Estaba yo escribiendo mi nuevo relato (El MÃstico), cuando ha llegado el momento de definir su, llamémoslo, “filosofÃa de vidaâ€. Es cierto que en gran medida le he atribuido a ese personaje gran parte de mi manera de ver y entender el mundo, e iba a dedicarme a explicar en parte del relato en que consiste ese “camino†que sigue. Pero visto lo visto, iba a acabar desvariando un rato sobre algo que tampoco añade demasiado a la historia, me he decidido a desbarrar sobre ese tema aquÃ.
Bien vs mal.
Estas dos palabras se han convertido con el paso del tiempo, y su uso de manera harto maniquea (no se yo si hay otra manera de usarlas) en dos palabras a las que les tengo bastante paquete. Son demasiado absolutas, demasiado artificiosas, y demasiado falsas.
Entendedme. Una cosa es hacer una cosa bien, y otra cosa es hacer “el bien†(aplÃquese esta misma comparación a su opuesto). Es a esta segunda acepción a la que no aguanto. Estoy cansado de la “eterna†batalla entre “bien†y “malâ€. Tanto en la literatura, como en el cine, como en cualquier otro ámbito (si, también el religioso). Será que no creo en absolutos dentro de (casi) ningún campo (el “casiâ€lo pongo por si acaso. Ahora mismo no se me ocurre nada que acepte como absoluto).
Cuando he de utilizar alguna expresión similar, prefiero usar la expresión “hacer lo correctoâ€. Lo se. También esta expresión se puede tomar por maniquea, pero a mis oÃdos suena mas aceptable y menos trillada. Por supuesto, todo depende de quien la use y como lo use.
Ahora bien. ¿Qué es correcto, y que no lo es?
Ya me habéis pillado (y si, vuelvo a mi eterno discurso sobre la subjetividad).
Yo tiendo a decir, que no hay que hacer aquello que no quieres que te hagan. Pero esto no implica que este camino sea el “correctoâ€. Hay veces en las que tienes que hacer cosas que no quieres, o que te duelen porque es lo que (consideras que) debe hacerse. No para obtener algo a cambio, sino porque es lo “correcto†desde un punto de vista “moral†(y siempre personal).
Aquà es donde cambio un poco de tercio, y vuelvo a la filosofÃa de Marcus Dorell (El MÃstico) protagonista de mi siguiente relato.
No se si hay algún pensamiento filosófico similar (aunque supongo que si, ha pasado demasiado tiempo, y demasiadas personas sobre este planeta como para que a nadie se le haya ocurrido antes que a mi), pero yo he decidido llamarlo “El camino del hombre conscienteâ€.
¿En que consiste?
Muy sencillo. En ser consciente no solo de lo que haces, sino también de la razón “autentica†por la que llevas a cabo cada una de tus acciones. El no buscar justificaciones, ni ocultar tus motivaciones ni siquiera (o sobre todo) ante ti mismo. El ser capaz de aceptarse a uno mismo tal y como es.
Porque se puede hacer “lo correcto†por múltiples y diversas razones. Se puede hacer lo correcto por la razón correcta. Se puede hacer lo correcto por razones erróneas, o se puede hacer lo correcto por razones que no son ni correctas ni erróneas. Pero todo se hace por alguna razón (aunque esta razón sea tan básica como “porque me apetece hacerloâ€).
Asà que dentro de esta “corriente de pensamiento†podrÃamos hacer tres divisiones:
EstarÃan los sacrificados (que serÃan los menos, caso de existir alguno). Que harÃan siempre lo correcto por la razón correcta. Soy reticente a creer que pueda hacer gente asÃ, y lo explicaré en los siguientes párrafos.
EstarÃan los Epicúricos (también se podrÃan llamar moderados, pero me gusta mas el palabro que he usado) que tratarÃan de hacer lo correcto, a veces porque les guÃa el sentido del deber, pero otras veces porque, en el fondo, esperan una recompensa (ya sea esta de cualquier tipo).
Esta serÃa la vertiente a la que pertenecerÃa el personaje (y en la que también me gustarÃa estar incluido). Porque la principal directiva del “ camino del hombre consciente†no es hacer lo correcto, sino el admitir la razón real por la que haces lo que haces. Aunque eso sea una manera de reconocer algo que no te gusta de ti mismo.
El no buscar justificaciones, sino dar razones sinceras (aunque te hagan parecer egoÃsta ante tus propios ojos o los de los demás). Porque no creo que se puedan “controlar†los motivos reales por lo los que haces las cosas (de ahà mi reticencia a creer en la existencia del primer grupo). Puedes tratar de embellecerlos, puedes “alterar†mentalmente el orden de las prioridades que te han llevado a hacer algo. Pero en el fondo sabes cual es el orden “realâ€.
Podemos tratar de creer que hacemos algo por la razón mas altruista, y a veces acertaremos, pero otras muchas no. Ya decÃa al principio que se puede hacer lo correcto por gran diversidad de motivos. ¿Deja lo correcto de ser correcto si no se ha hecho por una razón “nobleâ€?.
Yo (y los Epicúricos) creo que no. No podrás controlar el “porque real†que guÃa tus acciones, no puedes controlar tus deseos internos. Pero si que puedes controlar como los exteriorizas. Todos (creo yo) deseamos una recompensa que nos compense por hacer las cosas. Pero si creemos que es recompensa no serÃa justa (o correcta), esta en nuestra mano el no pedirla, o el rechazarla caso de que se nos ofrezca.
Que aceptemos una parte de nosotros mismos que no nos gusta, no implica que dejemos que nos “domineâ€, sino que sabemos que esta ahÃ, y que tenemos que “dominarlaâ€. Si nos engañamos a nosotros mismo negando su existencia, es cuando estaremos actuando erróneamente.
Finalmente estarÃan los Hedonistas. Aquellos que se aceptan tal y como son, y que lo hacen hasta tal grado que deciden no luchar contra aquello de ellos mismos que no les gusta. La única diferencia entre ellos, y un hedonista (o egoÃsta) “común†es que ellos no buscarÃan justificaciones para sus actos, y lo reconocerÃan como lo que son.
Asà que “ma o meno†eso es todo. La eterna lucha de “saber vs sentirâ€. Conciencia de saber lo que esta (maldición, voy a utilizar las palabras) “bien†y lo que esta “malâ€, y la consciencia sobre tus motivaciones.
¿Quién ganará?
Tengo que dejarte «El forastero misterioso» de Mark Twain. Recuérdamelo.
Leete pero ya El Ultimo Anillo, de Yeskov. Lo edita Bibliopolis. una vision mas que interesante del Señorde los Anillos, que te hace reflexionar sobre qué es la historia, si lo que escriben los vencedores o lo que realmente sucedio. Muy recomendable
No he entendido muy bien la diferencia entre los Epicuricos y los Hedonistas. Los primeros «no han de buscar justificaciones, sino razones sinceras…» y los segundos » no buscan justificaciones, se aceptan como son»…
NO, definitivamente no me queda nada claro. ¡¿Será que me tengo que leer alguno de los dos libros que te recomiendan estos dos amigos?!
La diferencia es que los hedonistas no tratan de hacer lo correcto. Solo hacen lo que les apetece, sea bueno o malo, pero no buscan justificaciones.
Mmmm, interesante. Como interesante son (imagino) las posibles combinaciones de estados, donde un Epicúrico tiene comportamientos hedonistas, un hedonista hace un giro sorprendentemente sacrificado o un sacrificado tiene una hinchazón de pelotas tal que pasa a ser hedonista o, incluso, directamente «sacrificado a la inversa» (el mal por el mal).
Interesante bitácora, si señor.
Por cierto… Albizu? de los Albizu de Pamplona?
Un «estado filosofico» no es algo que se consigue, y ya esta. Es algo que se tiene que llevar (y sobrellevar) a diario. Un dia eres una cosa, y al siguiente pasa algo que te demuestras que estabas equivocado.
Asi que, si. Es muy plausible la mezcla y cambio de filosofias y estados animicos.
Si. Naci en Alsasua, aunque desde hace un monton vivo en Pamplona, pero supongo que habra algun Albizu mas por aqui.
Lo decÃa porque apellido + temática + Pamplona… es posible que tengamos algún Viteri en común…
Pues va a ser que si. Conozco a Cesar Viteri.
Me conoces o te conozco?
DirÃa que me has visto siendo muy pequeñito… soy uno de sus primos de Sevilla 🙂 Je, la blogosfera es un pañuelo…
No seras el que se acabo el Impossible Mission en el commodore?
El hermano pequeño… que máquina mi brother… además lo hizo más de una vez. Yo que no era capaz de sobrevivir al nonterraqueous…
El mundo es un pañuelo y vosotros mis mocos preferidos 😛