Ahà estaba yo, delante de mi “primer†ordenador. Lo cierto es que aquellos juegos me impresionaban mucho mas que las cosas en tres dimensiones que se hacen ahora. Es mas (llamadlo nostalgia si queréis), cada vez que me pongo un emulador, me lo paso mucho mejor que viendo la ultima revisión del Doom.
Con aquello comenzarÃa mi periplo por tiendas de ordenadores. En aquellos tiempo estaban tan establecidas, sino que los juegos se vendÃan en vÃdeo clubs y tiendas de electrónica y/o electrodomésticos. En los vÃdeo clubs se alquilaban los juegos, y yo me aprovechaba de las pletinas dobles que habÃa en la tienda para hacer copias de aquellos juegos para mi, y mis amigos.
Durante aquel primer “asalto†de los ordenadores, deje abandonado el tema de los comics que luego volverÃan con fuerzas renovadas.
Pero ahà seguÃa también el colegio y mi carrera de éxitos. Las notas tuvieron que ser finalmente mostradas, aunque sin sospecha por parte de mi padre del “retraso artificial†que habÃa sufrido su llegada. De todas formas el mosqueo era monumental (como venÃa siendo ya costumbre).
Aquello era algo a lo que nunca me acostumbrarÃa. Muchas veces habrÃa preferido que me hubiera dado de tortas, antes que las broncas o la tensión resultante de las notas.
Con el tiempo, los dÃas anteriores a la entrega de las notas se me solÃan hacer tan duros como los posteriores. Tanto, que mas de una vez me plantee seriamente el tirarme del puente que cruzaba a diario para ir a casa, y me quedaba mirando la carretera que pasaba por debajo. Otras veces me quedaba en mi habitación, sentado con la punta de un destornillador apoyado contra mi estomago.
En todas aquellas ocasiones, solo una cosa me impidió dar el ultimo paso, y eso fue el no saber que me esperaba al otro lado. Bueno, mas que el no saberlo, algo que ya comente con anterioridad, el no ser capaz de concebir la “nada†que temÃa y sigo temiendo como ultima morada. Para aquel entonces, los curas ya habÃan logrado disipar todas mis dudas sobre la existencia o no de Dios.
Volviendo a los temas propiamente “colegialesâ€, no es que haya grandes cosas que reseñar. Otra cosa que los curas tratan de inculcarme (y que no lograrÃan), era que decir la verdad no compensa.
Solo me han echado de clase una vez, y fue precisamente por esa razón. Alguien me tiró una bola de papel, yo se la devolvÃ, y cuando el profesor pregunto quien la habÃa tirado, respondÃ, “yoâ€, por lo cual me echó fuera de clase.
Mi vena literaria también surgirÃa ahÃ, asà como el descubrimiento de mi predilección por la tragedia y la fantasÃa.
Mientras las redacciones de los demás versaban sobre sus maravillosas vacaciones y sus esplendidas familias, yo iba creando amigos, “fortaleciendo†la simpatÃa de mi profesor de lenguaje (cura él, faltarÃa mas), cuando escribÃa sobre dos amigos, (especificando que eran muy cristianos ellos), a los que obligaban a luchar en un circo romano, y que acababan matándose el uno al otro, la cosa no iba con segundas, me parecÃa que asà se acentuaba mas la parte trágica de la historia, pero este debÃa de ser de los de “piensa mal y acertarasâ€.
Aunque no todas mis experiencias con los curas serÃan malas. Mi profesor de religión de Séptimo debÃa sentir alguna simpatÃa por mÃ. Como ya os comenté, y siguiendo mi progresión habitual, en ese curso dejé siete asignaturas para septiembre. Obviamente eran muchas para tratar de aprobarlas todas, asà que durante el verano pasé de estudiar religión.
La cosa, es que el dÃa del examen y, pese a saber que no tenÃa ninguna posibilidad, fui a hacerlo. Puse mi nombre en la hoja, espere un ratito, y me fui. Por mi mente un maquiavélico plan para hacer desaparecer la hoja, pero finalmente (y tras no pocas deliberaciones) decidà abandonar el plan, y hacer lo correcto (mira que puedo llegar a ser imbécil).
Pues bien, unos dÃas después, el profesor llamó a casa, diciendo que mi examen habÃa desaparecido, y preguntando si yo sabÃa “que tal me habÃa salidoâ€. Mi madre, que sabÃa lo que habÃa hecho, pues le dijo, lo que dicen las madres en estas ocasiones.
“Pues me dijo que le habÃa salido bien, tampoco perfecto, pero no salio del todo disgustadoâ€.
Si hubiera cogido yo (con lo capullo que era, y sigo siendo, para según que cosas) le habrÃa dicho la verdad. Pero no fue asÃ, y al final aprobé religión.
¿Alguien se puede creer tal cosa?, ¿no habrÃa sido lo normal que hubiera tenido que hacer de nuevo el examen?.
Mi teorÃa:
Hecho: Era el ultimo curso de ese profesor, ya que se iba de misiones.
Consecuencia: No querÃa largarse dejando a nadie suspendido.
No se si aquel año suspenderÃa alguno religión. Pero vamos, que no me creo que mi examen desapareciera.
Mañana … mas.
Se lo llevó a las misiones porque necesitaba papel en blanco. Está clarÃsimo.