Macroverso IX
DÃa: Siguiente
Hora: Temprano (o demasiado tarde)
Lugar: Mundo “realâ€
Su esfera de paz y luz infinitas hacÃa aguas por todas partes (no sabÃa de donde venÃa el agua y, preguntarse aquello tampoco le ayudaba a descansar) No habÃa manera. Estaba claro que aquella noche no iba a dormir. Si a todo esto le sumábamos que, en la habitación de al lado, Sandra roncaba de manera ostensible algo (en teorÃa) tan sencillo como dormir, se convertÃa en una quimera inalcanzable.
Se levantó y se dirigió de puntillas hacia el salón. Mientras hacÃa esto, no podÃa evitar el escuchar en su cabeza la clásica música de “acechar†de los dibujos de la Warner.
Al llegar al salón comprobó que, con el barullo mental que le habÃa provocado la visita, se habÃa dejado encendidos el portátil y la consola. Al menos la tele sà que la habÃa apagado. Se cruzó de piernas sobre el sofá y miró si habÃa alguien conectado en los programas de mensajerÃa. Nada.
La consola se estaba quedando sin baterÃa, asà que la puso a recargar. Eran las siete de la mañana y no sabÃa que hacer.
Opciones, opciones. De nuevo tantas posibilidades, tantas elecciones posibles y tan pocas ganas de tomar ninguna.
PodÃa limpiar. La verdad es que la casa estaba bastante guarra (es más, en aquel momento todo le parecÃa estaba más sucio y desordenado que hacÃa un par de horas)
Nah. Aparte del ruido que meterÃa, aquello darÃa a su invitada una idea equivocada de donde se habÃa metido. Cerró los ojos y mando su cabeza hacia otro lado. Mentalmente repasó todas las historias que tenÃa pendientes y continuó una de ellas en el punto recurrente en el que siempre la retomaba.
Vale, parecÃa que aquello funcionaba, ahora tocada centrarse en uno ¿Su versión/homenaje de La Atlántida, o la justificación/trasfondo de los Tanraq?
Tampoco es que pudiese elegir. Por su cabeza iban apareciendo en bucle una sucesión de imágenes aleatorias; Fragmentos distorsionados de pelÃculas y bustos parlantes, colgados en mitad del vacÃo, que repetÃan siempre una misma frase o palabra. Paseos imaginarios por mundos imposibles y el sonido de los golpes de un combate del que sólo percibÃa los destellos provocados por el entrechocar de las espadas. Aquella ruleta giró y giró hasta detenerse en el interior de la mente de Ulwrath, uno de aquellos personajes que habÃan tenido la desgracia de ser creados por él.
El sonido de la puerta trajo de vuelta su cabeza a este mundo. No recordaba haber dejado de escuchar los ronquidos, pero parecÃa obvio que Sandra se habÃa levantado. Poco después escucho el sonido de la ducha, parecÃa que también se habÃa perdido como habÃa salido de la habitación. El alien de su estomago despertó de nuevo y empezó a moverse por su interior buscando la salida.
Encendió la tele, y miró el reloj. Las ocho y media. O su invitada necesitaba poco el dormir, o no habÃa sido capaz de hacerlo.
– Vaya, nunca habrÃa imaginado que te gustaban estas cosas – su cabeza se habÃa ido otra vez de paseo y la voz de Sandra fue la que la trajo de vuelta esta vez. Sus ojos lograron enfocar las imágenes que le mostraba la pantalla y se dio cuenta de que estaba viendo algo que debÃa ser la reposición de algún culebrón.
Javi se giró hacia la dirección de la que habÃa venido la voz, y la vio. Al lado de la puerta del salón, Sandra permanecÃa de pie. Aún tenÃa el pelo mojado por la ducha, y solo llevaba puesta la camiseta que habÃa dejado en su habitación y sus botas. La camiseta le llegaba casi hasta las rodillas y era suya, por lo que debÃa tratarse de una prenda de lo mas antiherótica. Pero no. Bello, hermoso, bonito. Su mente trataba de encontrar una palabra que describiese lo que tenÃa delante, y lo que mejor le sonaba para describir aquello era perfecto. Mientras tanto, procesándose en paralelo, sus neuronas se preguntaba si el tener olfato habrÃa añadido algo a aquella experiencia, y no podÃa evitar pensar que aquellas cosas sólo pasaban en las pelÃculas.
– Hola, guapo – Sandra le saludó reforzando aquella palabra y la mirada que la acompañaba con un gesto de su mano.
Javi trató de pensar una réplica. Algo original y gracioso. Mientras tanto en su cabeza le preguntaban:
– ¿Porqué estás buscando una replica original para un simple “holaâ€? – Bueno, el guapo que habÃa venido después no habÃa sido precisamente una ayuda.
– ¿Esta tratando de seducirme, señorita? – no sabÃa si el tono en el que habÃa dicho aquello era el correcto, pero las voces en su cabeza tampoco terminaban de ponerse de acuerdo sobre la intención última de aquella respuesta.
– ¿Sabes que la gente normal no habla asÃ, no? – vale, la sonrisa en su cara parecÃa indicar que se lo habÃa tomado como una broma. En la votación popular que acababa de finalizar en su cabeza, parecÃa que habÃan ganado, con bastante diferencia, los que defendÃan el “Eso es lo que querÃamosâ€
– Aceptaremos “anormal†como un halago. ¿Que tal? ¿Mejor? – trataba de pensar en cuanto tiempo habÃa tardado en salir la replica, pero le daba la impresión de que habÃa sido mucho. Aquella imprecisión no le gustó demasiado.
– Bueno, mi cabeza aún tiene que dejar de dar botes por ahà adentro – seguÃa sonriendo. Aquello era bueno y hacÃa aquella visión aún más perfecta.
Aunque si aquello ya era perfecto, se suponÃa que no podÃa mejorarse. Decidió cambiar la apreciación de su primera impresión a “casi perfectoâ€. También se propuso dejar de intentar catalogar o definir aquello.
– Siéntate cuando y como gustes – decidió continuar con la vena arcaica.
– No se… – la sonrisa desapareció por un momento y se volvió expresión de preocupación y tristeza. ParecÃa que se habÃa acordado de lo que fuese que la habÃa llevado hasta allÃ. De todas formas, se sorprendió al comprobar que aquello no le hacÃa perder un ápice de su… casi perfección – TendrÃa que irme – aquello le decepcionaba, pero también le aliviaba – Aunque tampoco tengo muy claro que hacer – se sentó en el sofá junto a él.
– Tómate tu tiempo – querÃa preguntarle sobre lo que le habÃa pasado, pero prefirió esperar a que fuese ella quien sacase el tema – No tengo planes para hoy.
Sandra se echo las manos a la cara y se encogió. ParecÃa que se iba a echar a llorar, pero aquello no parecÃa tristeza, sino rabia e impotencia. En aquel momento tenÃa ante él a alguien en quien no reconocÃa a su compañera del trabajo. Nunca pensó que utilizarÃa la palabra “frágil†para describirla.
Un abrazo parecÃa la respuesta idónea para aquella situación, pero un análisis rápido le indicó cinco razones distintas en las que podrÃa malinterpretase aquello (aunque estaba seguro de que habrÃa muchas más) asà que no hizo nada. Al final el llanto no llegó.
– ¿Tú que harÃas en mi lugar?
– Supongo que antes de tomar una decisión, sabrÃa la razón por la que estoy asà – cruzó los dedos para que aquel intento de humor funcionase.
– Perdona… es que nada que tampoco me haya pasado antes.
–
– ¿Me vas a preguntar que ha pasado?
– Ah, sÃ, perdona ¿Que ha pasado?
– TÃo, a veces pareces de otro planeta.
– ¿Gracias?
– No, pero bueno. A ver, he pillado a mi cuñado poniéndole los cuernos a mi hermana.
– Vaya.
– Ya te digo.
– Vale, ya sabes que hoy…
– Ayer.
– Vale, ayer ¿porque eres tan puntilloso con esas chorradas? No, déjalo. Ayer habÃa cena del curro. A todo esto ¿Porque no viniste?
– Si que fui, pero me largue después de la cena.
– Ah, sÃ, es verdad. Perdona… el alcohol… mi cabeza… ya sabes.
– Puedo hacerme una idea.
– Sabes que no vivo en Pamplona, asà que, como no querÃa cortarme con las copas, le dije a mi hermana, que si que vive aquÃ, si podrÃa dormir en su casa esta noche. Y va y me encuentro al cabrón de su marido, en un bar, metiéndole la lengua hasta los pulmones a una tipa.
– Supongo que estas segura de que era tu cuñado.
–
– Y de que la tipa no era tu hermana.
–
– Vale, vale. Asà que deduzco que no sabes si contárselo a ella, o no.
– Jo, que listo eres – sÃ, sarcástica sà que era una palabra que habrÃa utilizado para describirla. ParecÃa que volvÃa en sÃ.
– Es un don, pero no te sientas inferior por ello. Es más, arriesgándome aún más, el problema no es tanto el contárselo, como el cuando y el como.
– Ahà le has dado – la sonrisa parecÃa que trataba de asomarse de nuevo. Aquello no era bueno. Estaba esperando una respuesta que él no tenÃa.
– Pues no te envidio – brillante, Javi. Te has lucido con tu respuesta.
– ¿De verdad? ¿Con lo que mola?
– Llámame raro.
– No sé que harÃa sin tus consejos.
– Hombre…
– Mujer.
– Vale, mujer. Antes que nada yo intentarÃa hablar con él.
– Es verdad, seguro que hay una explicación lógica. Estoy convencida de que le estaba practicando una traqueotomÃa con la lengua a esa zorra.
– A ver, puedo parecer un poco inocente, pero tan tonto no soy. Por lo que cuentas, los actos hablan solos, pero no estarÃa de más saber el contexto – vas mejorando la situación, Javi. Ahora viene cuando te acusan de ponerte del lado del corneador. Todos los tÃos sois iguales y blablabla.
– ¿Tú crees? – rápido, di algo antes de que recupere todas sus funciones mentales.
– Que esas cosas de pareja son muy suyas (por lo que me han dicho) Que Igual andan con problemas (y el va “arreglándolos†como todo un macho) Yo hablarÃa con él sobre lo que “vi†y le darÃa la oportunidad de que fuese el quien se lo contase a tu hermana. Si no lo hace, pues ya volverÃa a estar la pelota en tu tejado.
– Pues… pues igual tienes razón
– Pero vamos, ahora que esta la cosa chupada, si quieres sà que te cambio el papelón.
– Gracias. Y yo pensado que ya estaba todo solucionado – por fin regresó la sonrisa.
Se hizo el silenció, y entonces Javi se dio cuente de un pequeño (y aún más incomodo) detalle. Mirándole fijamente a los ojos, le preguntó:
– ¿Puedo hacerte una pregunta un tanto “intimaâ€?
– Adelante.
– ¿Llevas ropa interior debajo de la camiseta?
– ¡¿QUE?! – Sandra armó el brazo para una bofetada.
– Espera, espera, esto tiene una explicación lógica, casta y pura.
– Sorpréndeme. Tienes cinco segundos y descontando.
– Esa camiseta que llevas es mÃa, y te está un poco grande. Entre las cosas, el cuello está un poco cedido, y cuando te inclinas hacia adelante, corro el riesgo de que mi mirada se dirija hacÃa… ahÃ.
– ¿Y con ropa interior lo encontrarÃas más aceptable?
– Vale, déjame que reformule la pregunta. Bueno, mejor déjame que la convierta en una petición. ¿PodrÃas ponerte tu ropa para librarme de la tentación?
– TÃo, eres la polla.
– Espero ser algo más, pero no has respondido mi pregunta/petición.
– SÃ.
– ¿SÃ, a que? ¿A que llevas ropa interior? ¿A que te vas a poner tu ropa (o algo menos tentador)? ¿A que soy algo más que un miembro viril? ¿Sà a todo y formateamos el disco duro?
– SÃ a ninguna de esas preguntas.
– Ah, vale, eso lo aclara todo.
– No. La verdad es que has acertado antes con lo del intento de seducción – Vale, aquello no se lo esperaba. Le halagaba y no se lo creÃa, pero no se lo esperaba.
– Pues sà que estás en shock.
– Que no, imbécil, que es verdad.
– Pues nunca lo habrÃa imaginado.
– Tampoco acabo de entenderlo yo, asà que imagÃnate.
– Vaya. ¿Me siento halagado u ofendido?
– Tómatelo como quieras, pero como no me digas algo al respecto antes de que se me termine de pasar la resaca, esto se va a volver aún más incomodo.
– Pues no se muy bien que quieres que te diga. Me pareces una chica muy guapa y me llevo muy bien contigo pero, esta creo que ha sido la conversación más larga que hemos tenido. Vamos, que no es que seamos Ãntimos o nos conozcamos demasiado.
– Sigues sin responder.
– Pues… no se si la cosa funcionarÃa.
– A ver. Te estoy diciendo que me gustas, no que seas el padre de mis hijos.
– ¿Me lo puedes explicar con palabras sencillas? Es que entre el alien de mi estomago y el derrame cerebral que acaba de desatarse, me va a costar un rato reaccionar y formar pensamientos coherentes.
– Te iba a preguntar si te apetecerÃa quedar algún dÃa para dar una vuelta o algo. Pero, visto lo visto, me parece que casi mejor si dejamos la cosa como está.
– No, no es eso. Pero es que esto es algo nuevo para mi.
– ¿Que una tÃa te pregunte si quieres salir con ella?
– No, que una tÃa quiera salir conmigo.
– ¿De verdad? No puedo imaginarme el porque.
Aquello era algo para lo que no estaba preparado. La opciones estaban claras, y la decisión era sencilla. El problema es que no querÃa hacer lo que consideraba que debÃa. PodÃa aceptar el quedar con ella y alimentar unas “esperanzas†(¿de verdad querÃa salir con él?) en una relación en la que entrarÃa sólo aportarÃa dudas y reticencia (aunque agradecerÃa la compañÃa) O podÃa decirle que no, y confiar en que se lo tomase a bien y comenzar con el tiempo una relación de amistad.
– Yo… creo que va a ser que no. Ya te digo que me caes muy bien pe…
– Déjalo, me visto ahora y me largo. Creo que prefiero darme de hostias con mi cuñado.
– No tienes porque irte, y no quiero que te vayas asÃ…
– No, va a ser lo mejor.
Sandra se fue. Bien por ti, Javi. Estas hecho un crack (y el lunes va a ser un dÃa muy incomodo en el curro)
Vale, no son ni las diez de la mañana de un domingo ¿Y ahora que?
Descolgó el teléfono y marcó.
– ¿SÃ? – Marcos descolgó al otro lado.
– Hola M, ¿está D?
– Hola Javi, acabas de subir a nivel nueve.
– Mola – Marcos colgó.
HabÃa alcanzado el nivel nuevo en el odiometro de su cuñado, acababa de superar a Data (el de los Goonies no, el de Star Trek)
Poco después sonó el teléfono.
– Hola D.
– ¡Que no me llames D!
– Pero si es una de mis pelÃculas favoritas.
– Ya, pero no soy un tÃo.
– Ya, ni un cazador de vampiros. Ni un medio vampiro.
– Vale, evitas el tema por el que has llamado desde el segundo uno. La has debido de liar gorda. Anda, déjate de rodeos y empieza a largar.
Esa era su hermana, al menos siempre le quedaba ella para contarle sus penas.
Comments
2 Responses to “Macroverso IX”
Leave a Reply
Categories
Archivos
- marzo 2011
- febrero 2011
- enero 2011
- diciembre 2010
- noviembre 2010
- octubre 2010
- septiembre 2010
- agosto 2010
- julio 2010
- junio 2010
- mayo 2010
- abril 2010
- marzo 2010
- febrero 2010
- enero 2010
- diciembre 2009
- noviembre 2009
- octubre 2009
- septiembre 2009
- agosto 2009
- julio 2009
- junio 2009
- mayo 2009
- abril 2009
- marzo 2009
- febrero 2009
- enero 2009
- diciembre 2008
- noviembre 2008
- octubre 2008
- septiembre 2008
- agosto 2008
- junio 2008
- mayo 2008
- abril 2008
- marzo 2008
- enero 2008
- diciembre 2007
- noviembre 2007
- octubre 2007
- septiembre 2007
- agosto 2007
- julio 2007
- junio 2007
- mayo 2007
- abril 2007
- julio 2006
- junio 2006
- mayo 2006
- abril 2006
- marzo 2006
- febrero 2006
- enero 2006
- diciembre 2005
- noviembre 2005
- octubre 2005
- septiembre 2005
- agosto 2005
- julio 2005
- junio 2005
- mayo 2005
- abril 2005
- marzo 2005
- febrero 2005
- enero 2005
- diciembre 2004
- noviembre 2004
- octubre 2004
- septiembre 2004
- julio 2004
- abril 2004
- marzo 2004
- mayo 2003
Blogs de conocidos
Comics
De todo un poco
Enlaces
Informatica
Videojuegos
Administrar
Dime que es ficción, Javi, por lo que más quieras dime que es ficción…
Es ficcion, Pablo. De principio a fin.