Skyrealms of Joune IV (Presente jugable)

Vale, resumiendo:
Eelshon She-evidResulta que estamos perdidos en un mundo-que-no-hemos-creado. Asediados (bueno, con el paso del tiempo, igual un poco menos) y hemos tenido que renunciar a nuestra tecnología (o la de nuestros padres)
Cuando parece que la cosa remonta, y que vamos a tener algo que echarnos al buche, nos llega una plaga que nos deja para el arrastre.
¿Que hacemos? (no, no es una pregunta trampa)
Pues que vamos a hacer. Sobrevivir como mejor podemos.

Una vez dicho esto… como que tampoco queda mucho más por contar. Bueno, en realidad sí. Tres mil años dan para bastante, pero casi todo ya lo conocemos, o nos es familiar.
Historias de migraciones (tanto humanas, como de los hijos de Iscin) y construcción de nuevos emplazamientos en los que vivir. De la interminable sucesión de guerras (como no) y el leve y gradual redescubrimiento de la tecnología que abandonasen en su momento para salvar la vida. De alianzas y traiciones. Reinos y rebeliones. De forja, destrucción, reconstrucción y … ¿redestrucción? de ciudades.

Arrodillaos ante un corondonPero, por mucho tiempo que pase. Por mucho que se empeñe la humanidad, Jorune no es su hogar. Sus junglas tóxicas, sus arboles con sabia ácida y los cristales que nacen desde el mismo corazón del mundo se lo recuerdan a diario.
Si a esto sumamos la animadversión que les siguen mostrando los shantha. Que, aparte de la flora, la fauna de planeta tampoco es precisamente lo que se dice “amistosa”. Que para terminar de redondear el asunto, el resto de razas “invitadas” tampoco les tienen especial afecto, la cosa está ya muy clara: La cosa no va muy bien. No es bueno ser un humano en Jorune. Elegimos un mal día para cargarnos nuestro mundo.

De todas formas, no todas las noticias son malas. Vamos, que podríamos hacer algunas excepciones a la máxima que acabamos de enunciar. Las mutaciones que naciesen gracias a la alineación de las lunas no serían algo anecdótico, y se reproducirían hasta convertirse en elementos comunes.
Algunos, como los boccord y los muadra pueden pasar por humanos, pero no lo son. Son hijos de Jorune. Criaturas capaces de percibir y manipular el isho. Otros, como los salu o los acubon, también serían mutaciones de la humanidad pero su apariencia les ha llevado a crear sus propias sociedades alejadas de sus congéneres lejanos.
Sea como fuere, el ser “especiales” tampoco ha ayudado mucho a esta gente. Por lo que podemos deducir, de manera concluyente que, Jorune será un lugar muy interesante, pero lo es en la manera de la maldición china.

A todo esto. Que se me olvidaba comentároslo. Hace unos pocos años un nuevo “Warp flash” provocó un desastre en Ardoth. Una de las caminantes de planos se dio un paseo por la ciudad dejando un reguero de cadáveres.
Si esto puede ser considerado como algo “gordo”, el hecho de que apareciese por un portal (una de esas cosas que se suponía que no podían crearse en Ardoth) la cosa promete.

Hey, no me miréis así, tampoco he dicho que las noticias fueran buenas.

Una dama ardothiana y su guardaespaldas korastinMás, no preocuparse. Unos cuantos enemigos (ya sean, o no, de nuestra especia) nunca nos han detenido a la hora de expandirnos. Los retos siempre han sido lo nuestro.
Así que, ahí seguimos. A día de hoy Jorune es un mundo multi-étnico, multi-cultural y multi-media (con lunas de colorines, piedras de colorines y grandes efectos especiales)
Un mundo con razas de todo tipo. Con islas flotantes que vagan sin rumbo, y cruceros de lujo que surcan los cielos. Un lugar en el que las espadas más afiladas no son las forjadas de metal, sino las creadas a partir de las uñas de un corondon. Un planeta en el que los peligros más grandes se esconden en los lugares más insospechados.

En su portada pone: Dejad vuestro mundo atrás.
¿A que estáis esperando para hacerles caso?

septiembre 8, 2010 · Posted in Mundos improbables  
    

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