Morriña fabuladora

Hace mucho tiempo.
Pero vamos, la tira de tiempo (cosa de doce años) comencé una campaña (léase campaña como sucesión de aventuras unidas para crear una historia más grande. No vaya a ser que los no versados en materia rolera crean que me metí en jaleos militares o, peor aún, publicitarios)
Ya llevaba bastantes años arbitrando, y había hecho bastantes campañas. Es más, en aquel mismo momento estaba arbitrando otras dos campañas en mi mundo (cuando aún lo hacía con RuneQuest) mientras continuaba con otras en Ravenloft y Warhammer.
La cosa es que, arbitrando un par de veces al mes, la cosa no avanzaba a demasiado buen ritmo, y para cuando retomaba una de las campañas, los jugadores se habían olvidado de la mitad de las cosas que habían pasado en la anterior.
También teníamos el efecto “prefiero éste juego” o “me gusta más éste personaje” así que parte de los jugadores te andaban diciendo ¿Porque no arbitras esta semana tal juego en lugar de tal otro?
Pero ¡que narices! ¡a mi me apetecí arbitrarlos todos! (aunque, siendo sinceros, tenía mas ideas, y me apetecía más arbitrar en Daegon que en los otros)
Sí a esto le sumamos que, como buen rolero, tenía en mis estanterías otro montón de juegos a los que nunca había arbitrado, pero para los que también tenía historias preparadas. Si sumábamos dos y dos, la conclusión lógica es que al final terminaría por no arbitrar ninguno de los que tenía aparcados.
Sabía que mis jugadores me iban a poner pegas a empezar otra campaña, igual una partida suelta sí, pero iba a ser complicado que la cosa cuajase como para lo pillasen con ganas. La verdad es que a mí tampoco me apetecía arbitrar cinco, seis o diez campañas simultáneas. Si a esto le sumamos que solíamos jugar las tardes de los sábados y domingos y que yo no era el único master, el resultado era que había meses en los que estaba complicado el ponernos de acuerdo con cuando arbitraba cada uno.

Y fue así hasta que tuve una revelación: Iba a arbitrarlos todos dentro de la misma campaña.
Así los jugadores podrían utilizar siempre los mismos personajes y sería más fácil el compaginar los días con los demás masters.
Claro, las revelaciones, en un primer momento, molan mogollon. Pero luego tienes que darles sentido, y que aquello tuviese sentido iba a necesitar de mucho curro.
En un principio, los juegos que quería arbitrar eran:
Skyrealms of Jorune
Shadow World (para éste había llegado a hacer personajes con el RMSS, pero nunca llegue a arbitrar)
Talislanta
Glorantha
Tékumel
Torg
Fading Suns
Maelstrom (el de Hubris Games, no el de Arion Games)
Planescape
Tales of Gargenthir
Hârn
Conan (de éste ya había llegado a arbitrar hacía tiempo unas partidas con GURPS)
Arcanum
Y diversas ambientaciones históricas (Japón feudal, Europa medieval, Vikingos, Grecia y Roma clásicas, China mítica)

Como veréis, tratar de dar coherencia a todo esto dentro de un mismo universo de juego era un tanto complicado.
A la hora de buscar el sistema de juego baraje varios a lo largo de los años (porque desde que empecé a darle vueltas al asunto, hasta que, por fin, lo di por cerrado, pasaron cosa de dos o tres años)
Empecé buscando varias ambientaciones “multi-universo” como DreamPark, Rifts o Torg, pero terminé descartándolas, porque me parecía que aquellas ambientaciones (y sus sistemas) condicionaban demasiado el tipo de aventuras.
Al final, y tras darle muchas vueltas, conseguí “crear” (más bien conjuntar) algo que tuviese algo de sentido (al menos para mí). Había cosas que estaban un tanto pilladas con alambres, y otras metidas directamente con calzador, pero tenía un trasfondo más o menos sólido. El sistema acabaría siendo aquel en el que tenía que tenía que haber pensado desde un principio: GURPS.

Así que, una vez finiquitado todo (elegir las ventajas y desventajas, habilidades y razas a las que podían optar los personajes) les lancé el órdago a mis jugadores: Iba a dejar de arbitrar Warhammer y Ravenloft (porque Daegon no iba a dejarlo) para empezar la campaña de GURPS
La cosa es que el asunto no les sentó del todo mal ¡MALDITOS INGRATOS!¡CON LO QUE HABIA SUFRIDO YO PARA HACER LAS PARTIDAS DE RAVENLOFT Y WARHAMMER, Y LES DABA IGUAL EL NO SEGUIR JUGANDO! (si es que no estoy contento con nada) y nos pusimos a hacer personajes.

Más o menos en aquella época terminé de desarrollar el sistema de juego que quería utilizar para Daegon (adiós, Rune, siempre te llevaré muy adentro) y ya que estaba en el asunto de hacer reglas, también aproveche para hacer unos cambios en el GURPS (básicamente convertir el sistema 3D6 a porcentual, pero con algunos apaños)
La verdad es que siempre que he arbitrado mucho a un juego he terminado cambiando alguna regla. Si no recuerdo mal, el único sistema que no he retocado a mi gusto ha sido el de Warhammer.

Pues bien. El momento había llegado, y la campaña empezó en Jorune.
Poco a poco fui desplegando la trama, dejando pistas de eventos venideros (calculaba arbitrar una vez al mes y estar en cada ambientación cosa de un año) y a los jugadores parecía gustarles… más que Daegon (¡INGRATOS, MAS QUE INGRATOS!)
Pero la cosa se torció un poco y las partidas se fueron distanciando cada vez más en el tiempo y al final apenas arbitraba una vez al mes. Eso quería decir que era una partida de cada uno de los juegos cada dos meses. Esto provocó que lo que los jugadores apenas se acordaban de lo que habían hecho en la anterior sesión.
Otra vez tocó elegir, y otra vez elegí a mi pequeñin, donde arbitre un par de años más antes de colgar los dados.

Tiempo después comencé en esta afición de juntar letras. Empecé a escribir “la novela” de Daegon (ciento y pico paginas que tengo que rescribir desde cero algún año de estos) y el amigo Tiberio me diría si me apetecería escribir algo para el EXO. De ahí nacería el primer relato de “El ermitaño”
El asunto tampoco cuajó, pero yo ya le había cogido cariño al personaje y comencé a fabular un universo de Ci-Fi propio, de donde saldrían el resto de relatos de esta índole.
En estos relatos utilicé a un par de los personajes que había creado para la campaña de GURPS y el hilo conductor de la historia (de la que estos relatos sólo eran la introducción) era el mismo, pese a que el desarrollo final (lo escriba cuando lo escriba) poco tiene que ver.

Pero en el fondo siempre se me ha quedado clavada la espinita de esa historia no contada. No puedo hacerlo como relato, ya que las historias estaban muy vinculadas al trasfondo de las diversas ambientaciones (por no hablar de derechos de autor y esas cosas)

Y la cosa seguía así hasta que esta semana en Gades Noctem han empezado a hablar de los juegos de rol viejunos y me ha asaltado un ataque severo de nostalgia.
Tanto es así, que me he estado planteando la posibilidad de pasar a escrito lo que era el cuerpo general de la campaña, así como todo el trasfondo que había creado para ella.
Ahora bien, me pregunto: ¿A quien narices el puede interesar esto? (el me es retórico, os lo estoy preguntando a vosotros, si es que queda alguien leyendo esto)

Ahora mismo estoy con dos “narraciones seriadas” (la biografía computeril y el macroverso) ambas con similar éxito de critica y publico (cercano a cero) y ponerme a escribir otra cosa con pretensiones de (ejem) continuidad, sería como volver a los tiempos de múltiples campañas continuadas.
¿Que pretendo decir con esto?
Muy sencillo. No estoy diciendo que vaya a dejar ninguna de las dos (hace ya tiempo que deje de escribir para un grupo concreto de personas) Sólo digo que, si alguien dice por aquí que encontraría interesante esto de lo que os estoy hablando, podría posponer una de ellas mientras me dedicase a escribir sobre la campaña.

Caso contrario, lo escribiré igualmente. Pero si contamos con que el Macroverso serán veinticinco entradas y la biografía supongo que ira para más aún (y el ritmo de vértigo que llevo) igual para cuando llegase el momento se me ha pasado la morriña y vuelvo a dejarlo esta idea por ahí apalancada hasta ser agredido de nuevo por la nostalgia.

Pues nada, ahí queda eso.

julio 17, 2009 · Posted in Mundos improbables  
    

Comments

2 Responses to “Morriña fabuladora”

  1. Viru on agosto 3rd, 2009 17:41

    Ay, que bien me conozco eso. Y que complicado! Yo hoy por hoy tiraría por el sistema D6, más que nada porque el GURPS es complicadete, o por el Basic RPG. Pero claro, soy de los que piensan que cada sistema de juego tiene su aquel… el D&D por ejemplo, da a los jugadores una razón poderosísima para seguir jugando: subir de nivel… Eso le dalta al BRPG, que es super útil, elegante, etc… pero muy soso, el pobre.

  2. Avjaal on agosto 4th, 2009 09:28

    Hombre, lo de los niveles siempre es un aliciente, pero acaba descompensando un poco las aventuras. Aparte de eso, parece que el mundo tiene que crecer al mismo ritmo que los jugadores (vamos, el efecto Dragon Ball o Caballeros del zodiaco) porque sino esta complicado el sacarles algo que les suponga una complicacion.
    Yo siempre he sido mas del sistema Chaosium, aunque reconozco que es un poco menos «motivador» en ese sentido, pero siempre se les puede dar otro tipo de alicientes, como el crear un buen grupo de contactos o aliados en los que apoyarse de vez en cuando.
    Y el GURPS no es tan complicado. Si, tiene un monton de reglas opcionales, pero es cuestion de usar solo las que necesites.
    De todas formas, el mejor sistema de juego es el que se acaba haciendo cada uno 🙂

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