DÃa: El que sea.
Hora: La que os apetezca.
Lugar: Microverso.
– Bienvenido al Burger Prince – Javi comenzó con el saludo en modo automático – donde el cliente es…
– Hola – el extraño le interrumpió. No parecÃa estar de humor para aguantar la perorata publicitaria. Es más, no parecÃa encontrarse en muy buen estado – Déjate de marketing y vamos al asunto. No se cuanto duraré por aquÃ.
– El asunto… ¿Tenemos algo pendiente usted y yo?
– Deja el numerito. Te acaban de decir quien soy.
– A ver, me han dicho un nombre (o algo parecido) de ahà a que nos conozcamos va un mundo.
– HabÃa olvidado lo capullo que es este avatar.
– DÃmelo a mi – quien respondÃa era la voz en la cabeza de Javi.
– Lo se, lo se. Al menos yo no tengo que aguantarlo a diario.
– Hombre, metafóricamente hablando…
– SÃ pero, aun asÃ, no te envidio.
– Quita, quita. Bastante tienes ya con lo tuyo.
– Empezamos pronto hoy – Javi dudaba sobre que era mayor; si el cabreo porque le estuviesen ignorado, o la sorpresa porque el extraño pudiese hablar con la voz de su cabeza – ¿Queréis que os deje solos? – decidió que estaba más cabreado que otra cosa. Ambas cosas le habÃan sucedido con anterioridad y, con el tiempo, la sorpresa por lo segundo iba mermándose poco a poco.
– No, no. Si yo a quien venÃa a ver era a ti – la expresión de Deux Ex cambió de manera repentina. Su pose de charla intrascendente desapareció para traer de vuelta al aspecto desmejorado con el que habÃa entrado en el local. Es más, a Javi le pareció que le iban surgiendo moretones y cortes por todo el cuerpo de manera espontánea. Como de costumbre, nadie más parecÃa darse cuenta de lo que sucedÃa ante sus ojos.
– ¿No tendrÃas que ir a un medico?
– No, hombre, no – el tono desenfadado de su voz contradecÃa el aspecto demacrado de Deux Ex – Como nos liemos a hacer cosas medianamente lógicas, igual termino por desaparecer, morir o lo que sea que toque hoy, si tener tiempo de decirte el mensaje del dÃa.
– ¿El mensaje del dÃa? ¿Que eres, una galletita de la fortuna con patas? Anda, siéntate ahà mientras llamo a una ambulancia.
– Que no, ¡cojones! Que no tenemos tiempo para esas cosas. Que poco me gusta hacer las cosas tan mal.
– Tampoco te cebes con el chico (para eso ya estoy yo) – la voz en la cabeza de Javi volvÃa al ataque – Ya sabes que tampoco es culpa suya.
– A ver, Mike.
– ¿Con quien hablas ahora?
– Pues contigo.
– Pero yo no me llamo Mike, soy una parte de ti mismo, no me puedes llamar por otro nombre.
– ¿Por qué? ¿Porque eso serÃa algo que harÃa un enfermo? ¿Un esquizofrénico?
– Vale, vale. Pillo tu punto de vista. Pero, ¿porque Mike?
– Estaba entre Johnny o Mike. Siempre hay algún personaje secundario en las pelÃculas con uno de esos nombres. He hablado, y ese ha sido el primero en salir.
– ¿Y ya está?
– SÃ.
– ¿No resulta un tanto forzado?
– Mira, estoy hasta el gorro de no poder cagarme en tus muertos sin que la mierda me salpique también a mÃ.
– Vale. Ya lo pillo, es cosa “suyaâ€
– No, venga tÃo, hoy no habÃas mencionado (al menos directamente) a tu puñetero “autorâ€
– Pero es que es muy obvio. Eso de describirme simplemente como una voz en tu cabeza acaba por resultar reiterativo. Esta es la salida más fácil.
–
–
–
– ¿Que? Has ya has terminado de hablar con “Élâ€
– No. Sigue sin querer salir por aquÃ. La verdad es que es bastante raro.
– Hola – Deux Ex agito la mano ante los ojos de Javi – Sigo aquà – la mano se iba desdibujando poco a poco.
– ¡Hostia! – Javi retrocedió de un salto.
– Vale, ya voy a tener que hacerlo a toda prisa – Deux Ex no parecÃa sorprendido. Ni siquiera parecÃa que aquello de doliese. Tan solo parecÃa levemente contrariado y resignado – Ella no va a venir. Ni siquiera está ya “aquÃâ€
– Ya se que no está aquÃ.
– ¡Cállate! ¡Cállate de una puta vez, y déjame hablar! – ahora si que parecÃa algo desquiciado – No he dicho aquÃ, sino “aquÆa ver si aprendemos a leer. No está en este universo – Javi abrió la boca dispuesto a decir algo, pero Deux Ex extendió el brazo para detenerle. Su mano ya no estaba, y el brazo parecÃa seguir el mismo camino, pero el gesto en sà fue bastante elocuente – No se te ocurra hacer ningún chitecito fácil de los tuyos ni ninguna de tus obviedades. No ha sido abducida, ni secuestrada ni nada por el estilo. Simplemente no está, y más te vale que empieces a buscarla porque, sino, tú seguirás el mismo camino.
– ¿Y donde empiezo a buscarla si no está en este universo?
– A mi no me preguntes. Yo sólo soy la excusa argumental para comenzar la historia. Si el autor se lo hubiese querido currar un poco habrÃa creado un personaje para esta labor, pero como este microverso va a desaparecer ha preferido ahorrarse el esfuerzo.
– ¡Y dale con vuestro “autorâ€!
– ¡Y dale con la cabezonerÃa del avatar de los cojones! Mike, más te vale que le convenzas para que empiece a mover el culo, o también os vais a ir a tomas por ahÃ.
Deux Ex terminó de desvanecerse. Lo ultimo en desaparecer fue su expresión de hastÃo.
– Joder, a ver donde cojones voy esta vez – fueron sus últimas palabras.
– Ha desaparecido – Javi no sabÃa si sentirse aliviado por el fin de aquel pequeño incordio, o preocupado por el mensaje que le habÃa dado.
– SÃ. Muy teatral todo.
– ¿Y ahora qué?
– No sé. Tú mismo.