Ya hemos llegado.
¿Que a donde?
¿Donde va a ser? A donde querÃa llegar, que tampoco es muy lejos, pero es un lugar tan bueno como cualquier otro para un pequeño salto.
A ver, dejar que me explique.
Como sabéis (o deberÃais saber) de manera simultánea a este blog estoy escribiendo otro en el que voy reescribiendo el trasfondo de mi proyecto eterno: Daegon.
Pues bien, he llegado a un punto al que querÃa llegar. No sé si alguno de los que os pasáis por aquà (o de los que me tenéis en caralibro) soléis daros una vuelta por allÃ, pero el resumen (muy resumido) de la historia de ese mundo ha llegado al final de la quinta edad.
Que tampoco es que sea el fin del mundo (que llegará dos mil y pocos años después de ese momento, unos pocos años más adelante del “presenteâ€) pero es un buen unto para empezar a hablar de los paÃses actuales (y su historia, obviamente) ya que muchos de ellos surgieron de ese momento.
Claro, aquà estamos mis disquisiciones chorras (o no) y yo asumiendo de nuevo el mando. Asà que me asalta la duda: ¿Hago eso que tenÃa planificado desde el principio, o continuo con la historia hasta el presente, y luego me centro en (detallo y puntualizo) la de los paÃses?
¿A que se debe mi duda?
Pues… a que no se si centrándome en las historias de los paÃses se perderá parte de la imagen de conjunto que (confÃo que) he presentado para el mundo.
Vale, sÃ, “sólo†es otro mundo de fantasÃa, con sus gentes, sus dioses y sus tortas, pero espero haber logrado trasmitir las señas de identidad que lo hacen “único†(al menos a mis ojos, pero también puede ser que su paternidad me haga un tanto miope)
Asà que aquà estamos de nuevo. Tengo hasta el jueves (que es cuando suelo empezar a escribir el blog beta de Daegon) para decidirme por el camino a tomar.
De todas formas, si hay alguien por ahà a quién le apetezca escribir algo al respecto, soy todo ojos.
Venga, no os cortéis.