¿Qué es lo que veo?
Pues lo que trataré que veáis vosotros a partir de las escenas que pretendo describir. O lo que es lo mismo: El “trailer†de próximos relatos. A ver si “sacándome†estas imágenes de la cabeza, logro dejar espacio para que las imágenes definidas del “antes y después†cristalicen y se conviertan en letras.
No voy a decir a que relato pertenece cada “escena†(aunque los que son de Daegon supongo que resultaran obvios). Tampoco es que sean textos definitivos (ya he dicho que son trailers, todavÃa faltan por añadirles parte de los efectos especiales, decidir el montaje, y asignas las voces para el doblaje final), pero bueno, me servirá para ir ejercitarme un poco mas en esto de la escritura, y tendré algo “sólido†sobre lo que trabajar mas adelante.
Cuando lleguen los relatos “finales†también podéis tratar de ver en cual encaja cada “escena†(aunque por los personajes que salen, eso será fácil. Otra cosa será el adivinar en que momento) lo que se ha cambiado y lo que se ha quedado tal cual.
Empezamos
– Pero, ¿Quién te crees que eres? – gritó iracundo Marcus – No eres mas que un tullido con Ãnfulas. Te las das de superior a todos, pero no aún no has probado nada. Eres mas digno de lastima que de cualquier otra cosa.
-Yo no creo nada, pequeño-niño-estúpido – replicó Arcanus con su ojo rojo iluminando entre sombras lo poco que quedaba de humano en su rostro – Yo SE – su rasgos se deformaban hasta adoptar un rictus terrorÃfico – Yo SE lo que tú no sabes sobre ti mismo. Yo SE lo que se nos avecina. Yo SE lo que es correcto. Las creencias y las dudas solo sirven a aquellos que no son capaces de ver la verdad. Escucha mis palabras, y aprenderás. Ignóralas, y condenaras a este mundo con tu ignorancia y estupidez.
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– ¡SHAEDON! – los restos de Niam y Ashali se negaban a desaparecer de su ojo interno. No recordaba haber desenterrado los cuerpos. No recordaba haber abandonado las tierras mortuorias – ¡SHAEDON! – gritó de nuevo.
Con lentitud recogió del suelo su lanza, y se incorporó. De sus ojos habÃa desaparecido todo rasgo de cordura. Todos eran culpables. Ninguno habÃa sido capaz de proteger a su familia cuando el habÃa partido. El pueblo al que habÃa entregado su vida, le habÃa fallado.
Una vez en la ciudad, el combate continuaba, pero solo veÃa enemigos. Acabó con las vidas de todo aquel que se cruzó en su camino. Ya hubieran sido amigos, simples campesino, o primeros hombres con quienes habÃa luchado codo con codo en el pasado, todos cayeron ante su lanza.
Entonces miró al cielo. Sus ojos no contemplaban las alas del enemigo que cubrÃan el manto de estrellas. Solo eran capaces de ver la inmensa figura de Shaedon.
Asió su lanza, mientras sus músculos se tensaban mas allá de su capacidad, y arrojó su lanza hacia su enemigo. Veloz, la poderosa Dairghul surcó el negro firmamento, hasta impactar en su objetivo. Tal era el impulso que le habÃa sido otorgado, que una vez incrustada, arrastró a Shaedon mas allá del las nubes grises y rojas. Mas allá de Daegon. Hasta que ambos fueron a estrellarse en la blanca faz de Sutela.
Desafiando a todas las leyes universales, sus piernas se tensaron, y saltó. Veloz como momento antes habÃa sido su arma, atravesó las filas de los kurbun, En aquel momento ya no era un hombre, ya no era Keenrth. Se habÃa convertido en aquello contra lo que luchaba. En lo que le habÃa arrebatado a su familia. En una fuerza imparable de destrucción.
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– Prueba esta nave – dijo en la soledad de la cabina – Es un prototipo muy avanzado, lo ultimo en tecnologÃa de salto – continuó con tono burlón, mientras su rostro gesticulaba para acompañar a las palabras – Esto me pasa por fiarme de ingenieros militares.
– Vale, admÃtelo Jane, estas jodida. Este maldito trasto te ha traÃdo hasta el culo del universo, en lugar de las coordenadas marcadas. No te puedes fiar de estos puñeteros instrumentos, y en la nave base no tendrán ni idea de donde has acabado. No, si ya lo estoy viendo. Cuando encuentren mi cuerpo putrefacto en esta cosa, me echaran la culpa. Como si los oyese “no tenÃamos que haberle dado esta nave a una mujerâ€.
Pues esos cabrones se van a joder. Aún no se como, pero voy a salir de aquÃ. Y cuando pille a Svenson y los suyos, les voy a arrancar los huevos.
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Lo habÃa logrado. Aquella tierra era suya. Aquel poder le pertenecÃa y todos los que podrÃan haberse interpuesto en su camino, yacÃan muertos a sus pies. Arrancó el yelmo de cadáver del difunto heraldo, y lo colocó en su cabeza.
ParecÃa mas grande en el cuerpo de su antiguo portador, aunque en aquel momento miraba el mundo con ojos nuevos. Contempló sus manos, y estas ya no se encontraban enguantadas con aquellos pedazos de cuero desgastado. Unos guanteletes metálicos habÃan ocupado su lugar. La sala parecÃa haber empequeñecido, asà como los cuerpos esparcidos por el suelo.
Entonces se fijo en la figura de Dana. Sus ropas se encontraban calcinadas por el poder que la habÃa consumido, su hermoso rostro estaba también manchado, pero aun muerta conservaba la belleza y serenidad que habÃa poseÃdo en vida.
– De haber llegado un poco antes – se dijo a si mismo – Quizás ella me habrÃa amado ahora que soy poderoso – se mintió.
Miró de nuevo su mano acorazada, y vio en ella el flujo de divinidad que ahora recorrÃa todo su cuerpo.
Retrocedió hasta sentarse en el trono, y entonces acompañando a la palabra con un gesto de su mano, habló.
– Alzate
El cuerpo de Dana, obedeciendo su orden se irguió, moviéndose hasta situarse frente a él. Pero aquellos no eran los ojos que habÃa deseado. No habÃa vida tras de ellos, incluso su rostro momentos antes hermoso, parecÃa burlarse de él con una mueca de desprecio.
Con un nuevo gesto, redujo a aquella parodia de ser vivo a cenizas. En aquel momento no se sentÃa poderoso, no sentÃa orgulloso por la hazaña lograda.
Se sentÃa mas solo e insignificante que nunca.
– Tu eres mi avatar – le dijo una voz en su cabeza – eres el heraldo del caos.
Interesante 🙂 8/10
PermÃteme una cita:
C.S. Lewis: De este y otros mundos. Ensayos sobre literatura fantástica. Alba Editorial; Barcelona, marzo de 2004. Colección trayectos. ISBN: 84-8428-211-2
Me ha parecido interesante, y he creÃdo que viniendo del autor de Las Crónicas de Narnia, valÃa la pena que conocieras alguien con una percepción de la escritura similar a la tuya 8al menos en este aspecto.