El pueblo quiere saber

Y digo yo: ¿Porque rajo tanto por escrito, y hablo tan poco en persona?
Me lo pregunto con relativa frecuencia, y mas o menos, como que lo tengo asumido.
¿Soy de esos que se convierte en otra persona cuando esta delante del ordenador, y se mete en chats con nombre de tia?
Pues la verdad es que no.
Bueno, al menos eso creo.
Mas bien, considero que la cosa va por otros derroteros.
Tengo la malsana (y al parecer rara) costumbre, de pensar antes de hablar, lo cual, para el ritmo que suelen tener las conversaciones normales, es un gran problema, ya que para cuando se me ha ocurrido una manera mordaz, y/o/u sugerente de exponer mis apreciaciones y percepciones, estas han sido (hasta cierto punto) cabiladas y pulidas, con la intencion de aportar algo original y con un minimo de relevancia para lo que se esta debatiendo. Todo esto lleva un tiempo, ya sean segundos o minutos, tiempo este al que habria que añadir la espera del momento adecuado para decirlo, asi como la espera a que los demas contertulios finalicen sus intervenciones, y la espera para que aquellos que interrumpen mis diversas intentnas de intervencion finalicen las suyas.
Total, que para cuando esta conjuncion de astros ha sido alcanzada, el tema para el que habia preparado mi respuesta, generalmente ha quedado atras, y generalmente no suelo considerar correcto el volver a retomarlo.
Hasta aqui el punto numero 1
Asimismo, (que le voy a hacer) soy ciertamente bastante friki en mis gustos y aficiones. Razon esta por la cual no suelo ser yo quien saque los temas de conversacion, dada la limitacion de mis intereses (rol, comic, peliculas malas, series malas, musica, informatica o humor absurdo, Daegon, mis relatos, mi novela). Dependiendo del grupo en el que me encuentre en cada momento es posible que alguno de estos temas salga a colacion, momento este en el que aprovecho para aunarme a la conversacion.
¿Porque no sacas tu esos temas?, es posible que os pregunteis.
Supongo que se trata de mi vertiente educado/hipocrita. Si saco yo el tema de conversacion, y no interesa a alguno de los contertulios, su cara de aburrimiento y/o/u alejamiento del grupo, provocaria en mi un sentimiento de culpa asi como un complejo de pelma. Sentimientos este, que parece eludirme temporalmente si es otro el «culpable» de sacar un tema que a mi me guste y parezca aburrir a otro. Pero (siempre hay un pero), cuando alguien saca un tema «muy» mio, me siento igualmente culpables, porque siento que le estoy haciendo hablar de ellos por compromiso.
Tachaaan. Asi es, niños y niñas. ¿Dejara de sorprenderme alguna vez la capacidad de la mente humana (o al menos de la mia) para auto engañarse, y auto flagelarse?.
Muy bien. Entonces, si estas tan lleno de traumas. ¿Porque das tanto la chapa por escrito?.
Gran pregunta, vive dios (¿he usado yo esa expresion?).
Por una razon muy sencilla. Porque asi como cuando estoy hablando con alguien, «obligo» a esa persona a escucharme y aguantarme. Cuando escribo a alguien, o en un foro publico, la gente tiene la libertad de leerme, borrarme o ignorarme.

septiembre 29, 2004 · Posted in Pontificaciones desde la subjetividad  
    

Comments

2 Responses to “El pueblo quiere saber”

  1. Macavity on septiembre 30th, 2004 05:28

    Publica en su Journal Avjaal una interesante teoría sobre su laconismo verbal y su prolija creación textual. Con todo, aún no siendo nadie para ir a decirle a él que le mueve a ser más explícito por escrito, si que creo que la teoría que ha expuesto es poco afortunada en un par de aspectos

    Dice Javi (nos referiremos a él por su nombre al no entenderlo solamente como «personaje» de esta historia colectiva) que necesita un tiempo de reflexión antes de elaborar ninguna conclusión respecto a un tema. Bien, igual que todos.

    Nos acusa al resto de hablar sin meditar mucho lo que vamos a decir. Bueno, soy el primero en reconocer que soy un bicho pasional y mi boca funciona más rápido que mi tarro

    Se refiere luego a que normalmente es interrumpido cuando va a poner su pica flandes y claro, deja entonces terminar al agresor, tiene que reencauzar su argumento para poder hilvanarlo con el momento fático del hablante interruptor, eso conlleva pensar de nuevo, y al final se forma un bonito círculo vicioso en el que Javi se queda con la boca cerrada todo el tiempo. A eso toda la vida se le ha conocido como buena/mala educación y no tiene nada que ver con la locuacidad del hablante.

    Hace luego referencia a lo limitado de su repertorio de intereses, para lanzar a continuación una ráfaga de temas en la cual todos los que lo conocemos echamos muchos en falta pero que con todo conforma un amplio abanico a la hora de establecer una conversación

    Por último, hace referencia a un par de ventajas que supone el lenguaje escrito: es más fácil hacer una exposición lineal y sin interrupciones, y el receptor de la información tiene un control total sobre la atención que le dedica a esta. Pero a parte de que esas ventajas son, como ya digo, comunes al lenguaje escrito, el lenguaje oral tiene su contrapartida de ventajas (el feedback del interlocutor nos permite redundar sobre aspectos poco claros para este y no perder tiempo en aspectos compartidos, y el interlocutor tiene la posibilidad de optar por dirigir la conversación al punto concreto de esta que le interesa

    ¿Qué quiero decir con todo esto?

    Pues que no nos la pegas Javi. Yo creo que es sin más una elaborada escusa hacia aquellos que te instamos a abrirte más

    ¿Acaso escribirías con tanta fluidez si tuvieras un interlocutor que te fuera pidiendo que te centraras más en un aspecto que en otro? O voy más allá ¿Escribirías tan pródigamente si otro te marcara los temas? La respuesta, tu mismo la das, es no. Por eso no eres más comunicativo en un Chat, o en un Foro. Eres capaz de (yo soy incapaz) de sentarte ante una pantalla en blanco y decir: bien, escribamos algo para el cumpleaños de Laura. Pero si el tema te lo intenta encauzar otra persona…

    El pueblo quiere saber historias Javi. Le da igual conocerlas por escrito que de forma oral. Y las historias muchas veces no se escriben/cuentan pensando. Unas veces, como es este caso, te pones a darle vueltas a un tema, lo meditas y haces una historia de ello. Otras sin embargo, tan sólo te dedicas a recordar una serie de sucesos que te han pasado o te han contado. Y hay otras veces, quizás las menos, que sin saber ni como comienzas a hablar, o a escribir, o a teclear, o a hacer garabatos, o a lo que sea… y la mente no tiene nada que ver. A veces sólo cuentas (de la manera que sea) lo que ves, oyes, hueles, palpas, saboreas. A veces sólo cuentas lo que sientes. Y en esos momentos maldices la lentitud de la lengua o las manos para dar forma a esa evidencia que sin darte cuenta vas plasmando. Y te da igual si será relevante en ese momento o contexto, por que, más que algo que tienes que hacer, es algo que ya estás haciendo. Y de ahí nacen el Ermitaño, y Daegón, e incluso tu artículo al que me estoy refiriendo.

    Por que yo soy de los que piensan que el nivel de habla de «necesito el teléfono de Laura» no tiene nada que ver con el de «necesito decirle a Laura cuanto antes que la odio», y que las cosas que son buenas para un nivel como el razonar antes de hablar, en otro son accesorias cuando no un estorbo

    Lo que el pueblo quiere saber de Javi Albizu no es sólo su opinión sobre la conveniencia de contratar un hosting de pago. El pueblo también quiere saber dónde le duele a Javi Albizu, y qué echa de menos, y qué le parece cojonudo, y si las prefiere rubias… Y el pueblo quiere saberlas de la manera en que Javi Albizu las cuenta cuando escribe: sin tanta premeditación. Por que este tipo de temas da igual el tiempo que los analices lógicamente (VULGO: «Las pajas mentales que te hagas») y la situación contextual.

    Me explico, si la próxima vez que yo esté lanzando un soliloquio sobre la necesidad de liquidar a todos los cantautores interrumpes de súbito con un «me estoy enamorando de la vecina de abajo» lo único que va a estar de más son mis argumentos para la hecatombe cantautoril. Y si cuando te interrumpo para argumentar que el amor no existe, son los padres, tú continuas ausente comentando que acaba de mudarse, y que es pelirroja, como a ti te gustan, y que a las 8 debe de volver de trabajar porque suele poner a toda ostia el «Breakfast in America» de Supertramp, y que siempre odiaste ese disco, pero que ahora lo sueles escuchar muy bajito de madrugada, cuando no puedes dormir… Entonces te aseguro que da igual lo mordaz/ingenioso que seas con tus comentarios, lo pulido de tu estilo narrativo, e incluso lo coherente de cada frase que digas ¿Sabes por qué?

    Porque entonces le estarás dando al pueblo lo que quiere saber

    Macavity

  2. Avjaal on septiembre 30th, 2004 12:06

    La cuestión no es buscar excusas para el hecho de hablar o no. La cuestión es el tener algo interesante que decir sobre un tema, así como el encontrar un hueco entre el barullo de palabras ajenas para insertar ese comentario.
    No pretendo (ni mucho menos), ser la contrapartida real de Bob el silencioso (con el que mas de uno, y mas de una vez me han comparado). En foros y chats, las conversaciones suelen acabar divergiendo a una sucesión de mini-frases auto referenciales que perpetúan las conversaciones hasta el infinito, y que solo tienen sentido para un reducido grupo, y para alimentar el ego de aquellos que las escriben. ¿Soy capaz de hacer eso?, por supuesto. ¿Quiero hacer eso?, no.
    La dinámica del «eres tonto», «no, tu mas», «no, tu madre mas», como que no me motiva lo mas mínimo, ni en el terreno escrito ni en el oral.
    La reiteración de coletillas supuestamente graciosas, tienda a aburrirme (pese a que alguna vez, me temo, que también habré sido participe de tal costumbre).
    Continuando con los temas y maneras de conversación que no me resultan agradables, diré que el lenguaje soez, los comentarios sexistas, y los escatológicos tampoco tienen ninguna gracia para mi (bueno, esto es una generalización, según contextos si que pueden llegar a tener gracia, pero son los menos).
    Soy tan capaz de mantener una conversación en un foro o un chat, como cualquier otro, pero siempre de temas que me resulten interesantes, y en entorno reducido de gente. Las aglomeraciones tienden a interrupciones de elementos ajenos a la conversación (generalmente en mi turno de replica), y si una vez ha terminado esa interrupción, mi interlocutor no me pregunta donde íbamos, acostumbro a suponer que no le interesa continuar con esa conversación.
    Este monologo que ahora escribo, lo he comenzado muchas veces de modo oral, y siempre ha sido abortado por injerencias externas.

    Con respecto a si escribiría o no a petición de otros, la respuesta no es no, sino depende.
    Me explico.
    Yo si escribo no es para mi. Yo conozco las historias de antemano. Si escribo es para obtener una respuesta. Un ¿que viene ahora?, un ¿que le va a pasar a este personaje?.
    Si dejo lineas argumentales abiertas, cabos sin cerrar e historias divergentes, es para tratar de picar la curiosidad del lector. Recibir una respuesta, ya sea «que cabrón eres, que nos dejas a medias», o un, «mola, a ver cuando sigues» surgiendo espontáneamente de aquellos a los que se lo mando. Si no obtengo respuesta, asumo que no interesa, y mi animo por continuar escribiendo esa historia se desvanece, por mucho que mi pueda parecerme una buena historia.
    Si mundo friki ha llegado al punto en el que se encuentra, es gracias al interés mostrado por los interesados. Si mis relatos de ciencia ficción están aparcados, es por la falta del mismo.
    ¿Si escribiría por petición?, por supuesto, pero (me repito) de temas que me interesen. Ahí esta la lista de correo de Daegon, con diferentes cosas empezadas, e inacabadas porque no veo interés por parte de los suscriptores. Si me dijeran «escribe sobre este tío que aparece en la linea 25», lo haría, si me dijeran, «continua con el auge y caída del imperio menetiano», lo haría. Pero no lo hacen, y yo ya conozco las historias de todos esos tipos y esos países, así que no me hace falta escribirlas para saber como acaban.
    Doy al pueblo lo que quiere saber, pero el pueblo no quiere saber sobre las cosas sobre las que quiero hablarles.

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