Además de todo esto, si ya acostumbro a diluirme y desaparecer en las conversaciones a varias bandas que tienen lugar en el mundo real, allÃ, directamente, ni siquiera traté de encajar.
Por fortuna para mà (y para otros tantos como yo, que dudo ser “tan†raro como para ser el único que se sintiese asÃ) surgió el ICQ (que ya sé que, traducido, serÃa más “Te busco†que el “Te veo†que corona esta entrada, pero como a mà me parece más cercano a la función que desarrollaba el programita, y este es mi blog, y no quiero justificarme más, pues uso la que más me apetece). Una desconocida empresa llamada Mirabilis acababa de ¿inventar? (supongo que no, pero sà que serÃa la primera en popularizar la idea) la mensajerÃa instantánea unipersonal (y hubo gran regocijo, al menos por mi parte)
Claro, en aquellos tiempos, el asunto aún estaba un tanto en pañales y cosas que hoy damos por sentadas aún tenÃan que terminar de plantearse y desarrollarse.
Por un lado, para buscar a la gente, tenÃas que ir a su página (la de Mirablis) y buscarlos. Allà te daban un número identificador que, tras agregar al programa que tenÃas instalado en tu equipo, enviaba la petición a la otra persona para que te autorizase.
Vale, no es “tan†distinto a como se hace con los programas de ahora (salvo por el hecho de tener que buscar a los contactos en una página web) El problema venÃa cuando reinstalabas el equipo (que, creedme, con Ventanitas noventa y cinco era algo bastante habitual) Houston no tendrÃa un problema, pero nosotros sà (tampoco nada cataclÃsmico, pero no por ello menos molesto)
Porque nuestra lista de contactos se guardaba localmente. No habÃa ningún servidor en la red que almacenase aquella información. Asà que, o hacÃas una copia de los archivitos antes de instalar, o tenÃas que empezar el proceso de nuevo.
Aparte de la funcionalidad “normalâ€, también estaba la opción que yo bauticé como “a lo locoâ€, que no existe en los programas de mensajerÃa posteriores y que fue la que me deparó unas cuantas anécdotas curiosas.
Por lo que se ve (nunca me dediqué a explorar esos aspectos de la página, ya fuese para buscar u ocultar esa información) como los datos de quienes usaban el ICQ se encontraban allÃ, a disposición de quien quisiera buscarlos, habÃa gente que se dedicaba a realizar búsquedas por criterios diferentes a los clásicos Nombre-apellido-correo-electrónico.
En los casos que me tocaron a mÃ, hasta mi ordenador llegaron tres personas que realizaron búsquedas basadas en PaÃs-provincia. Una enfermera (no sé si estudiante, becaria o trabajadora fija) un alemán que habÃa pasado una temporada viviendo en Pamplona, y un administrador de sistemas (no recuerdo si koreano o taiwanés) que tenÃa a su novia estudiando en la Universidad (privada, supongo) de Navarra una filologÃa.
Con los dos primeros encuentros, apenas charlé. La enfermera me saludó un par de dÃas y el alemán alguna que otra vez más. Pero con el… asiático, cuyo nick recuerdo que era Ars (al parecer un personaje de una serie de novelas muy populares por allÃ) sà que tuve más trato.
Al parecer, el pobre hombre se dejaba una pasta en llamadas internacionales para hablar con su novia. Entre que por nuestras tierras aún no se habÃan extendido los cyber-cafés y que la chica no hablaba demasiado bien nuestra lengua, el teléfono parecÃa ser su única vÃa de comunicación. Le comenté de un par de lugares desde lo que se podÃa conectar pero, cuando su novio se lo decÃa a ella, la chica no se animó a pasarse por ellos.
Al final y aprovechando que las conexiones “gratuitas†que ofrecÃan las operadoras (esas en las que sólo pagabas el tiempo que estabas conectado) y que usaba yo desde casa, le saqué una cuenta a la muchacha y, tras unos rodeos un tanto rocambolescos (ella me llamó por teléfono al trabajo, pero no nos entendÃamos, por lo que me pasó con una compañera de piso suya que es con quién quedé finalmente aquella misma noche) logramos quedar para configurárselo.
Demos gracias a los menús gráficos y la estandarización de la configuración de la conexión a internet porque, obviamente, el ordenador de la chica estaba en chino (o algo similar, y no hablo metafóricamente) Por fortuna, al estar los iconos en los mismos lugares y con los mismos dibujitos, configurar aquello fue de los más sencillo (explicarle a ella y a sus compañeras de piso como utilizarlo, y que se pusiesen de acuerdo sobre los horarios en los que podrÃa usarlo para no dejarles sin teléfono, fue una tarea bastanteo más complicada)
Y, como con esta entrada se me ha ido un poco la mano, en la siguiente terminaremos con el noventa y seis (creo)
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