TenÃa un ordenador nuevo.
Un Pecé.
Un tres-ocho-seis.
¿Y ahora, qué?
La verdad es que las primeras experiencias con aquella maquina no fueron especialmente halagueñas.
Empecé comprando tres juegos: Impossible mission II, Barbarian y Action service.
Los dos primeros ya los conocÃa de mis tiempos del Commodore y la verdad es que las versiones para PC eran bastante malas. Entre que mi equipo no tenÃa tarjeta de sonido (en aquellos tiempos aún eran un accesorio de lujo asà que tocaba sufrir con el PC Speacker) y que, al ser juegos viejos, como mucho funcionaban en modo CGA, aquellas cosas no se parecÃan mucho a lo que habÃa jugado antes (y no precisamente para mejor)
Por su lado, el Action service que me compré tenÃa un virus. Vamos, aquello era una primera toma de contacto cojonuda.
PodrÃamos decir que mi problema con los juegos de PC era que estaba utilizando juegos viejos. Que aquellos programas no aprovechaban las súper capacidades del PC, pero iba a ser que no. De manera “alegal†acabarÃa llegando hasta mà una copia del Alone in the dark. Aquel que las revistas proclamaban como el salvador del ocio lúdico de aquella generación. Del que decÃan que era la bomba, el acabose, el no-va-más. Vamos, todo lo que decÃan en su momento del Movies, Phabtom Club o la Abadia del crimen. Y no, aquello tampoco era para mÃ.
De nuevo, técnicamente aquello era impresionante (para alguien que lo miraba con los ojos de aquella época) Si que podÃa provocar un cierto desasosiego con su uso de la oscuridad. Pero gran parte de aquella “incomodidad†(al menos en mi caso) venÃa porque no habÃa cristo que pudiese manejar en condiciones al personaje. VeÃas acercarse a los bichos, pero eras incapaz de darte la vuelta para dispararles o huir. Para mejorarlo aún más, las cámaras estaban colocadas en los peores lugares posibles, y acababas quedándote detrás de una columna o un mueble en el que no eras capaz de saber hacia donde miraba el personaje.
Pero el ordenador duró poco en casa, y pronto lo llevarÃamos al trabajo. Ya habÃa un Mac, pero era un SE. HabÃa servido para hacer dibujitos y utilizar alguna base de datos, como Filemaker, pero se habÃa quedado un poco desfasado para lo que se suponÃa que era el futuro de la música: La musica por ordenador.
Estuvimos mirando el pillar algún Mac más moderno, pero (entonces aún más que ahora) el precio de aquellas máquinas era desorbitado para el uso que le Ãbamos a dar.
Asà que como mà misión estaba clara, me mandaron a Barcelona a hacer un cursillo rápido de MIDI e informática musical (en el que se utilizaba un Atari, asà que sólo me sirvió parcialmente)
Por suerte para mà (porque a mà me iba a tocar vender la “informática musicalâ€) en aquel año (el noventa y dos) se comenzarÃa a publicar la revista Future music.
Gracias a ella (y a algún que otro libro y al señor Alberto Senosiain) lograrÃa que palabros como MPU-401, MIDI, SMPTE, polifonÃa, multitÃmbrico o sistema exclusivo adquiriesen algo de significado.
Asà que, para aprovechar aquel conocimiento, en la próxima entrada de la biografÃa computeril nos pondremos técnicos, y os vais a tragar un poco de teorÃa del MIDI y demás zarandangas que entonces eran el futuro y que aún se continúan utilizando en la actualidad dentro del mundo de los sintetizadores (que, cada dÃa más, son ordenadores dedicados exclusivamente a la musica)
Avisados quedáis.
Eso ibaa comentar yo, que lo suyo era hacerse con un ST…
Ay, el Phantom Club, no era gran cosa, el pobre.
¡Blasfemo! ¡Alone in the Dark es una jodida obra maestra atemporal y acojonante!
Viru: ya habÃa tenido un ST, pero para entonces ya estaba bastante de capa caÃda y prácticamente se habÃa dejado de fabricar.
Ge: ya sabes no creo en más dioses que aquellos que yo creo.