Pues sÃ, tras la larga espera, por fin estaban entre nosotros: Ventanitas de colores. No era la primera vez que Microsoft intentaba colarlas, pero las anteriores versiones no es que fueran malas, sino que eran más inestables que un demonio mal invocado en el Warhammer.
Pero bueno, como se suele decir, a la tercera parecÃa que era la vencida (más o menos, porque la primera versión que corrió como la pólvora, al menos por mi entorno, fue la tres punto uno)
Las malas lenguas hablaban de “copiaâ€, “plagio†y “robo†(no, de taquiones no hablaba aún nadie, el advenimiento de ROB se habÃa producido, pero aún no se habÃa terminado de asimilar toda su Genialidad en toda su magnificencia) pero sólo hablaba la envidia. Que las teclas rápidas fuesen las mismas que las del MacOS no era casualidad, nada tenÃan que ver el azar o la mala praxis. El señor Gates, en su magnanimidad se habÃa apiadado de los pobres usuarios de Mac y les habÃa permitido hacer las cosas de la misma manera, asà no perdÃan tiempo aprendiendo el nuevo sistema (más adelante les darÃa una “Tecla Windows†en homenaje a la “Tecla Manzanita†para hacerles aún más sencilla la adaptación)
Aquel Windows primigenio cabÃa en ¡cuatro disketes! (más los tres que eran necesarios para instalar el MsDOS, que sin él no podÃamos hacer nada) y podÃa hacer cosas increÃbles. PodÃas instalar de manera gráfica y sencilla cualquier dispositivo, ya fuese un CD o una tarjeta de sonido (claro está, sà antes las habÃas configurado en los archivos de configuración de DOS)
SeguÃas sin poder cargar las cosas adecuadamente en memoria ¿Quién necesita más de seiscientos cuarenta Ks de RAM de base? PodÃas arrancar los juegos haciendo doble click desde tu administrador de archivos (otra cosa es que funcionasen)
Pero bueno, no todo eran innovaciones imprescindibles y alucinantes. También habÃa pequeñas concesiones, inútiles para los usuarios de PC de toda la vida, pero utilizadas por los caprichosos usuarios de Mac como el porta papeles para copiar texto entre aplicaciones o (paparruchas) programas creados para el entorno gráfico. Eso no eran cosas para hombres, sino para vagos que lo querÃan todo mascadito. Para nenazas (… como yo) Los hombres de verdad usaban linea de comandos y, los superhombres Unix. Linux empezaba por aquellos tiempos, pero yo aún estaba lejos de que ni siquiera me sonase el nombre.
Asà pasarÃa del Word Perfect al Word (a secas, que no serÃa “perfect†pero era mucho más cómodo) del Musicator para Dos al Pro 4 (un diskete), Encore (dos) y Finale (tres disketes. Entonces si que tenÃan que currárselo para hacer los programas) al Cubase y el Logic aún les quedaba tiempo para aparecer para PC). Aparte de eso programas también usaba… también usaba… vaya, parece que no usaba ningún otro programa (y no os creáis que a los que he mencionado les daba mucho uso). Por lo demás, tampoco es que jugase demasiado al PC. La MegaDrive aún seguÃa por casa, pero estaba en la habitación de uno de mis hermanos y habÃa caÃdo un poco en desuso, asà que mi única vÃa de escape jugón era la Game Gear (y el rol tradicional, que casi habÃa copado mi tiempo de recreo y esparcimiento)
Mientras hacÃa la PSS y, gracias al una versión primitiva del spam que consistÃa en mandar faxes de publicidad de cualquier cosa a todo cristo, llegarÃa hasta la tienda publicidad de una gente de Madrid que vendÃa ordenadores a unos precios de los más razonables. Asà que me animé a hacerme con uno (y logré convencer a mis dos hermanos para que me echasen una mano para pagarlo).
Asà me harÃa con mi primer ordenador (pagado con mi dinero): Un fantabuloso 486 DX2 66 con un monitor SVGA de catorce pulgadas y ocho megas de Ram y doscientos diez de disco duro.
La cosa prometÃa, aunque empezó con un pequeño problemilla: Sólo venÃa con un diskete y este diskete traÃa sólo el command.com (de algún lado tenÃan que rascar ese precio) En aquel momento me sentà de nuevo como aquel lejano dÃa con el primer Commodore, esperando a que… no sé, que hiciese algo, lo que fuese.
Pero bueno, esta vez ya tenÃa un poco más de callo y logré hacerme con una copia de los disketes de instalación del MsDOS 6.20 y del Windows 3.1 (ya que con el ordenador que habÃa comprado la tienda no venÃan los discos para reinstalar el sistema) y liándome la manta a la cabeza me curre la instalación completa desde cero (previa brasa a los colegas “ilustrados†sobre cosas como un fdisk y demás)
Aún me quedaban algunos miedos electrónicos por superar, pero aquel fue un gran paso para mi. Pero eso os lo iré contando otro dÃa.