Miles Teves

Como colofón a las entradas que he dedicado a Jorune, voy a hacer un pequeño cambio de enfoque y dedicar esta última entrada a uno de sus autores, en lugar de hacerlo al juego en sí (y no tiene nada que ver que el germen de este artículo se haya estado en mi disco duro durante los últimos cuatro años)
Así que vamos a ello. Con todos vosotros, el único e inigualable Miles Teves.

Supongo que el nombre de este tipo no os sonara de nada (más allá de que lo mencionase hace unas cuantas entradas)
Si os soy sincero, tampoco es que me extrañe. Su nombre no es uno de esos que llenan créditos de las obras en las que ha participado. Y creedme, ha participado en muchos proyectos importantes. Vale, quizás no se note su presencia todo lo que debería en todas y cada una de sus aportaciones.
Es posible que, al final, los distintos proyectos en los que ha colaborado hayan terminado derivando hacia algo distinto a la visión y el enfoque que originariamente pretendía darles el amigo Miles. Que su impronta se diluyese entre el arte de otros artistas mediocres y los que ponían la paste optase por enfoques más “convencionales”

Por si no lo habéis adivinado ya (que con lo claro que me me explico, supongo que tampoco será de extrañar) nuestro colega Miles trabaja, desde hace bastante, en el glamuroso mundo del cine. Es más, estoy convencido de que habréis visto mas de una, y mas de dos de las películas en las que ha trabajado.
¿Que no os lo creéis?
¿Que os jugáis? ¿Una cena?
Pues mirad aquí y arrepentíos de vuestra rancia ignorancia.

¿Habéis terminado ya de fliparlo? ¿Convencidos y arrepentidos? Pues ahora os toca pagar, por desconfiados e incultos.

Si vais a su página podréis ver los diseños que ha hecho para esas películas y comprobar que los resultados finales han diferido bastante de esas ilustraciones. Primero dentro del estudio de efectos especiales de Stan Winston, y luego por su propia cuenta.

Salvo, quizás, en “Las crónicas de Ridick” la verdad es que es bastante complicado el encontrar sus señas de identidad. Lástima que la película (sobretodo su guión) fuese un tanto pobre (siendo generosos) y se pegase un batacazo en taquilla (en una de esos extraños casos en los que el público no se deja engañar por los efectos especiales y le da a una película el trato que merece)
No me entendáis mal. La película no era atroz, y tenía algunas cosas salvables, pero al todo el equipo se les fue la olla tratando de hacer otra oda a la molonidad (gracias a SantiEgo por el palabro) y el resultado era difícilmente salvable.
De todas formas, parece que la franquicia no ha muerto (igual por el moderado éxito de los videojuegos basados en ella) y se rumorea que va a ver la luz una tercera película de Ridick (cuarta si contamos con Dark Fury) aunque decantándose más hacia los ambientes de Pitch Black.
Peor bueno, como de costumbre me estoy desviando un poco del tema central de esta entrada (vamos, que no se si Miles estará involucrado en ella) A lo que pretendía llegar con todo esto era a que me gustaría que alguno de sus trabajos alcanzase un éxito moderado para poder ver más cosas suyas sin que pasen (demasiado) por el tamiz de los productores.

Pero bueno, como se suele decir, soñar es gratis, y por pedir imposibles que no quede. Dentro de las esperanzas (no todas las esperanzas van a ser trascendentales y grandilocuentes) que anidan en mi interior y, dado que no lo vamos a recuperar para el mundo del rol, me encentaría que, algún día, alguien lo descubra su obra y saque un recopilatorio de sus ilustraciones (o, ya que estamos pidiendo imposibles, una serie de recopilatorios)
Mientras tanto, siempre nos quedará su trabajo en Jorune, un juego que nunca me cansaré de recomendar y una ambientación que tendría que estar siempre en las estanterías de las tiendas de rol.

octubre 5, 2010 · Posted in ¿Y este quién es?, Mundos improbables  
    

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