Pues si, los hechos aquà narrados, continúan estando cronológicamente situados entre los años 1973 y 1981, que le vamos a hacer.
Mi comienzo con las máquinas.
Ya comente ayer sobre mi temprano despertar al mundo de las máquinas recreativas, mas no comenté otro pequeño detalle. Rafa Merchan, padre de “Rafitaâ€, a parte de tener (o gestionar, tampoco podrÃa asegurar una cosa o la otra) el lugar en el que se sellaban las quinielas (se llamase como se llamase aquel lugar), también era el propietario de un ¿almacén? Donde se almacenaban cientos (bueno, mas bien alguna decena que otra) de máquinas recreativas destripadas. No se, quizás fuera allà donde naciera mi afición al “gore electrónicoâ€.
Aquel era otro de mis lugares favoritos, y donde confirme la triste realidad que era mi carencia de poderes telepáticos, pues por mucho que le mirase con ojos de carnero degollado, mientras mentalmente le suplicaba que me regalase alguno de aquellos aparatos, el parecÃa no darse cuenta de mis gritos y suplicas mentales (casi mejor, si llevo una maquina de esas a casa, mi madre me echa, y me hace vivir dentro de ella).
Snif, snif. Con lo que hubiera molado eso. Mas no dudéis, que de aquà a un tiempo me haré con una de ellas en ebay, y entonces ¡DOMINARE EL MUNDO! Bwahahahahahahaha.
Ejem, bueno, tras este lapsus megalomaniaco, continuemos.
Ya que no podÃa tener una recreativa en casa, me tuve que confirmar con una consola de Atari (si, de esas con dos mandos, con los que manejabas dos palitos que simulaban ser jugadores de tenis y esas cosas). No recuerdo que ninguno de mis amigos (ni Rafita, ni ninguno de los que no me acuerdo) tuvieran una. Pero lo que mas me sorprende (con mi mentalidad de hoy en dÃa) es que no recuerdo que mis amigos vinieran a casa a jugar con ella. Solo recuerdo jugar contra mis hermanos. Efectivamente, en aquella época los crÃos jugábamos en la calle, y por mucha consola, o vÃdeo (que también tenÃamos) que tuviéramos, seguÃamos haciéndolo.
Mis problemas con el estudio
Pues no, no habÃa de eso. En Alsasua lo aprobaba todo es mas, recuerdo haber sacado mas de un sobresaliente (quien sabe a que podrÃa haber llegado de no haber abandonado aquello), es mas, ¡incluso me apuntaron a clase particulares de ingles por petición mÃa!.
¿Como es posible? os preguntaréis (joe, al menos yo si que me lo pregunto). ¿Como es posible que me gustara estudiar allÃ, y en Pamplona lo aborreciera de la manera en lo que lo hago?. Pues no lo se. Pensando en mi “yo†de entonces hay veces en las que no me reconozco.
Lo mas curioso es que largarme de allà no fue algo para nada traumático, sino que me hizo mucha ilusión en venirme a vivir a Pamplona, pero fue llegar, y comenzar mi debacle estudiantil. En cuarto de EGB (el primer curso que hice en Larraona), deje no se si tres o cuatro asignaturas para Septiembre, y la cosa solo fue a mayores a partir de aquel momento, alcanzando su cúspide en octavo, con ocho asignaturas.
Porque lo echabais de menos, mas momentos que dejan huella.
Pues si, faltarÃa mas aun queda algún que otro pequeño “accidente†que narrar.
Tercero de EGB, Javi va a hacerse el “guay†delante de sus compañeros de clase, coge impulso, y apoya sus manos sobre dos mesas, y se dispone a balancearse, liberando a sus pies de la férrea presa de la gravedad. Sus pies no se dan por aludidos, y uno de ellos tropieza con la para de una de las mesas. ¿Resultado?, perdida de equilibrio, la gravedad que quiere cobrarse la afrenta a la que ha sido sometida, y un brazo roto (bueno, no se si se rompió o no, solo se que lo lleve con yeso una buena temporada).
Otro de mis traumas. Ya os comenté sobre mi pánico a la oscuridad. Pues bien, una imagen que tengo grabada, es la de ir a la despensa. Esta, estaba situada en el extremo de la casa opuesto al salón. Para llegar hasta allÃ, tenia que atravesar el pasillo que cruzaba la casa (sin problema hasta ahÃ), pero luego tenia que atravesar la tienda. Generalmente tan aterradora gesta, me era encomendada por la noche y (supongo) que aquella zona de la tienda no tenia interruptor de luz, por lo cual tenia que recorrer como mÃnimo ¡quince metros! en la mas completa oscuridad (bueno, completa, lo que se dice completa no era. Entraba algo de luz por las enormes cristaleras del escaparate de la tienda. Aunque en mi descargo, diré que tenia que atravesar la parte trasera del mostrador, que era opaca).
Cada vez que mi padre me mandaba a la despensa, el terror se apoderaba de mi. Ya a tan corta edad, mi miedo a la oscuridad me parecÃa una gilipollez, era consciente de que no habÃa nada oculto en ella. Asà que en lugar de decirle a mi padre que me daba miedo ir a la despensa, reunÃa todo el valor del que disponÃa (no mucho en aquellos dÃas), y me dirigÃa corriendo hasta allà (lo cual, afortunadamente solo me ocasionó algún golpe que otro, en lugar de roturas).
Y, finalmente, el gran misterio revelado.
¿Que misterio es este?. ¿Esta el mundo preparado para esta noticia?. Lo sabremos después de la publicidad.
Comienzo de los momentos publicitarios.
Leed mi novela. Mamones.
Fin de los momentos publicitarios.
Pues el misterio no es otro que: El motivo por el cual odio el circo.
Desconozco que edad tendrÃa, pero eso es irrelevante. La cuestión es que Alsasua se encontraba repleta de carteles del circo. Carteles coloristas llenos de dibujitos carentes de todos interés, carteles que habrÃan pasado desapercibidos para mi, salvo por un pequeño detalle, en ellos decÃa que ¡Mazinger Z iba a venir a Alsasua!.
La espera se hizo eterna, y aquello era la comidilla de todos. Ojeaba el álbum de cromos como un poseso mientras aguardaba con impaciencia el gran momento hasta que, finalmente, llegó el dÃa.
Lo primero que me sorprendió, era el lugar elegido para la representación, no era una carpa, sino un edificio que habÃa al lado del colegio de preescolar. ¿Como iba a entrar ahà algo tan grande como Mazinger?. ¿Lo traerÃan desmontado?. Aquello me escamaba, pero aun asà entré.
La espera era de lo mas pesado. Lo único que aparecÃa por la arena eran un montón de tÃos mal disfrazados, realizando acrobacias cutres, y tropezándose de manera supuestamente graciosa (o sea, que no tenÃan ni puñetera gracia). Pero daba igual, todo sufrimiento era poco para contemplar ante mi al gran robot.
– Y ahora, niños y niñas Mazinger Z
Se me hizo un nudo en el estomago al escuchar aquellas palabras. Mis ojos recorrÃan el recinto buscándolo. DebÃa haber venido con el Jet Scrander, porque de venir a pie, sus pisadas deberÃan haberse escuchado desde hacÃa un buen rato.
Fue entonces cuando lo vi. ¿Como podÃan haber cometido tamaña infamia?, ¿acaso nos tomaban por estúpidos?. Aquello no era Mazinger. Ni siquiera era un robot. Aquello era un tipo disfrazado (es mas, muy mal disfrazado).
Descubrir que los reyes magos eran los padres no habÃa sido duro (es mas, la sospecha surgió pronto, cuando no aparecÃan los regalos que habÃamos elegido en la tele, sino otras cosas que no tenÃan nada que ver, pero los padres se empeñaban en que eran mejores. ¿Que sabrÃan ellos de juguetes?). Aquel circo destruyo mi inocencia y mi infancia, y jamas se lo perdonaré.
¡Muerte al circo!
¡Que sus carpas ardan y se consuman etérnamente en las hogueras del infierno!.
¡Al infierno el pan y circo! ¡Queremos pan y vino! (Si, yo también odio el circo).
Bueno, lo mÃo no es tan traumático como lo de Mazinger Z (aunque ahora entiendo porqué insistÃas aquella noche en que viéramos los dos primeros episodios de la serie, jejeje). Como decÃa lo mÃo no es tan traumático, pero recuerdo la (creo) última vez que fui al circo cuando anunciaron a David el Nomo (si, nomo, lo he escrito bien o mejor dicho como lo escribÃan en los carteles anunciadores) y salió un tÃo enorme (sacaba más de una cabeza a los que estaban junto a él) que con el gorro rojo creo que pasarÃa de los dos metros y medio.
Comentario estúpido: Javi, lo tuyo no es la sutileza insertando publicidad 🙂 Y si, que se queme el circo, y con todos dentro; por su culpa tuve que estar limpiando a mi perro, cinco horas porque se habÃa revolcado en la m….. de elefante en los fosos; Parece ser que a algún lumbrera se le ocurrió: A) sacar los elefantes a pasear por los fosos¿? improbable… B) limpiar las jaulas y dejar lo ya mencionado en los fosos, que gracioso ja, ja, ja,
En mis tiempos infantiles el circo era bastante mas serio. Recuerdo los sanfermines que anunciaban a Espinete y su troupe y realmente eran ellos. Aunque el espectáculo circense mas impactante de todos los tiempos fue…….. ( y no hace mucho de esto) El LIGRE. Mitad león mitad tigre………. IMPRESIONANTE