Macroverso V

Día: El que sea.
Hora: La que os apetezca.
Lugar: Microverso.

– Bienvenido al Burger Prince – Javi comenzó con el saludo en modo automático – donde el cliente es…
– Hola – el extraño le interrumpió. No parecía estar de humor para aguantar la perorata publicitaria. Es más, no parecía encontrarse en muy buen estado – Déjate de marketing y vamos al asunto. No se cuanto duraré por aquí.
– El asunto… ¿Tenemos algo pendiente usted y yo?
– Deja el numerito. Te acaban de decir quien soy.
– A ver, me han dicho un nombre (o algo parecido) de ahí a que nos conozcamos va un mundo.
– Había olvidado lo capullo que es este avatar.
– Dímelo a mi – quien respondía era la voz en la cabeza de Javi.
– Lo se, lo se. Al menos yo no tengo que aguantarlo a diario.
– Hombre, metafóricamente hablando…
– Sí pero, aun así, no te envidio.
– Quita, quita. Bastante tienes ya con lo tuyo.
– Empezamos pronto hoy – Javi dudaba sobre que era mayor; si el cabreo porque le estuviesen ignorado, o la sorpresa porque el extraño pudiese hablar con la voz de su cabeza – ¿Queréis que os deje solos? – decidió que estaba más cabreado que otra cosa. Ambas cosas le habían sucedido con anterioridad y, con el tiempo, la sorpresa por lo segundo iba mermándose poco a poco.
– No, no. Si yo a quien venía a ver era a ti – la expresión de Deux Ex cambió de manera repentina. Su pose de charla intrascendente desapareció para traer de vuelta al aspecto desmejorado con el que había entrado en el local. Es más, a Javi le pareció que le iban surgiendo moretones y cortes por todo el cuerpo de manera espontánea. Como de costumbre, nadie más parecía darse cuenta de lo que sucedía ante sus ojos.
– ¿No tendrías que ir a un medico?
– No, hombre, no – el tono desenfadado de su voz contradecía el aspecto demacrado de Deux Ex – Como nos liemos a hacer cosas medianamente lógicas, igual termino por desaparecer, morir o lo que sea que toque hoy, si tener tiempo de decirte el mensaje del día.
– ¿El mensaje del día? ¿Que eres, una galletita de la fortuna con patas? Anda, siéntate ahí mientras llamo a una ambulancia.
– Que no, ¡cojones! Que no tenemos tiempo para esas cosas. Que poco me gusta hacer las cosas tan mal.
– Tampoco te cebes con el chico (para eso ya estoy yo) – la voz en la cabeza de Javi volvía al ataque – Ya sabes que tampoco es culpa suya.
– A ver, Mike.
– ¿Con quien hablas ahora?
– Pues contigo.
– Pero yo no me llamo Mike, soy una parte de ti mismo, no me puedes llamar por otro nombre.
– ¿Por qué? ¿Porque eso sería algo que haría un enfermo? ¿Un esquizofrénico?
– Vale, vale. Pillo tu punto de vista. Pero, ¿porque Mike?
– Estaba entre Johnny o Mike. Siempre hay algún personaje secundario en las películas con uno de esos nombres. He hablado, y ese ha sido el primero en salir.
– ¿Y ya está?
– Sí.
– ¿No resulta un tanto forzado?
– Mira, estoy hasta el gorro de no poder cagarme en tus muertos sin que la mierda me salpique también a mí.
– Vale. Ya lo pillo, es cosa “suya”
– No, venga tío, hoy no habías mencionado (al menos directamente) a tu puñetero “autor”
– Pero es que es muy obvio. Eso de describirme simplemente como una voz en tu cabeza acaba por resultar reiterativo. Esta es la salida más fácil.



– ¿Que? Has ya has terminado de hablar con “Él”
– No. Sigue sin querer salir por aquí. La verdad es que es bastante raro.
– Hola – Deux Ex agito la mano ante los ojos de Javi – Sigo aquí – la mano se iba desdibujando poco a poco.
– ¡Hostia! – Javi retrocedió de un salto.
– Vale, ya voy a tener que hacerlo a toda prisa – Deux Ex no parecía sorprendido. Ni siquiera parecía que aquello de doliese. Tan solo parecía levemente contrariado y resignado – Ella no va a venir. Ni siquiera está ya “aquí”
– Ya se que no está aquí.
– ¡Cállate! ¡Cállate de una puta vez, y déjame hablar! – ahora si que parecía algo desquiciado – No he dicho aquí, sino “aquí” a ver si aprendemos a leer. No está en este universo – Javi abrió la boca dispuesto a decir algo, pero Deux Ex extendió el brazo para detenerle. Su mano ya no estaba, y el brazo parecía seguir el mismo camino, pero el gesto en sí fue bastante elocuente – No se te ocurra hacer ningún chitecito fácil de los tuyos ni ninguna de tus obviedades. No ha sido abducida, ni secuestrada ni nada por el estilo. Simplemente no está, y más te vale que empieces a buscarla porque, sino, tú seguirás el mismo camino.
– ¿Y donde empiezo a buscarla si no está en este universo?
– A mi no me preguntes. Yo sólo soy la excusa argumental para comenzar la historia. Si el autor se lo hubiese querido currar un poco habría creado un personaje para esta labor, pero como este microverso va a desaparecer ha preferido ahorrarse el esfuerzo.
– ¡Y dale con vuestro “autor”!
– ¡Y dale con la cabezonería del avatar de los cojones! Mike, más te vale que le convenzas para que empiece a mover el culo, o también os vais a ir a tomas por ahí.

Deux Ex terminó de desvanecerse. Lo ultimo en desaparecer fue su expresión de hastío.

– Joder, a ver donde cojones voy esta vez – fueron sus últimas palabras.
– Ha desaparecido – Javi no sabía si sentirse aliviado por el fin de aquel pequeño incordio, o preocupado por el mensaje que le había dado.
– Sí. Muy teatral todo.
– ¿Y ahora qué?
РNo s̩. T̼ mismo.

febrero 4, 2009 · Posted in Macroverso  
    

Comments

Leave a Reply